Cuando quienes hacemos opinión comentamos con alguien que escribiremos acerca de algún tema ligado al narcotráfico siempre recibimos la recomendación de “cuídate”, pues las narco-novelas nos han enseñado que estas personas tienen gatillo alegre cuando se les toca. Quizás por eso no escribimos tanto.
Hay tres grandes temas que actualmente ocupan el escenario mundial: la corrupción, la migración y el narcotráfico. De cada uno hablaré por separado comenzando hoy por el último. Pero no del tema como tal, pues no soy experto, más bien quiero ilustrar algunas reflexiones partiendo de un suceso de estos días que es la muerte de un coronel en Baní.
Hace muchos años la antropóloga Tahira Vargas hizo una investigación para una institución llamada Casa abierta que se dedica al trabajo con jóvenes en situación de drogas. Los resultados fueron publicados en un documento titulado: “Jóvenes, delincuencia y droga” y se hizo en un barrio de Santo Domingo llamado Guaricanos.
La investigadora pudo conversar con jóvenes que poseen puntos de drogas y en ese grupo focal de dijeron cosas que en lo particular me resultaron escandalosas. Los jóvenes dijeron que para poner un punto de drogas lo primero que deben hacer es legalizarlo y esto se hace llamando a la DNCD y al destacamento policial más cercano. Con ellos se establece de cuánto será el peaje y la periodicidad: semanal, quincenal o mensual. Esa información debió estremecer este país pues por primera vez salía a la luz pública la complicidad existente entre estos organismos y el narcotráfico, pero no pasó nada, ni siquiera en la prensa se dijo nada.
Tiempo después ocurrió en Paya, Baní, un asesinato de siete personas ligadas al narcotráfico. En ese entonces el Senador Wilton Guerrero se atrevió a hacer unas declaraciones en donde mencionaba con nombres y apellidos los policías, militares y agentes de la DNCD que tenían vínculos con el narco y que sabían de esa situación, pero tampoco pasó nada. No se destituyó a nadie ni se canceló a nadie.
Ahora resulta que asesinaron un coronel otra vez en Baní mientras investigaban un punto de drogas. En esta ocasión el Senador Guerrero ha vuelto a mencionar nombres y apellidos de agentes involucrados con el narco y esta vez ha ido más lejos pues ha dicho que el peaje semanal que cobran es de treinta mil pesos y tampoco ha pasado nada. Lo único que se ha hecho fue suspender a dos policías que andaban con el Coronel y lo abandonaron en medio del hecho, pero más nada.
Lo otro que se ha hecho es lo de siempre: nombrar una comisión que investigue el hecho, pero nada de suspender a los agentes de la DNCD ni de la policía que son mencionados como contactos del narco pues al final todo esto se convierte solamente en un circo sin que nada más suceda. Si realmente este país se respetara hoy deberían estar suspendidos no solo los dos policías que abandonaron al coronel, sino todos los señalados en este caso hasta que se esclarezca, pero tampoco pasará nada porque aquí concita más interés la intimidad sexual de un señor que se introdujo algo por el ano, que un problema real que afecta a toda la sociedad dominicana, pero nadie dice nada.
He llamado a esta caricatura de país Sociedad de la Nada, pero a veces creo que es Sociedad de la M… y no es de miércoles. Con su permiso.