“Si os hablan de diálogo, apartaos enseguida. Id a pescar lubina en el paredón de la Foz, o a enseñar a un sobrino a montar en bicicleta”

Agustina Bessa-Luís

1.

“Polonia le ha pedido al nuevo Gobierno de Alemania que esté preparado para asumir responsabilidades por la Segunda Guerra Mundial e iniciar negociaciones con vistas a compensaciones por la ocupación del país.”

Los diálogos son difíciles y el pasado es interminable; un efecto nunca se cansa, no hay punto final para aquello que cae de un acontecimiento. Todo lo que vemos es efecto de un primer acontecimiento con nombre Físico y no histórico, el Big-bang –y la metáfora es rápida e inmediata; cada hecho inaugura caminos interminables; una ingeniería de posibilidades; salen caminos, al menos en 360 direcciones, de un único hecho; como si cada hecho, cada acontecimiento, fuera el centro de una explosión en circunferencia.

Un acontecimiento no existe, pues, en línea recta como las cosas obedientes, sino que existe en forma de circunferencia. Un acontecimiento tiene efectos que van hacia adelante mientras otros fragmentos van hacia atrás como un loco al que un día vi en el Rossio. Como todas las otras, incluso aquellas de muchos siglos: la invasión de Polonia todavía no ha terminado.

2.

“Puede que venga una segunda pandemia aún más grave que esta, dicen las noticias.”

El miedo como sustancia –y si sí, si es sustancia concreta que se puede detectar por análisis finos a la sangre y al oxígeno, análisis a la rapidez con la que uno y otro –sangre y oxígeno –se deslizan o permanecen pasmados o en temblores en el interior del cuerpo –si es una sustancia concreta, y esperamos las investigaciones al respecto, entonces el miedo puede producirse interna o externamente; y el hecho de que se produzca retira una sustancia o un objeto de la esfera de lo que no se comprende; no es una aparición o un milagro –el miedo es cosa que se puede analizar en el tiempo (las causas y los efectos del miedo, antes, durante y después) y se puede medir con una vulgar mesa: largo, ancho y altura del miedo.

¿Es mayor o menor, pasó rápido o se mantuvo varios días?

Se pregunta sobre el miedo que un sujeto ha sentido como quien pregunta por la narrativa de fiebre del enfermo: ¿en los últimos días ha bajado, subido o se ha mantenido estable? No hay instrumento que mida el miedo con la puntería del termómetro, pero el mundo de los inventos está a medias: muy lejos, pues, del inicio, muy lejos del final. Aparecerá, así, dicho instrumento. ¿A cuánto está hoy tu miedo?

3.

“La economia está al borde de un colapso”, dicen las noticias.

Puede, entonces, venir desde fuera, el miedo –tu miedo, diario, matinal o nocturno –puede producirse aquí al lado o al otro lado del mundo, en una fábrica fake o verdadera, pero que exporta, de modo sencillo y a pocos dólares, su producto.

Puede, entonces, venir desde fuera, el miedo, como un viajero cualquiera que llama a la puerta o pasa por debajo, por las rendijas, o que la derrumba con vanidoso estruendo. Y todo lo que viene del exterior y se recibe con benevolencia o distracción acaba alojándose en el interior más interior de la bilogía de cualquier bicho, incluso del humano-bicho.

Fábricas que producen miedo en diferentes formas: miedo en estado sólido, miedo en estado líquido, miedo en estado gaseoso; miedo de lo que viene por detrás, miedo de lo que viene por delante. Las noticias que asustan son producción –podremos devanear –de miedo en estado gaseoso, cuando se escuchan; y de miedo en estado sólido, cuando leídas en un material concreto, periódico o pantalla.

Y así, de forma clara, y en resumen: si el miedo es sustancia, entonces es algo que puede ser hecho, producido como se producen hoy muchas sustancias biológicas de este pobre organismo nuestro del siglo XXI, más hermano de las materias producidas en laboratorios que de su vecino.

La fraternidad de la revolución francesa ha fallado como quien al primer paso se cae en la primera escotilla, dice Jonathan a mi lado.

4.

Dame un verso amigo mío, pide Jonathan; te doy Agustina, contesto: “Las personas (…) se van a dedicar a la enfermedad como no se dedican al amigo y a los parientes.”

Originalmente publicado no Jornal Expresso

Traducción de Leonor López de Carrión