El pasado lunes 21 de enero, mientras en nuestra República Dominicana conmemorábamos el día de Nuestra Señora de la Altagracia en Estados Unidos se celebraba la toma de posesión para el segundo mandato del presidente Barack Obama; envuelto en la excelente retórica a la que nos tiene acostumbrado parió un discurso progresista anunciando trabajar por la igualdad de oportunidades, eliminar la discriminación social y reducir ventajas legales que favorezcan a un grupo en perjuicio de la mayoría.
A diferencia de su primer discurso en las escalinatas del Capitolio en 2009, donde el recién elegido presidente se enfocaba en el tema económico como matriz de su discurso, en esta ocasión el control en el uso de armas tomo principalía, producto de la masacre en una escuela de Connecticut donde veinte menores y seis adultos perdieron la vida, siendo catalogado como el evento más fuerte para la psique de los americanos desde el 11 de septiembre según el presidente Obama.
A nivel doméstico, el discurso fue enfocado en crear un país de mayores oportunidades, donde no se tenga en cuenta el color de piel, religión, ascendencia o preferencia sexual, a la hora de tener la oportunidad de alcanzar la anhelada independencia financiera, que solo la puede otorgar un puesto laboral. Otro de los temas base son los inmigrantes, donde anunció que “EEUU tiene que encontrar la forma de dar la bienvenida a los inmigrantes que aún ven Estados Unidos como una tierra de oportunidades”. Y no es para menos, recordemos que el triunfo de Obama se debió en gran medida al apoyo de los afroamericanos e inmigrantes, sección que los Republicanos deben de poner atención si desean ser opción de gobierno en cuatro años.
A nivel internacional, el reelecto presidente Obama apuesta a buscar la paz, bajando la incidencia de EEUU sobre asuntos internos de otras naciones. Nuevamente en contraposición con las medidas del otrora presidente republicano George W. Bush, quien pasó a la historia como el presidente de la guerra, por su absurda invasión a Afganistán e Irak.
Pero no creamos que Obama tendrá el periodo de gracia de cien días como ocurrió hace cuatro años. Su primera tarea inmediata es evadir la suspensión de pagos donde la cámara de representantes mayormente republicana, ha propuesto una votación para subir el techo legal de la deuda por un periodo de tres meses, dándole a la economía un balón de oxigeno. Otro de los temas prioritarios es el hoyo fiscal, actualmente la deuda supera los 16.4 billones de euros, fundamentados en las guerras de las últimas décadas, las secuelas de la recesión y los más de diez mil jubilados diarios. De igual modo el desempleo, el cual se sitúa en 7.8% un nivel alto para la economía norteamericana.
Pero Barack Obama ya pasó a la historia: fue el primer presidente afroamericano, realizó una reforma financiera coartándole el libre albedrío al todo poderoso sector financiero, que por demás, fue el causante de la mayor crisis económica desde el 1929 y realizó una reforma sanitaria que dará acceso a más de 45 millones de norteamericanos que estaban fuera del sistema.