La industria de la construcción y en particular la construcción de viviendas, es sin lugar a dudas uno de los sectores económicos de gran importancia en el camino hacia un desarrollo sostenible ya que juega un papel fundamental en el bienestar de los ciudadanos del mundo, porque produce estabilidad y seguridad en la población.

El derecho a una vivienda adecuada, ha quedado plasmado en múltiples programas en los cuales participa el país, como una responsabilidad de los gobiernos, para satisfacer la necesidad de los diferentes grupos sociales que por razones diversas no tienen acceso a viviendas a precios económicos.

Aunque algunos gobiernos han hecho intentos por detener el crecimiento del déficit habitacional, lo cierto es que estos han sido muy tímidos y solo han sido “intentos”, porque no se le ha dado la importancia que reviste esta grave situación. Si se miden estos intentos, creemos que no alcanzan ni siquiera el 1%, como un porcentaje de lo que han debido hacer.

Es tan poca la importancia que los gobiernos dominicanos le han dado a esta situación, que ni siquiera se dispone de estadísticas confiables acerca de las verdaderas cifras del déficit habitacional del país, herramienta fundamental para desarrollar cualquier programa encaminado a la solución de tan importante aspecto. El último censo de población y viviendas llevado a cabo en el país data del año 2010 y este es un instrumento básico para la estimación confiable del déficit de viviendas en cualquier país.

La República Dominicana, ha mantenido durante muchas décadas un déficit habitacional muy elevado, y en crecimiento, ya que la inversión pública ha sido muy tímida en cuanto a las políticas y programas de construcción de viviendas y el sector privado ha tenido que jugar un papel de preponderancia en este sentido, lo que no es el mejor camino con miras a reducir estos déficits, ya que regularmente los propósitos de ambos sectores no suelen ser los mismos.

De acuerdo con el boletín de la ONE,” Dominicana en cifras,2020”, la inversión total del sector privado en la construcción ascendió en el 2019 a RD$ 203,820.9 millones y el gobierno invirtió unos RD$545,201.9 millones. Hay que tener en cuenta que estos valores incluyen todos los tipos de construcciones y en el caso del gobierno, la mayoría de estas inversiones corresponden a obras civiles (carreteras, puentes, entre otros) y otras de usos comunitarios y sociales.

Haciendo un poco de historia y de acuerdo con la publicación “Déficit Habitacional en América Latina y El Caribe: Una Herramienta para el Diagnóstico y el Desarrollo de Políticas Efectivas en Vivienda y Hábitat”, del Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (2015); en el periodo 2000-2010, el déficit habitacional cuantitativo del país pasó de 320,000 a 360,000 y el cualitativo de 480,000 a 540,000.  Entiéndase que el déficit cuantitativo se refiere al total de viviendas sin tener en cuenta su calidad, es decir si es o no es adecuada, mientras que el cualitativo, toma en cuenta la calidad de las viviendas.

Resulta que del 2010 al 2020 el déficit habitacional en el país se ha incrementado de manera exorbitante, situándose de acuerdo con las estimaciones mas conservadoras por encima de 1,200,000 viviendas, lo que arroja una tasa de crecimiento acumulativa anual de un 8.33% y en términos de un promedio simple el déficit anualmente se incrementa en unas 66,000 viviendas. Esta cifra proyectada hasta el año 2030, arrojaría un déficit de mas de 2,600,000 viviendas.

Entendemos que como hemos abordado en ocasiones anteriores el tema del déficit habitacional en el país, se impone un plan masivo de construcción de vivienda (250,000 anualmente), que sea capaz de ir reduciendo el déficit anual, de tal manera que podamos prácticamente eliminar el déficit proyectado anteriormente que habría en el 2030. Estas viviendas deben ser modestas, pero lo importante es que dispongan de los espacios adecuados, buenas condiciones de medio ambiente, acceso a transporte, fuentes de trabajo y sobre todo a precios económicos.

Este programa de construcción de viviendas debe ser promovido y garantizado por el Estado Dominicano, con la participación de todos los sectores que de una manera u otra están vinculados a la cadena de valor del sector.

El Estado dominicano puede muy bien obtener los recursos económicos de manera blanda y la asistencia de países amigos que aporten tecnología, materiales e insumos en general que solo requieran de nuestra mano de obra y de los terrenos que dispone el Estado en todo el territorio nacional.