Cuando uno espía a la OMS llega a conclusiones importantes. Es como cuando miras cualquier noticia en tu celular y piensas que eres el mejor informado del orbe.
La información venía vestida de todos los colores. Lo que decían allí no era ni por asomo lo que teníamos a mano. Pensé en Bob Dylan y en esa noticia nada pantagruélica que anuncia que Noel Gallagher vendería los derechos de sus producciones. Si lo ha hecho Neil Young y Paul Simon, por qué yo no, habrá pensado.
Quiere comprarse un yate de lujo y un avión privado. Nada mal, pensé sin el más mínimo afán de descifrarlo todo. Me quedó claro que muchas canciones serían llevadas a otro tipo de interpretación.
De las canciones de Noel me gusta mucho ‘Wonderwall’, escuchada hace muchos años. En números, los derechos serían vendidos por la friolera de 320 millones de dólares. Ahora le ha puesto un precio a la posible reunión de Oasis. Por su lado, su hermano Liam dice que lo haría de gratis.
Noel tiene razón. Resulta que es dueño de sus canciones. Otros dirán que esa presión fue determinada para que emitiera esas declaraciones. De buenas a primeras, pueden forzarte para que digas tal cosa, lo que se ve aquí en dominicana en algunos procesos. Desde su perspectiva, Noel tiene razón: tiene derecho a explotar su arte. Habló de “vivir en el mar”. Y de cortes de pelo carísimos.
Había dado un ejemplo bastante adecuado: Bob Dylan. En otro momento, sale la noticia de que David Guetta vendió su catálogo musical a Warner Music por 100 millones de dólares (Dylan las vendió a Universal). Otra que las ha vendido es Taylor Swift. Y uno interpreta con cuidado lo que podrían hacer otros artistas, más cercanos a uno como el caso de Luke
En su asunto, Luke lo tiene claro: sale y entra de los estudios. Su último disco –una colaboración, Running–, es de otro planeta. Pensé entonces en Morrisey y la lucha que se había desatado en los medios con Robert. También pensé en el Manchester City y en negocios que no llegan a convertirse en realidad. Lo que hace cada quien con su dinero es motivo de publicidad. Preguntar entonces quién llevó a los raperos a sacar limousines en sus videos –por allá por la década de los ochentas–, sería algo bueno.
Siendo francos, tengo cierta atracción para con la chica Montgomery, la actriz de la serie que trasmitían por aquí: ‘Unforgettable’. La sigo en Instagram y me parece muy transparente. Lo que postea es lógico y verdadero: nada de poses. Total, que cada quien postea lo que quiere. Pero Montgomery tiene un nosequé que me atrae. Quizás sean sus fotos, pero en la serie –lo mismo me pasaba con Gillian Anderson–, sale bien, manejando armas como una guerrera. Es como si hubiera sido inventada para encarnar ese papel.
Para ser sinceros, no le presté mucha atención a lo que dijera Robert y en esencia no he perseguido a través de las redes, cuáles son las últimas declaraciones de Steele. Entre otras, pudo haber dado alguna declaración sobre la pandemia. Habría que esperarla, pero lo claro está en el hecho de que no todos los artistas han salido para expresarse.
En el último año cada quien ha vivido la pandemia como puede, a su manera, escapando y buscando la forma de cubrirse y no dejarse caer, aunque otros han seguido trabajando. Me pareció fenomenal lo de Noel: no serían dos o tres pesos. Sería una fortuna que tendríamos que calcular como aquí calculan la fortuna de algunos líderes políticos. Solo que allí está todo claro: es una industria que se maneja de manera diáfana.
Días después, no le pedía yo una explicación a Noel por lo que había dicho. El tenía derecho a hacer cualquier aviso y los fans agradecerían el reencuentro de la banda. Sus declaraciones son siempre tomadas en cuenta por los grandes medios. En esta ocasión, no se trata de vender discos. De lo que se trata ahora es del plan de ser Noel, algo que lo lleva muy bien. El amarillismo está en la nota y todos alegres.
Por el lado de Montgomery, está claro que postea sobre su familia y todos contentos. Su belleza puede ser desconcertante.
Y hay que darle el visto bueno a algunas redes sociales que sí son bien utilizadas por Poppy, como si fuera una experta. No sabemos qué hará de nuevo, y cuál serán sus nuevas intenciones. Lo que sí tenemos claro es que cada día está más bella, justa en su papel de detective –desde 2011 a 2016–, en una serie que se trasmitió con gran éxito.