“Mezcla de negros, haitianos, cocolos y dominicanos, pero en el fondo somos uno solo…”— Consuelo Mío (himno oficial del Municipio de Consuelo, palabras de la autoría del Prof. Miguel Phipps
Ante los embates de la realidad cotidiana que nos embarga con profundo pesimismo, no hay mejor bálsamo que contemplar “el milagro de Consuelo”. Milagro que se inicia con la hazaña de las Hermanas de la Inmaculada Concepción de devolver la dignidad humana a miles de dominicanos, y mediante la palanca de la educación ayudar a trascender la cultura de la caña y la abyección de la pobreza extrema, según explica E.M. Cruz en un artículo publicado en noviembre 1996 en la revista Rumbo.* El fenómeno educativo del municipio oriental es significativo no solo por la devolución de la dignidad a miles de hijos de Consuelo- “mezcla de negros, haitianos, cocolos y dominicanos, pero en el fondo… uno solo”- sino por su contribución a mantener la fe de los muchos admiradores de la esforzada comunidad, convencidos de que los dominicanos sí podemos vencer los múltiples escollos que se presentan a diario en el tortuoso camino hacia el desarrollo integral de la nación, impulsándonos a persistir obstinadamente en ese empeño.
Obra de amor y paciencia de las Hermanas de la Inmaculada Concepción durante más de cinco décadas, Consuelo es símbolo viviente de la fuerza transformadora de la educación integral aun en circunstancias muy adversas. Su éxito ha sido reconocido de nuevo más allá de sus fronteras al ser galardonado recientemente por segunda vez con el “Premio Brugal Cree en Su Gente”, así como por la magnífica disertación doctoral de la educadora Leonor Elmudesí de Bancalari exponiendo el caso del fenómeno educativo de Consuelo ante la comunidad académica, un verdadero monumento a los logros de la laboriosa comunidad liderada por las hermanas concepcionistas canadienses.
Al llegar las hermanas a Consuelo en 1959, la única escuela pública en la comunidad funcionaba precariamente con 70 alumnos, sin maestros residentes en el pueblo y con padres escépticos del valor de la escolarización de sus hijos. Sor Ana Nolan y Sor Lenore Gibb se empeñaron en inducir la demanda por los servicios educativos, creando conciencia del valor de la educación en la población, al tiempo que respondían a la creciente demanda expandiendo la oferta escolar. La primera graduación de alumnos de primaria en 1964 fue un importante hito en el largo camino de liberación de las ataduras del paternalismo y la segregación en el ingenio azucarero. La construcción del primer plantel escolar moderno con fondos de la Alianza para el Progreso en 1969 marcó la consolidación de la educación como el norte de los consuelinos. Por cierto, más de 35 años después de su construcción, la Escuela Divina Providencia sigue siendo uno de los planteles escolares mejor conservados, y un modelo a emular para el mantenimiento de edificaciones estatales en el país.
En 2015 el pueblo de Consuelo es un vibrante centro de educación que cuenta con cinco planteles escolares de básica, tres planteles de educación media y un politécnico, donde también funcionan tandas vespertinas y liceos nocturnos y escuelas de adultos, atendiendo a miles de estudiantes de diferentes niveles y edades. Incluso la comunidad ha iniciado un centro de educación especial para sordo-mudos que ya desborda el espacio temporalmente cedido en las oficinas del distrito escolar, y se prepara para instalarse próximamente en tres furgones preparados para esos fines mientras trabaja en un proyecto de construcción de un plantel escolar propio. Hoy hay más sordo-mudos siendo atendidos- unos 80 alumnos- que los 70 estudiantes en la precaria primaria que las concepcionistas encontraron en 1959 en Consuelo. Y hoy los maestros de Consuelo- que al llegar las hermanas ni siquiera residían en la comunidad- orgullosamente proclaman (en su gran mayoría) que se formaron desde la primaria en las escuelas públicas del municipio, y muchos residen en un proyecto habitacional edificado especialmente para los educadores del municipio.
Las iniciativas de la comunidad para integrar a todos sus miembros con espíritu auténticamente ecuménico es quizás uno de sus rasgos más sobresalientes, y el fomento de la cultura y el deporte como herramientas para integrar exitosamente a esa comunidad étnicamente diversa ha sido muy bien destacado por la Dra. Elmudesí en su estudio de caso doctoral. Su programa musical, tanto coral como instrumental, es una cantera de músicos profesionales que se han destacado, y ni hablar de la pasión de la comunidad por el béisbol. Muchos de los exalumnos incluso tuvieron la oportunidad de jugar pelota con Sor Lenore, como recuerdan en los testimonios orales de la disertación citada. Las actividades culturales en Consuelo no son solo importantes oportunidades para la recreación, sino que son un elemento esencial de la formación en valores. Por eso los egresados de Consuelo trabajan tan bien en equipo, y podemos dar testimonio personal por disfrutar del privilegio de tener excelentes profesionales colaboradores que se formaron en sus escuelas y liceos.
Ante el vapuleo constante de noticias negativas, necesitamos inyectarnos con la energía y el entusiasmo del éxito de Consuelo en forjar una comunidad incluyente y centrada en valores partiendo de circunstancias particularmente adversas, y recomendamos para ello la lectura de Valores y Desarrollo Educativo: Estudio de Caso del Municipio de Consuelo y/o una visita in situ para conocer ese valioso ejemplo que todos debemos emular.
*Citado por la Dra. Leonor Rosario Elmudesí Espaillat en su Trabajo Doctoral titulado Valores y Desarrollo Educativo: Estudio de Caso del Municipio de Consuelo San Pedro de Macorís, Republica dominicana (1959-2012), presentado en mayo 2015 en la Universidad de Murcia, España, obra recomendada para conocer mejor el milagro de Consuelo. Para descargar el texto completo vía Dropbox Haz clic para ver