A pesar de las incertidumbres generadas durante los períodos pre y electorales, de manera particular por las próximas elecciones de 2020, la República Dominicana posee indicadores que muestran una buena salud sistémica en el orden económico y social. La inversión directa extranjera se ha aumentado en aproximadamente un 11% con relación al periodo anterior; también se prevé un crecimiento anual entre el 5 al 6% y la variación de la tasa de cambio se ha mantenido prácticamente en el nivel más bajo cuando por lo general tiende a moverse entre un 3 y un 4%, a pesar de algunas coyunturas adversas.
Sigue moviendo a preocupación a algunos sectores el punto óptimo de endeudamiento público. No podemos huirle a este debate. En efecto, de cada 100 pesos que recauda el gobierno en impuestos, 40 se van al pago o servicio de la deuda pública. Es evidente que no podemos seguir pagando un costo financiero de la deuda en intereses tan altos, y más en relación con las tasas tan bajas de países similares al nuestro en cuanto a la escala de su economía y el desarrollo social alcanzado.
Sabemos que, a pesar de las colocaciones de bonos soberanos que se han venido realizando desde la pasada década, muchas debilidades institucionales que mostramos al mundo afectan nuestra credibilidad para fines de renegociaciones en cuanto a la deuda.
Debemos tomar en cuenta que estamos en un proceso preelectoral casi con los mismos líderes de siempre en la contienda por la presidencia y en la mayoría de los municipios y el congreso, aunque veo algunas posibilidades de cambio. Lo que esperamos es que cada candidato con sus propuestas marque el camino para el desarrollo nacional y al mismo tiempo se salga del guión asumiendo posiciones que, aunque fuertes para los oídos de un grupo, deben ser promovidas porque benefician al país.
Los nuevos gobernantes, legisladores, alcaldes, directores distritales y regidores deben reunir condiciones de experiencia, capacidad y un liderazgo basado en valores, integridad y eficiencia en la gestión. El que esto sea posible es solo la obra de los electores. Así y solo así podremos lograr el cambio anhelado.