En la sociedad dominicana actualmente existen fuerzas que se están moviendo hacia puntos determinados y que evidencian una posible pasarela de deseos dentro de las filas del oficialismo, que desde nuestro humilde punto de vista, corresponden mas a esto, simples deseos de sonar que a reales posibilidades dentro de estas filas para optar por la candidatura presidencial por esa corporación política, tendente mas a la preservación de intereses particularísimos, que al interés nacional. Esto viene al caso porque ya el Peledeismo de chancletas, Vanguardia del Pueblo, de círculos de estudio y de adoctrinamiento constantes, ha pasado desde hace mucho de moda, y es obvio que se han convertido en una parte importante de la oligarquía dominicana, con intereses claramente definidos en importantes campos económicos, que a su vez tienen vasos comunicantes e indiscutibles con aspiraciones políticas y el mantenimiento de este status quo.

La adquisición de canales de televisión, emisoras de radio, en cantidades industriales, el manejo de multimillonarias sumas de dinero, la presencia constante en los medios digitales, radiales, escritos y televisados, imponen la certeza de que en el 2016 la candidatura del Peledeismo será nuevamente de Leonel, “hombre del destino” según él y sus seguidores, y único con capacidad probada de “conceptualizar” en estos 48 mil y pico de kilómetros cuadrados. La presteza con que la justicia toma decisiones en su favor, sin ni siquiera abrir un espacio a la investigación mínima de la copiosa y articulada documentación depositada por los querellantes, el poder de la turba vergonzante e insólita, de profesionales al que se presume otro destino, así lo testifica.

El juego de damas que implicó la repartición de la justicia ordinaria, electoral y constitucional entre Leonel-Miguel (basta ver quienes fueron nombrados) da cuenta de acuerdos cuyos alcances se desconocen, pero a juzgar por las decisiones, implicaban de manera obvia, el mantenimiento del último como presidente de facto de la oposición, dejando sin luces, dirección ni franquicia al ex presidente Mejía, cuyos dislates y contradicciones lo hacen poco creíble como oponente válido, aunque con carisma de sobra y que le dio el susto de su vida a toditos los come solos.

Luego de todo lo anterior, solo quedamos los dominicanos, quienes hemos tomado conciencia de la realidad, de la extracción de cada dólar, de cada onza de oro, y de cada célula de hemoglobina de nuestras venas,  de la burla constante, y del dejar hacer sin consecuencia alguna. Quedamos nosotros, ustedes y yo, quienes tenemos la fuerza de  la indignación que cada día me hace incomodarme como todo aquel a quien los impuestos, el déficit, los apagones, la delincuencia, y los políticos lo hartan y enervan hasta lo indecible.

Queda aquello que nos unió y nos une día a día, a través de un instrumento maravilloso que ya no puede ser detenido, y que nos hizo comparecer a la cita de la historia en el PARQUE INDEPENDENCIA, donde mas de quince mil personas, de manera voluntaria, sin pago de por medio, sin mas vestido ni motivo que la indignación, dijimos no, y llamamos las cosas por sus nombres como sustantivo y realidad.

Solo eso nos queda, solo el tener la conciencia y la constancia de no dejarnos engañar, y de entender que si seguimos cada uno por nuestro lado, nos tendremos que chupar al “conceptualizador viajero” y a sus conmilitones quizás ocho años más.

No olvidar pues, es la consigna.