Las bondades del rol femenino han querido ser disimuladas, nos han dicho princesas para recordarnos que somos frágiles, guerreras como poniéndonos en pleito con el mundo y vencedoras para significar que ya ganamos las batallas femeninas.
Sin embargo, tenemos grabado en nuestro clip femenino que debemos hacer cosas bien para ser valoradas y notadas, ya que es la única forma de poder exigir equidad en un mundo de personas que pretende mirarnos como iguales.
Es cosa del pasado eso de ser mujer y andar por la vida pidiendo que nos den un trato igualitario, levantado carteles que expresan; “que nos paguen igual que nos traten igual”, este desarrollo que tenemos hoy nos invita a exigir no pedir o mendigar equidad, un trato equitativo, ya que son innumerables las mujeres que están invirtiendo importantes cantidades de tiempo, energía y dinero en capacitarse.
Buscar y trabajar la equidad es el recurso que nos queda a las mujeres que nos agobian las cuotas femeninas
Ese empoderamiento y éxito que muchos solo ven en el momento trae detrás horas de amargura por el hecho de no poder acompañar a nuestros hijos en alguna actividad escolar, ese bienestar femenino que puedes percibir tiene una estela de sacrificios por no poder comprar algo que nos gusta ya que primero está el libro que necesitamos para la carrera.
Vivimos en un mundo cruel por demás en el que, al llegar a un puesto de poder, somos juzgadas por nuestro carácter, mientras que otros apuestan a que por ser mujeres no tendremos la fuerza de hacer lo que corresponde y otros peores usan dudar por qué llegamos a ocupar determinados espacios.
Significativo y muy doloroso resulta saber que en ocasiones nuestras primeras detractoras somos nosotras mismas, algunas mujeres por ignorancia o no tener la capacidad de valorar los logros de otras, malgastan tiempo señalando que hacemos y como lo hacemos.
Otro escenario lamentable es el de algunas féminas que observar el éxito que han logrado otras, no se lo perdonan algo que duele mucho, ya que, en una sociedad orquestada por hombres, donde hasta las titulaciones van en masculino, deberíamos ser nosotras las mujeres las que más nos apoyemos encontrando fortalezas en las demás, y convirtiéndonos nosotras mismas en las mayores admiradoras de los pasos positivos que dan otras de nuestro mismo género.
Buscar y trabajar la equidad es el recurso que nos queda a las mujeres que nos agobian las cuotas femeninas, ya que sabemos que merecemos estar en esos espacios, no por nuestro género, los hemos ganado invirtiendo en nosotras de manera integral, luchando con una realidad compleja en la que cada una sabe cuáles son las torres que debe escalar y los árboles en los que debe cobijarse para que la dura sociedad masculina no nos arrastre.