Resulta sorprendente y al tiempo contradictoria la afirmación del dirigente del Consejo Nacional de Comercio en Provisiones,  Jorge Morales, de que el país ha dejado de ser autosuficiente en rubros agrícolas de los cuales se entendía y daba por seguro serlo,  y cuyo abastecimiento al mercado doméstico al presente estaría dependiendo en parte de las importaciones. 

Segundo vicepresidente del expresado Consejo, Morales cita como tales las habichuelas, los lácteos, arroz, maíz, ajo, aceites, café y la yuca, todos los cuales califica como parte de la identidad nacional y que el país debe adquirir en el extranjero al costo de cientos de millones de dólares. 

El dirigente comercial señala como causa principal  la falta de apoyo a los productores agrícolas así como la necesidad de impulsar la producción agroindustrial, a fin de no quedarnos estancados en un país meramente agrícola, poder bajar los precios y depender menos de las importaciones.

Las  afirmaciones de Morales resultan tanto más contradictorias por cuanto las “visitas sorpresa” que desde comienzos de su anterior gobierno puso en novedosa práctica el presidente Danilo Medina, a la que ha dado continuidad en este segundo período, han tenido como finalidad apoyar sobre todo a los pequeños y medianos productores en los más diversos cultivos.

A lo anterior se suman el creciente y apreciable monto de los créditos otorgados por el Banco Agrícola a los agricultores y ganaderos que en los últimos años ha alcanzado cifras sin precedentes, y una mayor apertura al financiamiento del sector agrícola por parte del Banreservas, Banco Popular, BHD-León y otras entidades de la banca privada.

En meses recientes el propio mandatario enarboló como consigna la necesidad de garantizar la seguridad alimentaria del pueblo dominicano. Es la recomendación que para países como el nuestro rubrican los técnicos y los organismos internacionales involucrados,  como la principal entre las diferentes medidas  que debemos adoptar para enfrentar las consecuencias del cambio climático.  Proveer de comida a la gente es hoy  mas que nunca la máxima prioridad.

De ahí que los señalamientos de Morales no deban ni pueden ser pasados por alto en particular por el Ministerio de Agricultura,  sobre todo cuando incluye entre los renglones carenciados y que requieren ser importados uno tan emblemático como el arroz.  Se trata de nuestro principal cultivo que constituye presencia obligada en la dieta diaria de los dominicanos, y del cual se tenía entendido que sus niveles de producción alcanzaban con creces para suplir las necesidades de consumo del mercado nacional, y aún permitían la posibilidad de exportar. 

Desde muchos años antes se ha pregonado, casi como artículo de fe,  que el país posee el potencial agrícola necesario para convertirse y ser llamado “el granero del Caribe”.  Y si bien hemos logrado aceptables niveles de exportación en determinados productos, todavía distamos de poder dar real validez a esa pretensión.

En muchos sentidos y cultivos aún la agricultura dominicana se encuentra atrasada, con bajos niveles de rendimiento, urgida de cambios sustanciales y aplicación de moderna tecnología, en el marco de una política integral que abarque todos los aspectos indispensables para lograr aumentos significativos y sostenidos en la cantidad y calidad de la producción y su envío a los mercados tanto el propio como los del exterior.

Crear las condiciones propicias para poder aprovechar al máximo el potencial agrícola de nuestro país tiene que ser asumido como prioridad uno.  Y lograr  garantizar la Soberanía y Seguridad Alimentaria de nuestro pueblo, una meta imperativa  de primer orden. 

Es un  objetivo que solo puede proveer el campo.  Este es nuestra principal riqueza, la más permanente y  la que siempre ha estado a nuestra disposición.  Y la que con permanente y renovada generosidad nos seguirá ofreciendo sus dones en la mayor medida en que seamos capaces de brindarle la atención y los cuidados que merece.