Estoy justamente en este momento (lunes 26, 2018, 11:00 A M) en el muelle de la isla de Antigua-Barbuda, de donde partieron algunos de los componentes de los guloyas hacia la Republica Dominicana durante la última parte del siglo XIX y en la primera parte de siglo XXI. 

Al leer acerca de la intención de prohibir las tradicionales manifestaciones de los guloyas y los gagas, me he quedado estupefacto por este inconcebible decisión.

Esta forma de pensar como entes de la Edad Media es intolerable. Solo puedo decir que no se si gemir por el paso de las autoridades o reír por su retrógrada forma de ser.

Creer y decir que los manifestantes culturales de tantos años, intentan socavar idioma, cultura, idiosincrasia a la nación dominicana es tan absurdo que da vergüenza por la carencia de  conocimientos del devenir de la historia y las actividades de los seres humanos.

Si usted está en el plano mas alto del poder político,  gubernamental, económica y académica, todo lo que no es de su parcela o  está bajo su influencia, será visto como denigrante, distorsionante, falta de estética, y contrario a los gustos de los débiles que gobiernan, a pesar de la posición con que se aparenta tener, y por tanto, eso es causa de temor y conflicto que no se puede tolerar.

La historia nos muestra un sinnúmero de casos que pueden ser citados: la confiscación y quema de 300 Biblias por Osorio (Siglo XVII). La persecución de los protestantes después de la Reforma, la muerte de los Hugonotes en en Francia, la noche de San Bartolome, 23 al 24 de agosto, 1572, el holocausto en Alemania, entre los años 1933 y 1945; la persecución de los pietistas en Inglaterra en el siglo XVII; la Inquisición de los reyes Españoles. 

Después de muchas décadas y de miles de  manifestaciones anuales de los gagas y los guloyas, es sorprendente saber que en San Pedro de Macoris  las autoridades son capaces de pretender prohibir esas actividades. Se debe dejar  sin efecto ese absurda decisión.