La presencia del presidente Barak Obama en Cuba la semana pasada sirve para recordar que la República Dominicana es el único país de América Latina que nunca ha sido visitado por un presidente norteamericano en funciones, a pesar de los 132 años de relaciones diplomáticas entre ambos países.

Naciones que tan solo obtuvieron su independencia hace 56 años, como Jamaica y Barbados, si han sido visitadas por presidentes norteamericanos y Franklin Delano Roosevelt estuvo en Haití en 1934. Todos los países centroamericanos, pequeños como el nuestro, han sido visitados por presidentes norteamericanos. ¿Qué es lo que ha pasado para que seamos esa irritante excepción?

Habría que admitir que hasta el advenimiento de la aviación comercial, hace unos noventa años, era difícil viajar de norte a Suramérica. Roosevelt y su canciller Cordell Hull tuvieron que ausentarse por más de un mes para poder estar presentes en Montevideo para la firma de la Convención sobre Derechos y Obligaciones de los Estados en 1933.

La larga dictadura de Rafael Molina Trujillo (1930-1961) hizo que ni Hoover, Roosevelt, Truman, Eisenhower o Kennedy quisiesen visitarnos, pues no le convenía políticamente, aunque el vicepresidente Richard Nixon sí estuvo en Ciudad Trujillo en 1957.

Lyndon Johnson nos visitó para la juramentación de Bosch en Febrero de 1963. Pero desde Joaquín Balaguer en 1966 hasta la fecha no hemos recibido esa visita. A partir de los años noventa del siglo pasado, es decir hace unos 25 años,  con el surgimiento de los mecanismos de integración económica en Centroamérica y el Caribe angloparlante, los presidentes norteamericanos han preferido reunirse con todos los presidentes de ambas regiones y en un solo lugar, y así poder compartir con todos.

En 1997, por ejemplo, cuando Clinton decidió visitar a Centroamérica y a Caricom, en San José de Costa Rica y Barbados respectivamente, me tocó a mí recibir la noticia, de boca del propio presidente Clinton, de que anticipaba conocer al presidente Leonel Fernández en Barbados. Tuve que desplegar toda una serie de gestiones, que abarcaron contactar al canciller de Costa Rica y reunirme con miembros del Consejo Nacional de Seguridad de la Casa Blanca, para que se cambiase la decisión, para que Leonel Fernández fuese invitado a Costa Rica y también logré que nuestro vicepresidente Jaime David Fernández pudiese ir a la reunión de Clinton en Barbados con los jefes de Estado de Caricom y Haití. Desde entonces los presidentes dominicanos se reúnen con el norteamericano, junto con los presidentes centroamericanos.

Sea quien sea presidente de los Estados Unidos el año que viene, creo que nuestro Gobierno, sea el que sea debe hacer gestiones para que la próxima reunión del futuro presidente norteamericano con los centroamericanos tenga lugar en la República Dominicana, argumentando que nuestro país ya pertenece al Sistema de Integración de Centroamérica SICA – No confundir con la pandemonia, o el termino cibaeño. Hasta se podría considerar que en dicha reunión esté presente el jefe de estado de Haití, aunque ese país no pertenezca al SICA. Nos consta que por lo menos un exembajador norteamericano en Santo Domingo, con influencia en la Casa Blanca, trató, pero sin éxito, de lograr la visita de un presidente norteamericano a nuestra patria.

No solo se trataría de subsanar un serio error histórico, una excepción imperdonable, sino que daría prestigio al presidente y al canciller dominicano que lo logre y, además, también lograríamos prestigio frente a los presidentes centroamericanos y, por su puesto, titulares positivos en la prensa internacional.