La noche del jueves 19 de marzo del presente año vi un tuit que trataba sobre una solicitud a EDESUR DOMINICANA, S. A, y me pareció interesante. El tuit provenía del usuario @mikealfonseca, y su contenido era el siguiente:

En primer lugar, considero que, por la situación que estamos viviendo, es razonable que se aplique una medida económica dirigida a la factura eléctrica. Incluso, ya hemos visto una de ellas: la recarga automática a los medidores de los clientes prepagos de EDESUR. Medida que saludamos, pues estamos en tiempos en donde la comprensión y la coherencia deben imperar.

Sin embargo, es oportuno aclarar que la electricidad es un servicio económicamente excluyente, en el cual debe darse una contraprestación económica para poder disfrutar de éste. Por ende, el hecho de que siempre tengamos que pagar por el servicio obliga a las EDE a buscar una solución frente al COVID-19, ya sea flexibilizar las fechas de pago, un porcentaje (%) de descuento en la factura, incentivar el pago en línea, etc. O el Estado, en su función de garante (Art. 147. 1 CD), emita una medida transcendental al respecto.

Y, en ese sentido, lo que realmente cautivó mi atención fue la parte en donde @mikealfonseca dice “porque esa factura se va a disparar”. Esta frase de inmediato me trajo a la mente mi trabajo de investigación final del máster que culminé en la PUCMM a finales del año pasado; el cual tomaré como referencia.

Efectivamente, tal y como dice @mikealfonseca, con las personas en cuarentena por 25 días como resultado de la declaración del Estado de Emergencia ante la amenaza del COVID-19, es lógico que nuestro consumo tenga una tendencia a aumentar por el hecho de que haremos un uso constante de artefactos eléctricos, tanto para poder cumplir con nuestras tareas laborales como para entretener a nuestros hijos, educarlos, o simplemente entretenernos durante estos largos días.

¿Sería deseable que las EDE apliquen empujoncitos como una medida que beneficie al usuario frente al estado de emergencia en el que estamos por el COVID-19?

Si. Como sabemos, el usuario del suministro eléctrico dominicano es un usuario que posee sesgos cognitivos como el status quo, la aversión a la pérdida y la heurística del anclaje, por ende, toma malas decisiones. ¿Por qué toma malas decisiones? Porque los usuarios finales del suministro eléctrico, no han sido educados por las EDE ni para lo básico (entender la factura eléctrica) ni para lo complejo (uso racional de la electricidad).

Dicho esto, debemos reconocer que existen secciones en las paginas web de las EDE, como la de la propia EDESUR, que presenta información sobre cómo hacer un uso eficiente de la energía. Sin embargo, entendemos que no es un mecanismo efectivo, pues la información debe presentarse de forma sencilla, clara y a la vista de todos los usuarios.

Por este motivo, la aplicación de empujoncitos (nudges) se hace necesaria porque su objetivo sería modificar la conducta del usuario para que sea consciente y utilice la energía necesaria justo en el momento en que la necesite. Dicho de otra forma, que el mejor uso del servicio pueda compensar el aumento en su intensidad sin impactar la factura de los usuarios.

¿Qué debemos hacer para evitar que el consumo de los usuarios aumente demasiado?

El remedio para evitarlo se basaría en estos empujoncitos: 1. Feedback o retroalimentación inmediata; 2. Normas sociales (social norms); y, 3. Smart Disclosures o revelación inteligente de información.

