Hemos visto con cierto asombro la publicación de la presentación al Congreso Nacional del Proyecto de Presupuesto para el próximo año 2018, el cual alcanza la suma de RD$814,821 millones, lo que equivale a un aumento de RD$103,422 millones con relación al presupuesto del presente año, cuyo monto es de RD$711,399 millones, es decir, representa un incremento de un 14.54%.

Dentro de este Presupuesto se contempla la suma de RD$811,874 millones como ingresos totales, por lo que tenemos de entrada un déficit equivalente al 2.2% del PIB, o sea, la suma de unos US$2,947 millones, que serán financiados con endeudamiento interno, es decir deuda con suplidores locales por el orden de los US$1,447 millones ( RD$70,000 millones ), más emisión de Bonos Soberanos por US$1,500 millones. De este total presupuestado la suma de RD$689,886 millones será gastos, equivalentes al 84.67%  del total del Presupuesto, de los cuales RD$583,551 millones, es decir un 84.59% serán destinados a gastos corrientes y RD$106,334 millones para gastos de capital, equivalentes al 15.42%, por lo que la suma de RD$124,935 millones serán para el pago de intereses y amortización de deudas, y esto equivale al 15.34% del Presupuesto total.

Es muy obvio que el aumento de los gastos corrientes con relación al año 2017 será financiado con nuevos préstamos. Por lo tanto me propongo a sugerir un cambio significativo en la ejecución de este nuevo Presupuesto, modificando nuestra cultura de meter en solo saco todos los ingresos y distribuirlos discrecionalmente. Propongo primero, no aumentar el gasto corriente para que no se convierta en un presupuesto atractivo al clientelismo, sino que el aumento se disponga para nuevas inversiones de capital productivas, y lo más importante, que los ahorros e ingresos que se obtengan de estos proyectos sean destinados para el repago de estos nuevos financiamientos. Visto de una manera general, con la implementación de este concepto no se vería afectada nuestra capacidad de pago, ni entraríamos en moratoria, ya que los ingresos estarían asegurados y destinados para estos fines. Como ejemplo podemos poner las plantas eléctricas de Punta Catalina, del que se dice producirán ahorros y/o beneficios por unos US$400 millones al año, suma que podría destinarse, aunque sea una parte, al pago de la deuda que este mismo proyecto generó. Y en segundo lugar, establecer controles administrativos y  financieros más estrictos para disminuir los gastos corrientes, a fin de obtener ahorros significativos sobre las partidas presupuestadas que nos ayuden al pago de los suplidores locales.

Este presupuesto, tal y como está elaborado y su ejecución, podría ser altamente inflacionario y perjudicial para el país, ya que su incremento se sostiene básicamente en nuevos préstamos y estimados de mayores ingresos por Aduanas y DGII, no sobre la base real de recaudaciones actuales, son estimados. No contempla ahorros ni la utilización de los beneficios de los proyectos en proceso de construcción o los nuevos que se realicen para el pago de la deuda. Por el contrario, lo que se contempla es un aumento de la tasa de cambio de aproximadamente un 7% y una inflación de un 5%, pero es bien conocido que los aumentos en la tasa de cambio se traducen en aumentos de precios de los artículos de consumo, por lo tanto se traducen en aumento de la inflación. Y más que el presupuesto no contempla aumentos salariales, por lo que los ciudadanos que dependen de ingresos fijos, los empleados, se verán muy afectados.

En adición a nuestro planteamiento de realizar mayores inversiones de capital, en proyectos productivos, que generen ingresos y/o ahorros que sirvan para el pago de los préstamos, sugerimos que se aumente la inversión en turismo que aporta alrededor de un 8% del PIB, y más que inversión, sugerimos que se permita el uso regulado de las áreas protegidas para un desarrollo sostenible y ampliar nuestra oferta turística. Con esta apertura este sector incrementaría su participación en el PIB con poca inversión de parte del Estado, tendríamos ingresos por las nuevas inversiones, e ingresos por los impuestos que generen estas inversiones, además de los nuevos puestos de trabajo y negocios que se generen. Sería un negocio redondo. Igualmente, se podría concesionar la construcción de otras plantas eléctricas ( la tecnología habría que analizarla ) que inmediatamente generarían ahorros, beneficios e incremento de puestos de trabajo. En fin, proyectos productivos que generen recursos de manera inmediata y cuantificables.