En la Republica Dominicana, se tiene una percepción errada de que todo el que participa en la política, de alguna manera u otra está ligado a acciones corruptas, como el tráfico de influencia, la prevaricación, el nepotismo, la búsqueda de comisiones, las subvaluaciones de obras, en las compras, la asociación de malhechores y un sin número de artimañas que sabemos han utilizado algunos funcionarios en todos los gobierno y no creo que este vaya a ser la excepción.
La carrera política y de servicio es una de las más bonitas que existe, cuando se enarbolan los símbolos patrios y se deja a un lado las ambiciones desmedidas de hacer riquezas a costa de una posición publica en un gobierno, y digo esto con propiedad, pues en 30 años de vida activa en la política dominicana y casi 20 años sirviéndole al Estado Dominicano, en diversas posiciones, unas de carácter administrativo, otras de carácter electivo y otras de mayor importancia designado mediante decretos presidenciales, nunca nos ha pasado por la mente cometer ninguna acción que pueda poner en peligro mi dignidad, la de mi familia y mucho menos defraudar a nuestra sociedad y a quienes de una manera u otra han confiado en nosotros para desempeñar una función pública.
No puedo negar que este comportamiento que he asumido con toda responsabilidad, me ha costado en reiteradas oportunidades, muchos sin sabores, en algunos casos por luchar para que las cosas se hagan bien, apegado a los principios éticos y morales, en otros por tomar iniciativas para que las autoridades correspondientes realicen las experticias de lugar, cuando hasta con un simple rumor público, se presume que se ha cometido algún hecho de corrupción, en cualquiera de las Instituciones del Estado, sean estas centralizadas, descentralizadas y las autónomas.
El presidente Danilo Medina, con su sencillez, humildad y experiencia de Estado, ha dado algunas pinceladas, para tratar de frenar el auge de la corrupción que al parecer llego un momento, que estaba a punto de salirse de control, por todos los escándalos presentados con las respectivas pruebas, a través de reconocidos programas de investigación periodística y algunos productores de programas que con la debida responsabilidad, pero actuando con justeza y equidad, han denunciado casos de corrupción, pero que ni siquiera eco hacen para que las autoridades fiscalizadoras, realicen por primera vez en el país un trabajo serio, sometiendo a la acción de la justicia, a todas las personas a quienes se le ha confiado un cargo sin importar la jerarquía.- Esa es la única manera para poder reducir el alto nivel de corrupción existente en la administración pública.
Consideramos además que la población dominicana debe empoderarse y todos los movimientos e instituciones como Participación Ciudadana, La Alianza Contra la Corrupción, el Movimiento Estoy Jarto, la Fundación Institucionalidad y Justicia (Finjus) y otras que en algún momento han expresado su interés en denunciar y enfrentar los hechos de corrupción, pero de manera dispersa, cuando lo que deberían es formar un gran frente de verdadera lucha y combate de la corrupción estatal y privada, tal y como ocurrió con el empoderamiento de la sociedad para lograr el 4% del presupuesto nacional, para la educación.
Lo más importante para nosotros es que gracias a dios hemos tenido una formación católica, donde para nosotros lo primero es la fe ante dios, porque teniéndolo a el nada nos falta, el nos da las fuerzas necesarias para comprender que estamos de paso por esta vida, que todo lo material se queda en ella cuando nos llegue la hora de partir a la morada eterna, que la vanidad y las bonanzas mal ganadas o fruto del hurto al erario público que en definitiva es robarle al pueblo en sentido general, lo que produce es la peor enfermedad del mundo que es la del delirio de persecución, a parte de la vergüenza si es que la tiene, que todo el que le conoce, sabe que lo que exhibe no ha sido adquirido con el esfuerzo y el trabajo honesto.
Tenemos todos juntos que integrarnos en una verdadera campana agresiva contra la corrupción en todos los estamentos de la sociedad dominicana, por el bien de la nación y de las futuras generaciones, debemos de exigir la aplicación de la ley, someter los jueces corruptos y perversos que tenemos en nuestro sistema judicial, solicitar la destitución de los Jueces de la Cámara de Cuentas, que no realicen la labor para lo cual fueron designados por el Senado de la Republica, a todos los que de una manera tienen funciones asignadas mediante decretos para luchar contra este mal y sin embargo se hacen cómplices y se muestran indiferentes, antes de que este pueblo se canse de tolerar y en el país puedan producirse situaciones lamentables.
Por ultimo quiero destacar, que mucho se habla de la delincuencia en el país, de planes de seguridad ciudadana, pero pocos se han atrevido a decir que una de las principales causas de la delincuencia es fruto de la impunidad que existe con los corruptos que han desfalcado las arcas del Estado en todos los gobiernos, y eso ha sido el eje fundamental del incremento de la delincuencia, pues los que delinquen piensan, si los de arriba se roban de todo, desfalcan las instituciones del Estado, pasan de pobres a ricos en cuestión de meses algunos, otros quizás de un par de años ocupando una posición, entonces los que no tienen esa suerte, se están dedicando a buscas esa misma riqueza a través de los robos, los atracos, los secuestros, el sicariato, el narcotráfico, las violaciones, la asociación de malhechores, la falsificación, el tráfico de ilegales, la trata humana, el trasiego de dólares y euros y muchas otras maneras de delinquir, según lo establece nuestro código procesal penal dominicano.
¡Empoderémonos en contra de la corupcción estatal y privada!