Para vencer los muy preocupantes grados de atraso social que estancan el desarrollo del país, como lo ha venido planteando el Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD) en sus propuestas, una de las principales tareas a asumir por los diversos sectores sociales, especialmente por las entidades políticas, empresariales y productivas, es motorizar fórmulas eficaces que conduzcan ciertamente a consolidar el derecho al trabajo, para así eliminar las barreras que actualmente obstaculizan a miles de jóvenes y adultos, acceder al mercado laboral y al bienestar social equitativo.
Se trata de un rumbo muy saludable y beneficioso, contemplado en las estrategias globales elaboradas por el organismo de desarrollo, cuyo acogimiento se impone, por ser un factor vital para impulsar el progreso social y para el encauzamiento correcto de nuestra sociedad y nuestro Estado, además, para erradicar la frustración que se les causa a los que tras grandes esfuerzos y sacrificios, alcanzan altas preparaciones técnicas y profesionales, sin esperanza de un empleo digno y del debido uso de sus conocimientos.
Dentro de estas directrices, el CRD en sus pautas estratégicas, visualiza que dado los niveles de atrasos socioeconómicos en los que vivimos, para encontrar la ruta que nos conduzca hacia la consolidación del derecho al trabajo, debemos proponernos en primer término, lograr una sincera unificación de nuestros diferentes liderazgos y entidades, y en segundo término, hacer prevalecer en éstos la sabiduría, inteligencia y el desprendimiento, para posibilitar la erradicación de los problemas que generan la centralización y la falta de planificación, como consecuencia del sectarismo, el grupismo y el egocentrismo.
Para tan importante cometido, sus diversos estudios arrojan, que por intermedio de la conjunción de esfuerzos y una verdadera vocación altruista, así como también, rigiendo nuestras apetencias personales y grupales dentro de un estricto marco de racionalidad, podremos reivindicar el desarrollo agroindustrial, industrial y tecnológico que urgimos, no sólo para proveer de viabibilidad a nuestro mercado laboral, sino también, para propulsar los niveles de distribución de riquezas que hagan el bienestar particular como el general realidades palpables, para la solidez de la equidad social.
Estos asumen que todas nuestras instituciones sin excepción, deben jugar un mejor rol y a la vez someterse a un proceso de reflexión y autocrítica, en razón de que, sí bien es cierto que nuestros partidos políticos y los estamentos estatales se muestran débiles y frágiles, también de esta situación no escapan las entidades sindicales, empresariales y de la sociedad civil, entre otras, en virtud de que carecen de sólidas estructuras, además de que una alta proporción de su personal de apoyo, su dirigencia e integrantes, no tienen la preparación adecuada que se les requiere, para que ellas cumplan sus cometidos como columnas esenciales del desarrollo nacional.
Resaltan en sus evaluaciones y conclusiones, que por medio de la canalización de estas iniciativas, haremos del derecho al trabajo algo serio y posible para todos los componentes de la sociedad dominicana, añadiendo a su vez a éstas, como tarea vital para su plena realización, la erradicación de las consecuencias negativas que nos han dejado las ofertas y promesas de nuestras entidades políticas, destinadas a ganar votos y adeptos, sin contar con los soportes y una dirigencia bien articulada que haga viable su cumplimiento.
Conforme a los lineamientos que traza el organismo de desarrollo, la ejecución de sus objetivos finales, también comprometen en forma absoluta a los más afortunados de las riquezas materiales, en razón de que sus fortunas acumuladas, no les permiten evitar que sus familias sean impactadas por la angustia y la frustración social, al convivir y desarrollarse en un entorno muy frágil y sin suficiente garantía, por tanto, por requerir sus hijos e hijas de un ambiente social que en su presente y hacia su porvenir, sea fuente de la paz, de la seguridad y del desarrollo sustentable.
Si en verdad deseamos una sociedad que salga de sus agobios, para asegurarnos un presente más estable y un futuro realmente luminoso, debemos sincerizarnos para comprender nuestras debilidades, por tanto, como lo ha venido sugiriendo el Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD), con humildad debemos caminar y aprender juntos, porque todos hemos fallado, unos por no haber aprendido bien la tarea de gobernar y dirigir, y otros, por no haber asumido a cabalidad los roles que nos corresponden como guardianes del Estado, la sociedad y de nuestras instituciones.