Va creciendo la percepción de que si no se han instalado nuevas plantas eléctricas en el país se debe a que lo impiden poderosas empresas privadas que mantienen jugosos contratos en el negocio eléctrico.
¿Sera eso cierto?
Según la Superintendencia de Electricidad, la demanda máxima de potencia estimada del sistema en estos momentos ronda los 2 325 megavatios (MW).
De esa cantidad, unos 910 MW son abastecidos mediante contratos de largo plazo (Acuerdo de Madrid) con vigencia hasta el 2016.
Es decir, que fuera de esos contratos quedan unos 1415 MW (61 % de la demanda máxima estimada) prácticamente libres para ser suplidos con nuevas plantas capaces de producir a bajo costo.
Actualmente ese 61% lo suplen plantas ineficientes, basadas en combustibles caros y que, además, tienen contratos de cortísima duración y algunas simplemente no tienen ningún contrato, sino que venden su energía en el mercado spot.
Nada le impide al Gobierno aprovechar esa demanda disponible para instalar las nuevas plantas a carbón o a gas natural.
Además, la Ley General de Electricidad consigna que cada empresa distribuidora puede producir con planta propia hasta un 15% de su demanda de potencia (MW), y como las tres distribuidoras existentes son del Estado y sus demandas suman cerca de 1800 MW, entonces el gobierno puede, amparado en la ley, instalar el 45% de esa cantidad, es decir, 810 MW.
Por otro lado, si los contratos vigentes vencen en el 2016 – fecha para la cual con toda seguridad ninguna de las plantas anunciadas por el Gobierno estaría instalada y en plena operación-, entonces, para esa fecha toda la demanda del sistema, mas de 2325 MW, quedara libre para ser abastecida por nuevas plantas.
Como se ve, el Gobierno o inversionistas privados han tenido desde hace tiempo toda la libertad y el espacio para invertir en nuevas plantas eléctricas sin contravenir la ley sin necesidad de recibir la aprobación o aceptación de ningún grupo de las empresas generadoras ya instaladas; fue basados en esas razones que Radhames Segura y Celso Marranzini hicieron licitaciones para contratar nueva generación durante sus respectivos mandatos.
¿Por qué fracasaron?
Hay varias causas que podrían explicar esa peligrosa parálisis de inversión en el sector eléctrico y en todas aparece el propio Gobierno.
La verdad es que los funcionarios no han dicho toda la verdad sobre esa peligrosa crisis, y hábilmente han tirado una cortina de humo mediática para culpar a otros de fracasos propios.