Resulta que hay un sector de personas y organizaciones que se dicen ser “representantes de las Mipymes” que todavía están haciendo lobby para echar hacia atrás la última resolución del Comité Nacional de Salarios que aumenta el salario mínimo nacional no sectorizado, amparados en el argumento de que el nuevo salario resulta muy costoso para las empresas micro, pequeñas y medianas.

Me pregunto si esas personas se han puesto a pensar en cuál es el costo de la canasta básica comparado con el salario que intentan combatir. O más aun, me pregunto si esos “empresarios” han dedicado medio segundo a pensar cuales son las condiciones en las que viven esas personas que reciben ahora poco más de 9,000 pesos mensuales de salario. ¿Sabrán cómo viven esos empleados que les permiten generar su riqueza? ¿Alguna vez han contemplado sus hogares? ¿Han visto los rostros de sus hijos?

El salario mínimo no es una recompensa por el desempeño de los empleados, sino que se supone que es el monto mínimo que se debe pagar a una persona para vivir -para subsistir- en este caso. ¿Cuál es la calidad de vida que tiene una persona que gana 9,000 pesos? ¿Qué tipo de casa puede pagar? ¿Qué tipo de comida puede comprar? ¿Qué tipo de servicios sanitarios y de salud recibe? Si creen que esas no son preguntas que corresponde al empresario hacerse están equivocados.

Las teorías modernas de gestión de negocios hablan de que las personas que deciden emprender deben cuidar los intereses de todos sus stakeholders, los cuales abarcan a los accionistas, pero incluyen también a los colaboradores, a los proveedores, a los clientes, a la comunidad y al Estado. Atrás quedaron los tiempos en que la única responsabilidad de la empresa era crear riqueza para sus dueños, sino que ahora hay una visión integral que busca la generación de riqueza para todos los involucrados.

Durante los últimos 20 años la Republica Dominicana ha generado mucha riqueza que se ha quedado en manos de muy pocas personas. No hemos creado modelos de negocios que permitan que los sectores más bajos de la población puedan crecer también. Si su negocio no genera dinero suficiente para pagar el salario y beneficios sociales de empleados de 9,000 pesos, tal vez el problema sea su modelo de negocios, y no el salario mínimo nacional aprobado. O tal vez sencillamente su producto no es lo suficientemente bueno como para competir y su empresa debe cerrar. 

¡Ya está bueno de generar pobreza! Veámonos en el espejo de México, el país con el salario mínimo más bajo de toda América Latina, pero también el país más inseguro del continente, dominado por los carteles de drogas y los sicarios. Nosotros somos los segundos en el salario más bajo, y hemos visto como en los últimos años han crecido la delincuencia, el narcotráfico y las muertes por encargo. ¿Es en otro México en lo que queremos convertirnos? Es una pregunta que exhorto a esos lobistas a hacerse esta noche cuando pongan su cabeza en la almohada.

Debería dar vergüenza que mientras existen decenas de otros elementos que impiden la competitividad nacional, como el alto costo de la energía, los apagones, el transporte, la burocracia estatal, los impuestos; esos “representantes” decidan enfocarse en el pedazo más corto de la soga, como lo es el salario de los empleados.

Mientras tanto, yo, como microempresaria, le digo a esos sectores que ellos no me representan! Me rehúso a ser cómplice, junto al Estado, de la situación de indignidad que arropa a millones de dominicanos, me niego a ser responsable de las muertes que suceden a diario por un celular, una cadena o 500 pesos. Creo en una República Dominicana prospera, segura, institucional, y me esforzare cada día por generar riqueza para todos, ayudar a mis clientes a crear modelos de negocios que permitan generar gran valor y con ello mucha riqueza, a posicionar a nuestro país como ejemplo de productores de alta calidad y a entrar dentro de la lista de los países desarrollados del mundo.