En los últimos doce años los gobiernos han creado cientos de organismos e instituciones públicas, hasta llegar en la actualidad a tener un Estado sobre dimensionado e hipertrofiado que duplica funciones y es sumamente costoso para los contribuyentes. A pesar de los avances en los sistemas administrativos, contables y de informática, la dispersión de organismos y la muy frágil institucionalidad en la mayoría de las agencias estatales, es un grave problema económico, de exceso de empleomanía y de ineficiencia burocrática.
Por otro lado, también se ha sobre dimensionado el tamaño de las nóminas del gobierno y los gastos en remuneraciones y las contrataciones de bienes y servicios relacionados con el personal. En adición a estos excesivos gastos, la práctica de la corrupción y el clientelismo político ha aumentado a niveles muy costosos, lo que destruye aún más las instituciones y aumenta las tensiones presupuestarias y ahonda el déficit fiscal original en el Presupuesto Nacional de 2020 de 2.2 % del PIB a 5-6 % del PIB por los efectos del Covid-19.
Aumento de la Empleomanía
Desde 2009 al 2019 la nómina del Gobierno Central se ha casi duplicado, de 357,975 empleados en el 2009 aumentó a 634,407 a junio de 2019. Es incomprensible como han aumentado las nóminas en 27,643 empleos por cada año. ¿Para que se necesita esa enorme cantidad de empleados en el gobierno? Son las llamadas nóminas clientelistas, nominillas, duplicaciones de sueldos por personas y las “botellas”, que cobran sin trabajar. Es una carga onerosa, que no se justifica, ni es esencial para la marcha del Estado.
A esta cifra de la empleomanía en el Gobierno Central hay que sumarle los empleados de las Instituciones Descentralizadas, que ascendían a 142,398 empleados a 2012, y han aumentado al 2018 a 268,470 empleados, el doble. A la alta nómina de empleados del gobierno y entidades autónomas, hay que sumarle también las 152,990 personas retiradas con pensiones y jubilaciones, cifra que ha sufrido un gran incremento. Para el 2019 el total consolidado de empleados públicos ascendía 970,877. Una cifra injustificada y costosa.
Aumento de las Remuneraciones
El aumento constante en los gastos de remuneraciones y de servicios ha sido vertiginoso en ocho años. Para el 2012, las remuneraciones al personal fueron de RD$ 86,772 millones y los gastos en bienes y servicios RD$ 94,328 millones. Pero para el 2020 se proyectan en RD$ 208,858 millones en remuneraciones y RD$ 105,660 en gastos de bienes y servicios.
Ambas partidas, resultan en un gran total de RD$ 314,518 millones en gastos de directos e indirectos de nóminas-personal para el 2020, que representaba el 42 % de los ingresos ordinarios estimados originalmente en RD$ 750,823 millones y representa 49 % del monto de ingresos revisados de RD$ 643,886 millones en el Presupuesto Complementario. Una suma altísima en nóminas y gastos relacionados. Las partidas de remuneraciones y gastos en compras relacionados han aumentado en RD$ 31,751 millones solo del 2019 a 2020.
Por falta de transparencia de la Contraloría General y del Ministerio de Hacienda, no se conocen ninguna información y detalles sobre la composición y montos de los salarios por escala y rangos de la empleomanía pública. No existen datos oficiales publicados sobre la estructura salarial en el gobierno y los organismos autónomos. No hay transparencia.
Por ejemplo, cuántos miles de personas ganan el salario mínimo, cuántas de RD$12,000-$20,000, de RD$20,000-$30,000, de RD$50,000-75,000, de RD$100,000-$200,000, y cuántas ganan entre de RD$200,000-$350,000 y los que devengan más de RD$ 350,000. Estas informaciones son vitales para analizar la estructura y niveles de salarios y para evaluar la racionalidad de este gasto tan deformado, que ha crecido notablemente con el clientelismo y el populismo fiscal. Estas cifras se necesitan para estudiar reformas y ajustes.
Gastos y el Déficit Fiscal
Según el Presupuesto Nacional original aprobado para el 2020, se proyectó un déficit de RD$ 110,251 millones, o el 2.2 % del PIB. Pero por las consecuencias de la crisis económica del Covid-19, en junio se promulgó el Presupuesto Complementario, y se aumentó la proyección del déficit proyectado el año a RD$ 233,600 millones o el 5 % de PIB.
El gasto en remuneraciones de RD$ 208,858 millones para el 2020 siguió igual, significa un aumento de RD$ 22,400 millones para el año. A su vez, el gasto en gastos de bienes y servicios subió a RD$ 105,660 millones. En estas dos partidas hay un aumento neto de RD$ 31,751 millones para el 2020, lo que equivale a un 34 % del déficit fiscal original.
Si al alto gasto en nóminas, le sumamos el gasto de pago de intereses de la deuda pública de RD$ 149,993 millones, o el 24 % de los ingresos ordinarios, podremos apreciar la extrema rigidez del Presupuesto Nacional, que apenas le quedan recursos para sus gastos operacionales fijos e invertir muy poco en obras e infraestructura. Por eso los gobiernos del partido oficial del PLD llevan diez años financiándose con nueva deuda y bonos públicos.
En el futuro para poder invertir más en el gasto social de salud, educación y seguridad social, habrá que hacer una reforma y disminución del alto nivel de nóminas y de gastos en remuneraciones y servicios. Hay que rebajar los sueldos de altos niveles y aumentar el salario mínimo de los de abajo a RD$ 20,000.00. Invertir la pirámide, con ahorros. Dentro del manejo de las nóminas hay muchas injusticias y desigualdades, por el favoritismo político y el elitismo. Esto requiere una reforma fiscal por los ingresos y gastos.
El país no aguanta más parches tributarios de aumentos de impuestos, sin que la clase política realice un profundo recorte de sus propios gastos clientelistas, racionalicen y reduzcan el gasto público y mejoren la calidad y costos de las inversiones públicas. Y para hacerlo, será necesario eliminar, disminuir y fusionar las instituciones y bajar las excesivas nóminas del clientelistas del gobierno y sus cientos de organismos paralelos.