La semana pasada se conmemoró un nuevo aniversario del Banco Popular, una de las más sólidas y confiables instituciones del país, y el fruto de un gran visionario, don Alejandro E. Grullón, su fundador. El banco nació en una etapa crítica de la vida política dominicana y su crecimiento ha sido el producto de la firme creencia de la generación que lo creó  en la fortaleza  del país y de su enorme capacidad para sortear dificultades y avanzar hacia el futuro. Lo es también de aquella que heredó las riendas sosteniendo el espíritu que inspiró su fundación manteniendo firme su liderazgo en el sistema bancario dominicano.

En momentos muy difíciles, el Banco Popular ha sido una columna firme de la estabilidad financiera de la nación. La confianza edificada en décadas de prudencia e impecable manejo de los ahorros de sus clientes, socios y relacionados, sirvió de apoyo a los esfuerzos para evitar el descalabro del sistema financiero, cuando la inexperiencia y la ambición se aunaron para pescar en río revuelto y sacar provecho de la debilidad de los controles en la banca. Fue esa confianza en el Popular y en la de otras instituciones del sistema, como el Reservas y el BHD, lo que nos salvó del colapso.

La respetabilidad de la institución y sus estrictas normas de seguridad y protección de sus ahorrantes, le han permitido al Popular escalar prestigiosas posiciones a nivel nacional e internacional y el uso de tecnología de última generación lo coloca en la vanguardia del sistema. En este nuevo aniversario del banco, su mejor carta de presentación es, sin duda el servicio que le ha prestado por cinco décadas y media al pueblo dominicano y con ello al sistema financiero. El Popular es el fruto de la visión de su fundador como lo es también del respeto a una tradición  de servicio que la generación que le siguió ha garantizado como  custodia de uno de los mayores activos intangibles de la República.