Residir en una isla es estadísticamente la mejor apuesta para evadir la muerte por COVID-19.
Veremos a continuación que la baja mortalidad isleña no se debe solo al aislamiento, aunque en algunos casos la lejanía de la metrópolis es un factor importante, como en las pequeñas islas del lejano Pacífico del Sur. Singapur, Japón, Hong Kong y Mallorca son islas, pero no se pueden describir como aisladas del resto del mundo, como lo son la isla de la Reunión o Kiribati.
Tampoco la baja densidad de población explica la ventaja isleña, pues muchas de las islas tienen de las más altas tasas de densidad poblacional del mundo, entre ellas Singapur, Maldivas, y Barbados, al tiempo que una muy baja mortalidad.
No podemos atribuir el éxito en prevenir defunciones por COVID-19 en las islas a una buena capacidad sanitaria o a cierto modelo de gobierno, pues hay naciones insulares en toda la gama del desarrollo humano y con todas las formas de gobierno, desde nuestra vecina Haití hasta las lejanas Islandia, Nueva Zelanda y Taiwán.
Pero no nos adelantemos, comprobemos primero la veracidad de la aseveración de que los isleños somos unos privilegiados con respecto al relativamente bajo riesgo de morir por COVID-19, antes de especular sobre la razón de nuestra insospechada fortuna, que debemos valorar y aprovechar.
Empecemos por analizar las tasas de mortalidad de islas pertenecientes a naciones continentales por diferentes estatutos legales, pero que en ningún caso disfrutan de un desarrollo humano superior a la metrópolis:
Muertes por 100,000 habitantes de territorios insulares al 25/12/2020:
1) Samoa Americana 0.00 (EE. UU. 102.34)
2) Groenlandia 0.00 (Dinamarca 22.35)
3) Islas Feroe 0.00 (Dinamarca 22.35)
4) Madeira 0.78 (Portugal 64.94)
5) Hong Kong 1.91 (China 0.34)
6) Sajalín 3.00 (Rusia 38.95)
7) Islas Caimán 3.08 (Reino Unido 105.73)
8) Islas Vírgenes Británicas 3.33(Reino Unido 105.73)
9) Reunión 4.88 (Francia 95.85)
10) Islas Azores 7.41 (Portugal 64.94)
11) Martinica 11.16 (Francia 95.85)
12) Bonaire 14.29 (Países Bajos 66.89)
13) Bermuda 15.63 (Reino Unido 105.73)
14) Islas Turcas & Caicos 15.79 (Reino Unido 105.73)
15) Islas Canarias 17.85 (España 107.27)
16) Mayotte 19.62 (Francia 95.85)
17) Hawái 19.98 (EE. UU. 102.34)
18) Islas Vírgenes E.E UU. 21.50 (EE. UU. 102.34)
19) Córcega 32.94 (Francia 95.85)
20) Islas Baleares37.50 (España 107.27)
21) Guadalupe 38.75 (Francia 95.85)
22) Polinesia Francesa 40.71 (Francia 95.85)
23) Puerto Rico 42.01 (EE. UU. 102.34)
24) Cerdeña 45.00 (Italia 119.76)
25) Sicilia 46.52 (Italia 119.76)
Estados Unidos, que al 25 de diciembre tenía una mortalidad de 102.34 por 100,000 habitantes (y sigue aumentado rápidamente todos los días), contrasta con la Samoa estadounidense, donde no se han registrado muertes; Hawái, donde a la fecha de corte era de 19.98; Islas Vírgenes 21.50, y Puerto Rico 42.01. Solo en Guam, la isla del Pacífico que sirve de gran base militar estadounidense, la mortalidad se elevaba a 73.21, que de todas maneras no llega al 75% del promedio nacional estadounidense.
Ese mismo patrón se observa en los principales territorios insulares de las naciones europeas, pero con una diferencia más acentuada entre las naciones continentales y sus islas dependientes. Dinamarca tiene un excelente desempeño en el contexto europeo continental, con una mortalidad de 22.35; sus dos territorios insulares, islas Feroe y Groenlandia, no registran muertes por COVID-19.
Rusia, que tenía una mortalidad de 38.95 a la fecha de corte, tiene en el Pacífico la isla Sajalín con mortalidad de apenas 3.00 por 100,000 habitantes.
Portugal registraba una mortalidad de 64.94 en su conjunto, pero sus principales territorios isleños tenían: Madeira 0.78 muertes por 100,000 habitantes y las islas Azores 7.41.
