"Si la humanidad no cambia sus objetivos, se va a suicidar"
Enrique Dussel
A nivel planetario se han iniciado interesantes debates acerca de la manera en que estará esbozado el mundo post crisis sanitaria. Ese debate, entre otras razones, debiera convertir en cumplible el deseo de que los candidatos empiecen a dar pistas acerca de lo que opinan sobre estos temas. La cuarentena es un esfuerzo duro para todos y todas y no merece ser festinada con una discusión tan peregrina como la de si se trata de un hospital o de una carpa. O de por qué habiendo tantos hoteles desocupados se prefieren carpas. O por qué se sigue intentando ocultar que un candidato es siempre un candidato, aunque la campaña se intente con recursos de los ayuntamientos.
Sobre el marco en que se deberán dar las nuevas soluciones y en que comenzará a apuntarse una humanidad nueva está una paradoja única: el virus no tiene ideología, pero las soluciones serán ideológicas. La gravedad de la crisis sanitaria dejará en el olvido a Fukuyama, mientras Benedetti desde el más allá nos recuerda que advirtió que lo que ocurriría sería el inicio del Tomo II.
Por su reconocida identificación con la ideología neoliberal Boris Johnson y Emmanuel Macron ya sorprendieron al mundo celebrando algo tan lejos de sus preocupaciones como los sistemas de salud pública. Y como se ha venido señalando, muchas de las medidas que están tomando los gobiernos difícilmente pueden asociarse al neoliberalismo. El gobierno de Sebastián Piñera en Chile anuncia sin sonrojo estatista que administra todas las camas disponibles en los centros de salud, incluidos los centros privados. Pero como todo apesta a priorizar la economía por sobre la salud ya empezamos a observar apresuramientos para levantar las restricciones en algunos países. A nivel mundial, por otro lado, solo Cuba, China y Rusia han podido entregar asistencia humanitaria a otros países con motivo de la emergencia.
Sin duda uno de los hechos políticos más pedagógicos antes de la crisis fue la designación de las candidatas vice presidenciales. Los tres partidos involucrados actuaron con una transparencia de esas que siempre reclama la “sociedad civil”. El PLD no tenía mejor carta en su esfuerzo de continuidad. La Fuerza del Pueblo se delató dejándole espacio al intento último del balaguerismo buscando donde todavía cree que hay. El PRM demostró lo acertado de la afirmación de que como partido es la continuidad del PRD y no perdió tiempo en lucirse ante la necesidad de seducir a los poderes fácticos. Con su decisión, además, nos puso al borde de la duda de si acaso es un partido o una asociación de intereses con el único objetivo de que un sector del empresariado se haga del gobierno. Todo apoyado en la ideología neoliberal que identifica a quienes se han ido incorporando en sus equipos de trabajo.
Lo que se nos avecina será muy interesante y merece ser abordado en esta semana de abril, aniversario de la llegada del neoliberalismo -y de su rechazo- a República Dominicana.
Laura Faxas, en su obra El mito roto se refiere a la revuelta del 23, 24 y 25 de abril de 1984 como “el acontecimiento simbólico que señala la ruptura de los lazos entre el PRD y los sectores sociales populares e intermedios cuyos intereses representaba el partido”. Esa revuelta, -que muchos denominan “poblada”– se produjo en respuesta a la aplicación de las medidas de shock acordadas con el FMI durante la Semana Santa de ese año, que fue reprimida a un costo indeterminado de muertos cuyos responsables políticos siguen impunes a 36 años de los hechos. Los autores de esas medidas y de la represión criminal con que fueron atacados los protestantes opinan todavía hoy con la autoridad que les brinda la impunidad política, social y penal. Son suficientes los antecedentes de estos procesos para observarlos como continuidad y vale recordar al profesor de la Universidad Nacional de Panamá Marco A. Gandásegui hijo, que escribió en 2017: “En la actualidad, los neoliberales se han apoderado de todos los partidos políticos tradicionales (del ‘establishment’). No han creado partidos propios.” Aquí los neoliberales no solo se han apoderado de los partidos tradicionales, también han impedido el desarrollo de otras alternativas políticas mediante la aprobación de las leyes de partidos y de régimen electoral convenientemente apoyadas por los cívicos que como siempre, están.
Con motivo del lanzamiento de El mito roto declaraba Laura Faxas el 23 de mayo de 2008: “El PRD expresaba y sintetizaba una serie de aspiraciones populares, pero esa revuelta y la respuesta oficial marcan una ruptura del PRD con su base social tradicional. Ese proceso había comenzado antes. Hablo de unas primeras huelgas que hubo cuando gobernaba Antonio Guzmán, de la huelga de los telefónicos y la destrucción del sindicato, que era uno de los más importantes.”
Las medidas neoliberales propuestas desde el Banco Central en 1984 provocaron la “poblada” (así como la salida del ejército a reprimir con el aval político de Francisco Peña Gómez) constituyen un antecedente imposible de ignorar en el avance del neoliberalismo en República Dominicana. El mismo neoliberalismo que hoy asoma como un peligro por el tipo de medidas que será imprescindible tomar en la post crisis. Esas medidas cuestionarán muchas de las ideas casi religiosas de los economistas que intentan pasar por técnicos para vender una idea de sociedad individualista y cruel que es la que se muere y sin que puedan detener la agonía sus decisiones presuntamente incontaminadas de política.
Vale recordar esta efeméride tal como los chilenos recordamos el 11 de septiembre o los argentinos a Carlos Menem quien en uno de sus besamanos en Washington saludaba a Bush como “Querido presidente” y un tiempo después un periódico argentino titulaba “A precio de fierro viejo” para referirse al traspaso de bienes públicos a manos privadas.
Nada ni nadie podrá evitar nuevas formas de vida comunitaria, de relación entre lo público y lo privado. Será inevitable también replantearnos el ámbito de lo estatal y su obligación de asegurar derechos. En ese avance cobra toda su validez lo planteado por Marcos Villamán hace unas semanas en una entrevista televisada: “Mi pregunta es cómo poder conseguir dentro de este marco ideológico posible hoy una posición que sin ser de ruptura con lo que existe [reclame] las reivindicaciones históricas de la población dominicana”