Ciertamente el que da la ayuda pone las condiciones. Este caso, desde luego, se da dependiendo de qué trata la ayuda y de qué tipo de crisis estaríamos hablando en el momento. Para mencionar un caso, el país de Venezuela está atravesando una situación política y económica sin precedentes que presagia graves problemas económicos, políticos y de humanidad. Por lo que se espera, la ayuda de la mano sana y amiga de los venezolanos y sus amigos de la región y el mundo; sin importar banderías políticas, religiosas y culturales. La ayuda debe ser para todos los que la necesitan.
Por lo tanto, el país que sea… el que quiera contribuir o la comunidad internacional (en su conjunto) que quiera participar en el ofrecimiento de las ayudas humanitarias a Venezuela deben dárselas al pueblo, no a Guaidó ni a Maduro ni a nadie en particular. No debe de mezclarse la política con la hospitalidad. Los políticos venezolanos que están en conflictos deben tener un mínimo de respeto y de vergüenza a su pueblo y los ciudadanos del mundo que de una forma u otra están contribuyendo para mitigar el ¨dolor¨ de los más necesitados. «No politizar la entrega de las ayudas humanitarias, es la actitud»
Lo ocurrido el jueves 7 de febrero, en el puente Las Tienditas, fue ¨el bochorno¨ internacional. «Desde mi corazón sentí una sensación inaudita de vergüenza ajena» mientras tanto dos camajanes se pelean y sacan provecho a la situación. Peor aún, echan a un lado lo más sensible en el pleito: el pueblo. Es decir, un espectáculo desagradable de lucha ¨libre¨: En una esquina: Nicolás Maduro dice que ¨sus adversarios políticos en Venezuela, ‘solapados’ por la administración de Donald Trump, son los responsables de que por la ‘supuesta crisis humanitaria’ seria la excusa legal para agendar una invasión a Venezuela y derrocar el gobierno de Maduro¨ [elegido en unas elecciones democrática donde de 18 partidos políticos participaron 16]¨ Y en la otra esquina el autoproclamado presidente encargado Juan Guaidó, reconocido por más de 20 países que se alinearon a la petición de «nuevas elecciones en Venezuela» declara a la prensa internacional lo siguiente: "Haciendo uso de nuestra soberanía, el ejercicio de nuestras competencias, haremos lo necesario" para que Nicolás Maduro cese de usurpar el poder… [Esto sugiere la solicitud de una intervención militar de Estados Unidos o fuerzas extranjeras]¨. (¡Tétrico!).
Finalmente podemos concluir, según el estrecho campo espinoso y complejo en el que está envuelto Venezuela, incluyendo todas sus clases sociales, de que el espíritu hospitalario y cristiano debe ser el faro que guie a sus dirigentes. Que la voz de oportunidad que debe ser escuchada sea la voz de la gratitud y comprensión.
En definitivas, no politicen las ayudas; por amor a nuestros hermanos. La situación no es para menos: esta de color de hormiga. Para cualquier venezolano (chavista u opositor) es una situación ¨touché¨ y no le conviene a nadie un derramamiento de sangre (al final solo son los ¨héroes¨ los que diezmaran sus vidas, y las familias de los diezmadores son los que perderían a sus seres amados).