Para las islas Canarias y Baleares la mortalidad registrada (siempre al 25 de diciembre) era de 17.85 y 37.50, respectivamente, mientras que el promedio para España incluyendo a las islas era 107.27, o sea era algo más alta si se excluyen las islas. En el peor de los casos, significa que la mortalidad insular era menos de 35% de la peninsular.
Francia, con una mortalidad general de 95.85, tenía en sus territorios isleños de ultramar las siguientes tasas de mortalidad: isla de la Reunión 4.88; Martinica 11.16; Mayotte 19.62; Córcega 32.94; Guadalupe 38.75; Polinesia Francesa 40.71.
Italia en su conjunto registraba una mortalidad de 119.76. Sus dos provincias insulares europeas tenían menos de 40% de la tasa nacional: Cerdeña 45.00 y Sicilia 46.52. Estas son de las tasas de mortalidad más altas de todas las islas, solo sustancialmente superadas por una nación insular, el Reino Unido, pero aun así sustancialmente inferior a la parte continental de Italia.
Si quisiéramos una excepción para probar la validez de la regla de que ningún territorio insular alcanza el 50% de la mortalidad de su parte continental, tendríamos que recurrir al caso de Hong Kong con su baja tasa de mortalidad de 1.91 por 100,000 habitantes, varias veces la de 0.34 reportada por la China continental.
Y así llegamos al caso doblemente atípico en este contexto, pues es una nación insular con territorios de ultramar también insulares. Nos referimos al Reino Unido, la única nación insular que al 25 de diciembre formaba parte del club de los 40 países con más alta mortalidad en el mundo, o M40. De hecho, comportándose como una nación continental, ingresa al club de los 8 primeros en mortalidad (M8), con sus 105.73 muertes por 100,000 habitantes, que equivale a más de 1 por cada mil. Sin embargo, sus territorios insulares más conocidos por los dominicanos, porque son nuestros vecinos y competidores por el turismo de playa regional, registran solo fracciones de la metrópolis: Islas Caimán 3.08; Islas Vírgenes Británicas 3.33; Bermuda 15.63 e Islas Turcas y Caicos con 15.79.
Por otro lado, de las casi 50 naciones insulares en el planeta, ya comentamos que solo el Reino Unido entra en el grupo de las 40 con más alta mortalidad. Su vecina, la república del mismo nombre que comparte la isla británica de Irlanda con el Reino Unido, le sigue en la lista de naciones insulares con mayor mortalidad, con menos de la mitad, 45.20 muertes por 100,000 habitantes. De unos 50 estados insulares soberanos, del lado opuesto del espectro del Reino Unido e Irlanda, hay unas 16 islas sin registro de muertes atribuibles al COVID-19, en su mayoría pequeñas islas del Mar Caribe y el Pacífico del Sur con poca población. Solamente Timor Leste, que comparte la isla con Indonesia, tiene una población que excede un millón de habitantes. Las 16 naciones insulares sin muertes son todas de clima tropical, y solo unos pocos de los territorios insulares no son tropicales o subtropicales.
Si limitamos nuestro análisis a las 10 naciones insulares con más de 10 millones de habitantes, su población suma más de 650 millones. En ese subgrupo, la mortalidad al 25 de diciembre era de 0.03 muertes por 100,000 habitantes en Taiwán, 0.86 en Sri Lanka y 0.99 en Madagascar, por el lado bajo. Las naciones con mayor mortalidad eran Filipinas 8.50, República Dominicana 22.62 y el atípico Reno Unido con 105.73. En el medio quedan Cuba con una mortalidad de 1.73, Haití 2.10, Japón 2.38 e Indonesia 7.79. Por el enorme peso de la población de Filipinas, Japón e Indonesia, el promedio ponderado de la mortalidad de las diez islas con más de 10 millones de habitantes era de menos de 15, a pesar de la anormalidad del Reino Unido. La mortalidad mundial debido al COVID-19 ya ronda por 23, o sea un 50% más que la mortalidad de las 10 naciones insulares con más de 10 millones de habitantes, a pesar de que una de ellas, el atípico Reino Unido, tiene una mortalidad de más de 10 veces las nueve restantes.
