La delincuencia se extiende como pólvora y la gente comienza a tener miedo hasta de ir al supermercado, donde a diario se comenten asaltos en los parqueos. La Seguridad, testigo ocular de los hechos, no hace nada para impedirlo por miedo a que le den un balazo. Algunos guardias también se confabulan con los asaltantes.
La gente en los alrededores de esos parqueos tampoco se inmutan y ven el especulo de una mujer con su compra, siendo arrastrada por un motociclista para robarle la cartera, como si fuera parte de un ensayo cinematográfico.
Igualmente, en eso parqueos se roban piezas de los vehículos y nadie se explica cómo es posible cuando están a la vista de todos. O los ladrones tienen sus cómplices en los alrededores o simplemente el miedo paraliza a los testigos.
En la salida de los bancos la cosa es más grave. Si esa salida da directamente a la calle, hay una alta probabilidad de que te asalten y si son mujeres solas esa posibilidad se multiplica.
También asaltan a los vehículos ocupados en esquinas súper transitadas, cuando el semáforo esta en rojo. Le ponen una pistola en la ventanilla y te arrancan cualquier cosa, desde un reloj hasta la cartera. La probabilidad de que te maten si no entregas lo que te piden es de un 50%. Ya no son simples ladronzuelos sino gente desesperada por la droga que no le importa meterte un tiro por una mala mirada.
Ya comenzaron los asaltos en restaurantes ocupados por mucha gente. Roban de todo y si alguien se mueve lo liquidan a quema ropa. En los autobuses suceden cosas inimaginables donde han llegado al extremo de asaltar a todos los pasajeros.
Los asaltos a banco, gasolineras y bancas de apuestas ya son rutina y los transeúntes no se salvan ni aunque vistan de pobre y cojeen de una pierna.
Los robos en las casas y apartamentos se han extendido a niveles jamás visto en el país. Puedes vivir en el piso 10 de un edificio de apartamento o tener la casa cercada con un muro como el de Berlín y eso no impide que te asalten y hasta te maten. Los asaltos entrando a los parqueos de tu casa están a la orden del día.
El campo, está todavía peor. Se roban el ganado impunemente, entran a las fincas y arrasan con los productos almacenados y no faltan lo que asaltan camiones de mercancía en plena carretera.
Y en la medida en que todas esas fechorías queden impunes, en esa misma medida la delincuencia irá creciendo. Con la agravante de que es una delincuencia mayormente poseída por la droga y esta viene casi siempre acompañada del asesinato.
La droga nos está carcomiendo el alma y el narcotráfico se convierte en el refugio de los pobres y desempleados ya hartos de los abusos, la corrupción y la marginalidad, en un país mediocre por naturaleza e incapaz de progresar con equidad y justicia.
En fin, nos endeudamos como perros hambrientos, la mitad de la población no tiene agua potable en su casa, esa misma proporción caga en letrina, la educación es la peor del mundo, la institucionalidad ni el Presidente de la República la respeta, la seguridad pública es tan peligrosa como la delincuencia y la corrupción vuelve a cobrar la misma intensidad que en los años dorados de Leonel Fernández.
¿Respuesta del Gobierno a todo este drama dantesco? Cambio del Jefe de la Policía y el de Amet y dos perredeistas nombrados en el tren administrativo para que vayan cogiendo gusto. Simplemente nos jodimos.
Pero seguimos votando por la misma basura.