En la toma de posesión de Jair Bolsonaro en Brasil se produjo lo que quizás podría ser la explicación a lo que está sucediendo con ciertos liderazgos de América Latina. En palabras textuales dijo "estoy comprometido con ayudar a acabar con la plaga del comunismo en América Latina”.
He dicho en otros espacios que nos encontramos en otra reedición de la guerra fría donde los principales enemigos del comunismo, el cristianismo y el capitalismo, no solo se han reactivado, sino que ahora cuentan con más poder y medios ya que la tecnología y el neoliberalismo ocupan toda la capacidad mínima de pensar.
Todos los líderes que abrazaron el ideal socialista hoy han sido acusados de corrupción y abiertamente perseguidos por doquier. El guión es el mismo, sucedió en Brasil con Lula y Dilma, en Argentina con Cristina Fernández, en Ecuador con Correa, El Salvador con Funes, en Nicaragua con Ortega y hasta en Bolivia con Evo.
Esta nueva guerra fría se libra desde el discurso de la corrupción como ideología, hasta el momento solo Pepe Mujica se ha salvado porque se convirtió en un símbolo en toda América Latina, aunque se debe decir que Lula también se había convertido en un símbolo y eso no importó. Bastó con que cometieran el atrevimiento de conformar los países del Brics y fue suficiente. Lo irónico es que quienes juzgaron a Dilma casi todos tenían expedientes abiertos por corrupción, pero en realidad el objetivo era Lula y el comunismo.
Hoy en Venezuela estamos viendo el resultado de este plan. La crisis que hoy vive Venezuela es real, pero no la empezó el chavismo, la empezaron los empresarios como una manera de empezar la presión.
Debo reconocer que siempre entendí un error de Chávez intentar imponer un tipo de socialismo de los considerados socialismos reales tipo Cuba en un país que históricamente había sido capitalista y cuando ya existen otros modelos de socialismo que conviven sin problema con una economía de mercado.
Cuando Chávez falleció la oligarquía venezolana entendió que su momento había llegado y en cuanto Maduro queda al frente del gobierno se empezó una crisis de todo que, reitero fue iniciada por el poder económico de Venezuela. Sin embargo, Maduro no demostró tener la capacidad para enfrentar la situación y al final todo se le fue de las manos a empresarios, Iglesia y gobierno.
Las primeras elecciones en que Maduro acude como candidato ganó por una pírrica diferencia, y estas segundas elecciones todo el mundo sabe lo cuestionada que fue donde se registró el más alto porcentaje de abstención desde que Venezuela es democracia, los organismos internacionales se negaron a observar unas elecciones que con antelación se veían amañadas y fraudulentas.
Desde que murió Chávez en Venezuela no ha habido paz. Más de cinco mil venezolanos salen diario de su país, la crisis cada día es peor, carencia de los principales productos de primera necesidad, la canasta familiar se ha disparado, no hay circulante y todo se ha vuelto un caos. El Chavismo fue un error desde el principio porque eso que él llamó Socialismo del siglo XXI era algo muy alejado de las nuevas modalidades del socialismo y que analizo muy bien en mi libro La Sociedad de la Nada.
En honor a la verdad creo que el modelo del Chavismo ya se agotó y que Venezuela necesita respirar otro aire, pero deben ser los venezolanos quienes decidan su suerte, no los buitres que merodean la presa disfrazando de solidaridad sus intenciones aviesas. Venezuela es de los venezolanos.