¿Como puede un gobernante de un país pequeño con infinitas necesidades atenderlas todas en el escaso rango de tiempo que le brinda el orden legítimamente establecido? Esa es la gran encrucijada en la que tradicionalmente se encuentran todos nuestros gobernantes al asumir el poder. Obviamente que al Presidente (en nuestro caso Danilo Medina), al igual que pudiésemos exigirle al Papa (en este caso Francisco I): la eliminación absoluta de la pobreza en su periodo presidencial o Papal.

Ahora bien, el primero fue elegido para garantizar la búsqueda y permanencia de los mecanismos que garanticen dicha salida desde el punto de vista material y al segundo en el ámbito espiritual. Para el caso de Danilo Medina y un sector (que entendemos limitado del PLD) esto significa sobre todo garantizar un sólido desarrollo institucional y propiciar políticas de crecimiento económico sin caer en el precipicio del desequilibrio macroeconómico.

Por qué hablamos de garantizar un desarrollo institucional sobre todo? Porque quedó claramente demostrado por Leonel Fernández y los gobiernos anteriores del PLD, que el crecimiento económico sin garantías de orden y justicia social solo significan corrupción, pérdida de oportunidades y mayores niveles de pobreza. El desafío es pues lograr esto sin caer en las prácticas clientelistas con las que típicamente se ha manejado la ortodoxia peledeísta.

En esta semana al ser elegido como el próximo sumo Pontífice el Cardenal Jorge Mario Bergoglio fue ungido en un abrazo eufórico por su buen amigo el Cardenal Claudio Humes de Brazil quien le dijó " no te olvides de los pobres…"

En esa misma medida a nuestro gobernante actual le toca acelerar la marcha de la justicia social sin caer por el despeñadero del nuevo Populismo Latinoamericano, generar empleo sin aumentar la nómina estatal, atraer Inversión extranjera sin regalar los Bienes Públicos y aumentar la producción nacional sin nacionalizar la industria local.

Pero como sortear estas realidades con las limitaciones actuales en las que se encuentra el erario público, y sobre todo la realidad política vigente. Contrario a la lógica faraónica y narcisista bajo la cual tradicionalmente se manejan nuestros gobernantes, Danilo solo podrá presentar grandes realizaciones a partir de la construcción de un Estado institucionalmente fuerte, donde se respete el presupuesto, las leyes y las acciones del gobierno sean coherentes, democráticas y participativas.

En este sentido existen muchas decisiones iniciadas actualmente que nos mueven a preocupación y otras que saludamos y entendemos que deben de ser ampliadas. Aquí trataremos de señalar algunas que entendemos altamente relevantes. Recuerden que partimos siempre del supuesto, como ha sido demostrado en el pasado por los gobernantes, que en términos de permanencia e incidencia, mas éxito han tenido (Joaquín Balaguer y Leonel Fernández). Las decisiones de Estado dependen de la voluntad política del gobernante por encima de cualquier otro factor interno o externo.

Con relación a la Política Social, sin lugar a dudas que tenemos que saludar la decisión de asignar el 4% del PIB al sector educativo, (y aquí queda claramente evidenciado que Leonel nunca lo hizo por razones netamente de falta de deseo, puesto que Danilo con mas precariedades lo hizo. Lo que nos preocupa es el equipo asignado a ejecutarlo y la debilidad programática y de ejecución del mismo. De igual manera la dispersión y falta de vinculación de los demás programas sociales como la Tarjeta de Solidaridad y los comedores Económicos a los planes de asistencia escolar y al sistema de salud en general no nos garantizan una utilización eficiente de dichos recursos ni una disminución de la pobreza a través de la mejoría de las habilidades o niveles de salud de las poblaciones mas vulnerables.

Hace poco Dilma Rousseff, proclamó que Brasil estaba próximo a la erradicación total de la pobreza extrema. Esto solamente se ha logrado mediante la ampliación de los planes de asistencia social de tal suerte que hoy en día prácticamente 20 millones de brasileños reciben algún tipo de ayuda Estatal y faltaría cubrir aún cerca de 2.5 millones mas. Sobre este modelo hay dos cosas positivas que podemos señalar: en primer lugar los montos de asistencia no son tan elevados como para hacer que una persona renuncie a la búsqueda de un sustento adicional (sobre todo en la ciudad donde US$70.00 al mes no garantiza más que cubrir mínimamente los costos de transporte hacia un lugar de trabajo). En segundo lugar están vinculados a la asistencia de los hijos(as) a la escuela, mantener un buen récord de visitas hospitalarias y posibles entrenamientos vocacionales.

Ciertamente nosotros no poseemos las riquezas naturales para poder inflar rápidamente un programa de asistencia social mediante el cual logremos sacar de la pobreza extrema a dos millones de dominicanos en un corto plazo de tiempo, por lo que se hace aún mas necesario que nuestros programas de asistencia social estén vinculados a logros y esfuerzos colectivos de los municipios, asociaciones de productores etc e individuales (asistencia a clases de los hijos, buen desempeño médico y dental, re-entrenamientos y asignaciones laborales efectivas entre otras).

Finalmente, y como hiciera el Presidente en su alocución ante la Asamblea Nacional, está el tema de la Barrick Gold y la Inversión extranjera. Este es un caso complejo pues en nuestra humilde opinión ambas partes tienen la razón. Danilo y la nación dominicana no pueden aceptar las condiciones vigentes en el contrato actual que la Barrick logró en el 2009 y que está actualmente vigente. Sencillamente es absurdo que la empresa tome todas las decisiones financieras, de operaciones etc, y que luego que se recapitalice es que pueda el principal socio (igualitario por demás) comenzar a recibir dividendos de dicha operación. El argumento de que el Estado recibirá desde el inicio por la vía de impuestos es irrelevante puesto que la empresa y sus accionistas tienen que cubrir esto en cualquier actividad económica.

Pero de igual manera la Barrick tiene razón cuando indica que ese es el contrato vigente y la garantía del Estado debe de existir. Más aun cuando fueron esos mismos árbitros y en ese mismo estadio que se negoció ese contrato. Por tanto para el Presidente Medina y su Gobierno poder justificar la sin razón del contrato anterior y la firme decisión "institucional" de enderezar las cosas de ahora en adelante, tiene que necesariamente reclamar consecuencias para los que promovieron y promulgaron el contrato de marras. Esto implica pedirle cuentas a Leonel quien como Presidente promulgó este contrato y a muchos más miembros de su partido, del PRD y del PRSC que lo aprobaron en las cámaras legislativas.

Como ven el asunto es complejo, pero requiere sobre todo, de voluntad política. ¿Quien le pondrá el cascabel al gato?