El primero, la retroalimentación inmediata, se aplicaría solo o con la ayuda de las normas sociales según las circunstancias; veamos: 1. Ser implementado mediante mensajes de texto o SMS en los casos en que la telemedición arroje un consumo anómalo del fluido eléctrico en comparación al consumo diario promedio del usuario; data que al menos EDESUR posee, dado a que en los informes de consumo semanal que les remite a sus usuarios telemedidos se puede visualizar el consumo diario del usuario; y,

2. Feedback con correos electrónicos que cumplan dos funciones esenciales: i. educar y orientar al usuario hacia la eficiencia energética; y, ii. “Empujar” a las personas haciendo uso de un marco (framing) acompañado de normas sociales que presente un consumo ideal hipotético dependiendo de la cantidad de personas que conformen una familia, por ejemplo: “Juan, tiene x hijos, apaga las luces y electrodomésticos que no utiliza y mensualmente paga $ pesos” o “si logras mantener tu consumo en los 400kWh al mes, pagarías $ pesos; ¡piénsalo!”.

Soy consciente de que los ejemplos de framing conjugados con normas sociales que he presentado pueden causar un efecto adverso en caso de que un usuario sea más eficiente a lo que establece el empujoncito; dígase el efecto búmeran. Básicamente, este tendría presencia si la persona X tiene la misma conducta que Juan, y al final paga menos que Juan.

Ante esta situación, la reacción natural de la persona X (motivado por sus sesgos) sería sobredimensionar su consumo porque su sistema automático le dirá: “si tienes la misma conducta y pagas menos que Juan (el consumidor eficiente), puedes aumentar tu consumo y terminarás pagando lo mismo que Juan”. El resultado de lo anterior sería una afectación negativa al patrimonio de la persona X, pues pagaría más que el mes anterior sin necesidad.

Por lo tanto, tenemos un antiviral: los empujoncitos emocionales o emoticones. En esencia, los empujoncitos emocionales “son implementados para evitar este efecto aferrándose a las debilidades del sistema automático de las personas y en sus heurísticas, sancionando socialmente a aquellos consumidores que presenten un consumo elevado respecto al consumo promedio”.

Un ejemplo de los empujoncitos que hemos presentado es el caso del Estado de Maryland de los Estados Unidos de Norteamérica en donde el uso de la retroalimentación inmediata en 1021 hogares redujo “entre un 18% y un 21% con materiales educativos y diferentes estructuras tarifarias solamente” el consumo de los usuarios.

Asimismo, Dinamarca llevó a cabo una política de “en el que los mensajes de correo electrónico o SMS se envían a los participantes cuando el consumo de electricidad se desvía de los niveles medios por una pre-cantidad especificada y encontraron una reducción del 3% en la demanda de electricidad como resultado”.

Cabe destacar, que la retroalimentación inmediata vendría de la mano con los medidores inteligentes los cuales utilizan la telemedición para registrar el consumo de los usuarios; en consecuencia, según la data correspondiente al año 2019, las EDE pueden aplicarlo debido a que poseen el 39.4% de sus usuarios de forma telemedida (1,021,628 usuarios).

Por otro lado, el último remedio a utilizar sería el uso de la revelación inteligente de información en los emails que remitan las EDE y en las informaciones que proyecten a través de las redes sociales. Con este empujoncito podemos hacer que las personas, a través de gráficas simples, entiendan las consecuencias económicas y medioambientales que produce el derroche de la energía.

Finalmente, debemos de tener claro que: 1. Debemos ser conscientes a la hora de utilizar los artefactos eléctricos que resultan indispensables para cumplir con nuestras necesidades actuales; 2. El éxito de los nudges en el mercado eléctrico minorista del subsector eléctrico depende del uso de la telemedición, ya que se ha comprobado de que el uso de la telemedición resulta indispensable para “desarrollar mejores patrones de uso de energía mediante el suministro de retroalimentación inmediata”; y, 3. Las EDE deben de tomar en cuenta la realidad de que “la retroalimentación en tiempo real genera una gran reducción (11%-17%) en el consumo de energía, y que ésta tendencia se mantiene durante varios años”.

 

Notas:

 

RODRÍGUEZ TRONCOSO, Manuel Eugenio. “La aplicación de nudges en el mercado eléctrico minorista de la República Dominicana”. Trabajo de Investigación Final. Máster en Derecho Administrativo y de la Regulación Económica. Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM): Santo Domingo, 2019.