El país continúa experimentando una masificación del fútbol en cuanto a fanáticos, lugares donde practicarlo y torneos. Diversas empresas realizan torneos y competiciones para niños y jóvenes a nivel nacional. Esto es algo que promociona el deporte y que ayuda poco a poco al desarrollo del mismo.
Las canchas sintéticas siguen quitándole el puesto a los campos naturales en el mundo, y también comienza a verse este fenómeno en el país. Distintos proyectos de tres o cuatro canchas como Soccer Town, La Media Cancha y City FC son un ejemplo de ello. Pero también está la FCBescola, que en lugar de optar por un campo natural también construyó sus canchas de grama artificial y última generación.
¿Es más económica una cancha de césped natural? Claro que lo es. Pero en un país donde llueve y sale un sol que raja piedras, la atención a este tipo de césped y el mantenimiento debe ser constante. Nuestro gobierno pretende –en busca de ahorro y con la justificación de escasos recursos-, mantener los campos naturales. Sin embargo, no son capaces de construirlos con la grama específica que se necesita, ni de mantenerlos. Así como lo expusimos en nuestro trabajo, publicado aquí en www.acento.com.do hace un tiempo, es muy fácil de comprobar la situación de los campos y estadios.
La Federación Dominicana de Fútbol y el Ministerio de Deportes deben reestructurar los planes de construcción y mantenimiento de los estadios. Y deben cambiarlos. Sería ideal que nuestro país contara con al menos un estadio de grama natural bien cuidada, en donde sólo se realicen partidos oficiales y amistosos que promuevan el fútbol y ayuden a nuestra selección a crecer. Pero también impera la construcción de canchas artificiales para que los equipos que participan en la Liga Mayor tengan mejor desenvolvimiento y crezca futbolísticamente. Nadie va a ir a un estadio con el campo lleno de polvo a ver un fútbol de pelotazos largos.
Otra solución a nuestros campos podría ser arrendarles o venderles los terrenos a esos equipos de la Liga Mayor en un plan de muchos años y dejarles la responsabilidad de mantener su cuidado. El salto del fútbol amateur al profesional es difícil, pareciera utópico en nuestro país. Pero si queremos explotar este deporte, hacerlo crecer –no sólo masificarlo- y exportar talentos, es algo ya ultra necesario.
El fútbol a nivel mundial genera sumas de dinero importantísimas, pero también promueve muchos valores carentes en nuestra sociedad. Quienes están a cargo de guiar el destino del deporte deben seriamente poner atención a estos puntos básicos. Y el Estado debe empezar a forjar alianzas fuertes con empresas multinacionales y el sector empresarial, no para sacar provechos personales sino para que todo el mundo gane. Los que se nieguen a este cambio, que es imposible detener, deben ser removidos y puestos a un lado. La negatividad, negligencia y autoritarismo no funciona en el fútbol, los consensos por el otro lado si.
Esperemos que esta reflexión despierte algunas mentes, espabile otras, pero sobre todo una los corazones de aquellos que aman el deporte y quieren verlo crecer en nuestro país.