("La corrupción y el robo han sido la mancha indeleble sobre la frente de muchos, desde la colonización española de la isla pasando por el período de independencia de 1844, las guerras restauradoras de 1863 y hallando su síntesis de verguenza en las dictaduras de Ulises Hereaux, Rafael Leonidas Trujillo, Joaquín Balaguer y las alianzas que le sucedieron". Sobieski De León)
Si sumamos la cantidades de dinero estimada por los informes que muestran la gran corrupción que hasta el momento no se ha medido, sería interesante; (y aprovecho la ocasión para proponer que se haga) pues superaría la cifra que se precisa para completar el déficit en los presupuestos más importantes para el desarrollo de cualquier área del Estado, tales como: educación, salud, seguridad, energía eléctrica y medio ambiente.
Sumado a esto los organismos internacionales muestran como los asuntos más comunes de pequeña corrupción.
¿Qué podemos hacer para ahorrar estos recursos y revertir éstos renglones que se pierden en manos de la corrupción y las operaciones oscuras?
Muchos pensamos que para poder lograr esos cambios y aprovechar esos recursos en bien de la sociedad, la iniciativa debe venir desde las instituciones estatales, pero nunca hemos pensado que éste liderazgo que hace falta debe surgir desde la sociedad misma y es ésta, como la principal víctima, la que debe comenzar a exigir e imponer las reglas claras "manos limpias" participando y convirtiéndose en un control social alternativo.
La sociedad dominicana es tan culpable como los mismos gobernantes o quizás más, de todas las desgracias y penurias que hemos tenido frente al desarrollo y la globalización para alcanzar un puesto de una economía desarrollada como han sido los casos de Taiwán, Singapur y Corea del Sur, economías que han surgido en 10 años o menos desde el subdesarrollo a países tecnológicamente desarrollados y avanzados como el que más, porque cada uno de sus ciudadanos decidió que así fuera, pero unido a la "mano limpia" de la clase política.
Federico García Godoy, cubano de origen pero vegano como el que más, en su obra," El Derrumbe", incautada por las tropas de la primera ocupación militar norteamericana de 1916, describe el derrumbe político – social que llevo inexorablemente a la cesación de la soberanía nacional.
Nuestro "derrumbe" actual consiste precisamente en que los grandes y necesarios cambios dentro del estado de derecho deben ser efectuados por la clase política, y es precisamente esa clase política el gran obstáculo para que esos cambios fundamentales sean efectuados.
Es tiempo de que en nuestro país, surja un grupo decidido a atacar el gran mal que nos afecta: La corrupción, el clientelismo, el crimen organizado, la impunidad y la burocracia ineficiente; y que se dote a la República Dominicana de un proyecto de Nación que nos lleve al desarrollo económico sostenible basado en principios y valores éticos que defiendan el legado de Duarte, la libertad y el sueño de un Estado autárquico "que pueda bastarse con sus propios recursos".
Es penoso, pero debemos admitirlo, toda nuestra sociedad está salpicada por este flagelo ya sea por acción u omisión, sólo que unos más que otros. Lo que nos obliga a una catarsis y reflexionar al respecto.