Recientemente me vi impedida de entrar a un parqueo comercial para dos vehículos, porque una flamante dama de sociedad, toda hermosa y bien vestida ella, en vez de ocupar uno de los espacios como indican la lógica, la decencia, el respeto al derecho ajeno, el ansia de bien común y toda la plepla que pudiera ocurrírseme, obstruyó con su platinada y enorme yipeta la entrada de ambos lugares de estacionamiento.

Fue una especie de reedición de "míos o de nadie", "donde pisa mi caballo no crece la hierba" o algo así, tan burdo, tan tosco, tan carente de elegancia… Y luego salió del establecimiento con media docena de paquetes en un brazo y sosteniendo junto a su boca el celular con la mano que le quedaba libre. Un paseo breve, medio acrobático, medio "pasarélico", indudablemente estrambótico y de taconeo absolutamente autoritario.

¿Hablaba con "El Querido"? ¿Era la querida de "El Querido"? ¿Estaban "queriéndose" o simplemente informándose acerca de las compras recientes? ¿O era una dominicana más, de esas que claman por políticos mejores que ellasmismaspara gobernar su país ideal, es decir, aquel cuya perfección le cueste el esfuerzo mínimo?

Sí, "El Querido" lleva nuestra sangre; pero salió tan bruto que hace en público lo que nosotros en privado

Porque aquí, en esta amada media isla que llevo prendida del ombligo -hasta tanto descubra en qué zona de mi cuerpo reposa el alma- anhelamos el milagro supremo: que las matas de jobos paran limoncillos; que de cada Trujillito que llevamos dentro salga un ejército de Santas Teresa de Calcuta para que gobiernen con toda justicia, honestidad, equidad y transparencia.

Nadie acepta que los políticos perversos que tenemos en todos los partidos son nuestros engendros, nuestros clones, nuestras imágenes y semejanzas: ladrones, embusteros, infieles, corruptos… A esos los parimos nosotros. Porque el árbol malo da malos frutos.

Y mientras continuemos robándonos los parqueos, matando por un estacionamiento, conectándonos de la electricidad del vecino, cometiendo fraude con los servicios, violando sexual y moralmente a la asistente doméstica y al guachimán, mintiendo a nuestra pareja y a nuestros hijos, trabajando mal, abusando de nuestros empleados, engañando al cliente, pateando al débil, aplaudiendo los desmanes de los pudientes y viendo cómo las fuerzas más diversas destruyen nuestro país y a mí qué me importa… seguirán "El Querido" y todos los "Queridos" y "Queridas" de Quisqueya actuando como nuestros legítimos hijos e hijas.

Porque hay una sola cosa de la que tenemos absoluto control, hay un único lienzo que podemos pintar a voluntad: la vida de cada uno. Si lo pintamos mal, el fallo no estará en los ojos de quien mira, así sea el mismo "Querido".

Pasa que es más fácil pretender arreglar una nación que tratar de enderezar el propio destino. Sí, "El Querido" lleva nuestra sangre; pero salió tan bruto que hace en público lo que nosotros en privado.