Observemos que ocho de las diez naciones insulares con más de 10 millones de habitantes son tropicales o subtropicales, pues solo el Reino Unido y Japón son mayormente de clima templado. Este subgrupo reducido de ocho naciones insulares tiene mayor población que Estados Unidos o la Unión Europea, pero con una mortalidad ponderada de menos de 10 por 100,000. Además, en ese grupo la nación con mayor mortalidad, la República Dominicana, cae justo por debajo del promedio mundial, y la de mejor desempeño, Taiwán, es la de más baja mortalidad entre todas las naciones del mundo con más de 10 millones de habitantes. La brecha en las tasas de mortalidad entre las islas y las naciones continentales sigue creciendo y probablemente no se detendrá hasta la vacunación masiva.
¿Es el clima un factor en la ventaja comparativa de las islas? Es posible, pero una comparación entre las Antillas Mayores y las naciones de Centroamérica nos arroja cierta luz al respecto, pues todas tienen climas tropicales o subtropicales y son vecinas del mismo hemisferio. A pesar de estar ambas en el mismo rango de PIB per cápita, Panamá tiene una mortalidad que es el doble la de Puerto Rico, la isla con la mortalidad por COVID-19 más alta de las Antillas Mayores. Nicaragua es la nación con más baja mortalidad en América Central, pero duplica la de Cuba. Más significativo aun es el promedio ponderado de mortalidad de las dos subregiones con niveles de desarrollo humano similares: 12.11 muertes por 100,000 habitantes para las Antillas Mayores vs. 32.57 para América Central.
Es evidente del anterior análisis que el factor clima, en cuanto a temperatura y humedad, no es suficiente para explicar el excelente desempeño de las islas, y sobre todo las de clima tropical y subtropical, en mantener controlada la mortalidad por COVID-19. En las Antillas Mayores, como en prácticamente todas las islas del mundo, las capitales son costeras (La Habana, Kingston, Puerto Príncipe, Santo Domingo y San Juan), y la mayoría de la población se ha concentrado tradicionalmente en la costa bañada por las brisas marinas. En América Central la mayoría de las capitales están en el interior y un porciento mucho menor de la población goza de las brisas balsámicas del mar. Es una simple conjetura ante la dificultad de explicar la sorprendente diferencia en mortalidad entre tierra firme y las islas, pero de seguro que algún día la ciencia descubrirá todos los factores que han contribuido al éxito isleño en mantener baja la mortalidad por COVID-19.
Agradecidos de compartir esta hermosa isla en el mismo trayecto del sol y la brisa marina, recordemos que ser isleños nos da gabela ante el COVID-19, pero no nos libra de todo riesgo de enfermar por esta terrible enfermedad. Debemos seguir todas las recomendaciones sanitarias basadas en la ciencia, asegurar una buena ventilación de nuestro espacio, mantener una distancia prudente todo el tiempo evitando aglomeraciones de gente, usar mascarilla correctamente e higienizar manos y objetos de uso común frecuente, para aprovechar nuestra ventaja comparativa como isleños.
Muertes por 100,000 habitantes de naciones insulares al 25/12/2020:
1) Timor Leste 0.00 (0 muertes)
2) Samoa 0.00
3) Seychelles 0.00
4) Vanuatu 0.00
5) Islas Marshall 0.00
6) Islas Solomon 0.00
7) Saint Kitts & Nevis 0.00
8) Saint Vincent 0.00
9) Granada 0.00
10) Dominica 0.00
11) Tonga 0.00
12) Kiribati 0.00
13) Micronesia 0.00
14) Palau 0.00
15) Nauru 0.00
16) Tuvalu 0.00
17) Taiwán 0.03
18) Papúa Nueva Guinea 0.10
19) Fiyi 0.23
20) Nueva Zelanda 0.51
21) Brunéi 0.70
22) Mauricio 0.79
23) Comoras 0.84
24) Sri Lanka 0.86
25) Madagascar 0.99
26) Cuba 1.73
27) Hong Kong 1.98
28) Haití 2.10
29) Japón 2.38
30) Barbados 2.44
31) Santa Lucia 2.75
32) Australia 3.63
33) Antigua y B 5.19
34) Indonesia 7.79
35) Islandia 7.92
36) Sao Tome 8.06
37) Filipinas 8.50
38) Curazao 8.75
39) Trinidad 8.99
40) Chipre 9.17
41) Maldivas 9.31
42) Jamaica 10.02
43) Cabo Verde 20.60
44) Bahréin 22.36
45) República Dominicana 22.62
46) Malta 41.98
47) Bahamas 43.82
48) Aruba 44.34
49) Irlanda 45.20
50) Reino Unido 105.73