Hace dos meses iba solo a las 3:30 de la mañana, salí de una fiesta y decidí irme caminando porque estaba a unas 7 cuadras de casa. En mi trayecto, me topé primero con 3 hombres los cuales se veían algo alcoholizados, cruzamos miradas y seguimos nuestros caminos. Más adelante me encontré con otros 2 tipos, estos no se veían borrachos, pero se quedaron mirándome fijamente, yo bajé la mirada, adelanté el paso, metí las manos en los bolsillos, intenté ser más masculino y seguí caminando. En ambas ocasiones sentí miedo, las calles estaban desoladas y no había un alma en ellas. A pesar de eso, no me dijeron nada, no me hicieron nada e insinuaron nada. Llegué a mi calle, me apresuré a llegar a mi puerta y hasta que estuve dentro, me sentí tranquilo. Inmediatamente me sentí agradecido porque a pesar de ser una colonia segura, en la cual acostumbro a caminar a horas muy tarde de la noche, esa noche me sentí vulnerable.
Al siguiente día caí en cuenta que lo vivido en la noche anterior, no fue una cuestión fortuita, de suerte o agradecimiento. Fue una clara muestra de mis privilegios de ser hombre en una sociedad machista, misógina y profundamente violenta con los cuerpos de las mujeres. Imagen que no hubiera sido yo quien caminó un sábado casi a las 4 de la mañana en una colonia en la Ciudad de México. Imaginen que en vez de mí, hubiera sido tu hermana, tu prima, tu vecina, tu amiga, cualquier otra mujer. Lo más seguro es que no hubieran corrido con la misma “suerte (realmente privilegio)” que yo. En el mejor escenario le hubieran dicho: “masita porqué tan solita, oye chula: cómo te llamas, o mami que rica estás…etc.”, en el peor de los casos la hubieran tocado, arrastrado a un callejón oscuro, violado y posteriormente asesinado. Al otro día en los periódicos hubiera salido una nota diciendo: hayan muerta a mujer en la CDMX. Quiera estar exagerando este escenario, pero es más común de lo que imaginamos, es normal que esto suceda impunemente en una sociedad que ya ha normalizado la violencia contra las mujeres, donde es tan normal que las asesinen, que ya son victimarias y no víctimas, donde las hayan muertas y no asesinadas, porque al final ellas se lo buscaron, por andar solas en la noche.
Vivimos en una cultura que exalta la violencia, y aún más cuando es contra sujetas y cuerpos determinados como el de las mujeres. Esta cultura machista y singularmente patriarcal cosifica y trasgrede los cuerpos de las mujeres por ser mujeres, aunque suceda, al menos en un contexto como el mexicano, es muy raro escuchar que una mujer le chifle a un hombre en la calle y le diga: “papi que rico estás, que ricas nalgas tienes, si como caminas cocinas…etc.” sin embargo veo todos los días como hombres le dicen este tipo de cosas a mujeres, como hombres se sienten en la libertad de opinar, calificar y violentar la integridad física y personal de muchas mujeres. Vi hace unas semanas como un hombre deliberadamente, se acercó y esperó que una chava bajara del vagón del metro y le agarró las nalgas deliberadamente, como este caso he visto miles en la CDMX, pero no he visto ni uno en que la agresora sea una mujer.
No quiero negar que hay algún, dos, tres, unos miles, o los que sean (hombres) que han sufrido acoso sexual o violencia, muchos mueren a diario, incluso en número más que las mujeres. Pero no mueren por razones de género, como las 7 mujeres que en promedio son víctimas de feminicidio en México a manos de sus parejas o familiares, por ser mujeres. Es por esto, que tanto la violencia de género como la sexual que han vivido y que sufren las mujeres todos días, desde que se despiertan dentro de sus casas, o tomando el autobús o el metro dónde alguien esperará que esté desprevenida para manosearla o agarrarle alguna parte de su cuerpo, o cuando esté caminando a su trabajo y se tope con el tipo que le dirá su asquerosa opinión sobre su cuerpo, o cuando esté en su trabajo y tenga que soportar insinuaciones de sus colegas hombres por ser mujer, o cuando esté en la Escuela o Universidad y tenga que aguantar el acoso de sus profesores para pasar la materia… la lista es interminable, pero si de algo estoy 100% seguro es que incluso siendo un hombre abiertamente gay viviendo un país enormemente homofóbico, no he experimentado las violencias hostigadoras, acosadoras y directas que sufren las mujeres (seguro esto último se puede explicar mejor desde la interseccionalidad).
Por eso no se vale “hombres” que digamos #NiUnoMenos, #NosotrosTambién o #TodosVivimosViolencia como una forma de deslegitimar y quitar validez a las luchas de las mujeres, porque no es real. No es real porque cada 4 horas sucede un feminicidio en México, porque cada 4 horas una mujer o niña es torturada por medio de ahorcamientos, apuñalamientos, mutilación, asfixia, ahogamiento etc. No sólo las asesinan, sino las deshumanizan. No es real porque en 10 años no han sucedió 22, 482 asesinatos violentos provocados por tratos inhumanos y degradantes de hombres por ser hombres, al interior (generalmente) de sus casas. Pero si han sucedido esa misma cantidad de asesinatos de mujeres. No es real porque somos tan privilegiados que no hemos tenido la necesidad de reclamar la existencia de un del delito especial como el “feminicidio” porque a nosotros no nos matan por ser hombres, nuestro pene entre las piernas es nuestro blindaje en la actual cultura machista en la que vivimos. Según datos de Naciones Unidas al menos la mitad de los casos de mujeres que han sido víctimas de feminicidio, el agresor ha sido un familiar, a diferencia de los hombres que mueren, no son sus esposas, madres y hermanas quien los matan.
Y si no queremos ver sólo a México, veamos la situación de las mujeres en el mundo. Veamos que el 35% de las mujeres a nivel mundial ha sufrido violencia directa (física y sexual). Veamos que más 750 millones de mujeres la han obligado a casarse siendo niñas, y estas se casaron con hombres adultos y en muchos casos ancianos. No es real que fueron a hombres a quienes obligaron a casarse siendo niños, han sido a ellas. 1 de cada 10 niñas en todo el mundo ha sido violada y 200 millones de mujeres están genitalmente mutiladas. Hombres no es real que la violencia que experimentamos nosotros como hombres es equiparable a las que sufren las mujeres, y no es porque sea menos grave, es gravísimo, y estoy seguro que también tiene su explicación en un sistema patriarcal que exige un tipo de masculinidad viril hegemónica la cual se explica perfectamente por medio de la violencia general y exacerbada que palpamos a diario, en especial cuando esta violencia se dirige hacia las mujeres. Pero lo que si no es real es que la violencia de género que sufren las mujeres por ser mujeres es equiparable a las que sufrimos nosotros. Si nos violan no dirán que fue porque llevábamos un pantalón muy corto, si nos matan no dirán que fue porque andábamos solos, si nos despiden no dirán que fue porque no éramos competentes desde que empezó nuestra paternidad, si nos agarran en el metro no tendremos miedo de salir solos de la estación temiendo que suceda otra vez mientras vamos a las 10 de la noche a nuestras casas etc. Es real hombres que nosotros no experimentamos la violencia que mal viven a diario todas las mujeres de México y el Mundo. #NoEsReal