Es un hecho el que André Rivière llegó a nuestra isla para participar en acciones que buscaban derrocar al dictador haitiano François Duvalier, Papa Doc. Pero los detalles de esas acciones eran escasos. Afortunadamente, mientras recopilaba información para mi documental “André Rivière: La Redención de un Guerrero”, el cual doy a conocer en exclusividad vía ACENTO, encontré un testimonio de primer orden, que amerita ser compartido.
El testimonio es el del intelectual haitiano Gérard Bissainthe, profesor emérito de la City University of New York, exministro de Cultura de Haití y presidente del Foro Francófono Internacional. Bissainthe fue uno de los fundadores del movimiento "Joven Haití", que buscaba derrocar a Duvalier padre. En el seno del movimiento había divergencias en cuanto a los métodos. Un grupo propugnaba por la guerra de guerrillas, y otro por un ataque frontal a Puerto Príncipe. Rivière y Bissainthe eran partidarios de este último. A pesar de que Bissainthe trató de disuadir a los primeros de lanzar una guerrilla, no lo logró. Trece jóvenes fueron aniquilados en el intento. Su inmolación hace pensar en Manolo Tavárez Justo y Francisco Alberto Caamaño.
Bissainthe concede que, al principio, Rivière fue uno de esos aventureros que sobrevivieron a las desgracias francesas en Indochina, pero agrega que Rivière tenía corazón. Citándolo textualmente, Bissainthe afirma que Rivière, quizás traumatizado por los horrores de la Guerra de Indochina, estaba obsesionado con la idea de “hacer algo limpio”. Curiosamente, Rivière califica la Revolución de Abril con las mismas palabras (Véase el reportaje “La agonía de una revolución”). El intelectual haitiano afirma que Rivière pudo haber regresado a París y, con la ayuda de su acaudalada familia, reconstruir su vida. Pero no lo hizo: Rivière era un idealista. Su desinterés por una vida acomodada recuerda al Che Guevara.
Queda por determinar si Rivière pisó suelo haitiano. Los entrenamientos se hicieron del otro lado de la frontera. Estando en República Dominicana, presenció todos los operativos para desestabilizar el gobierno del presidente Juan Bosch. Bissainthe testimonia un hecho que entiendo es desconocido: tanto él como Rivière conocían bien a Bosch, por haber pasado mucho tiempo con él.
Se ha dicho que Rivière actuó en nuestro país como un mercenario. No hay prueba alguna de ello. Al contrario, el exministro haitiano afirma que Rivière ofreció sus servicios al coronel Caamaño a pesar de que estaba completamente convencido de que los constitucionalistas no tenían ninguna posibilidad de vencer al ejército estadounidense. Fue ese desinterés el que lo convirtió en un héroe de la Revolución de Abril.
Bissainthe comparte una anécdota conmovedora. Cuenta que, una vez, Rivière le dijo: "Si muero, ve a ver a mis padres en París y diles que no soy un mal tipo". El haitiano se enteró de su muerte en 1965 en París. Inmediatamente cumplió con su promesa, visitando a la familia Rivière, que vivía en el Decimoséptimo Distrito de la capital francesa. Distrito que era, y sigue siendo, uno de los más ricos de París.
Pretendo que este testimonio me permita establecer contactos con los miembros sobrevivientes de la familia de André Rivière, tal como he hecho con el hijo de Ilio Capozzi, a fin de manifestarle la gratitud de los dominicanos hacia su deudo y recopilar información para compartirla con los lectores de ACENTO.