Para las escuelas se diseñarán y aplicarán políticas de género. Eso algo tan intrigado y difícil que si uno no está de acuerdo es porque no lo entiende. Mientras que en todos los medios te dicen que eso es bueno, si escribe sobre el tema te dicen con ira del estereotipo masculino que está haciendo campaña en contra de la igualdad entre hombres y mujeres. Todos los que nos oponemos a esas políticas porque nos hemos enterado de su contenido y fines, con prácticas ostensibles en otras latitudes, somos en cierto modo tarados, que hay que explicarnos las cosas como si fuéramos niños. De tal forma, que la aplicación de la política de género empieza con nosotros.

Te lo explican y te lo vuelven a explicar y uno sigue sin saber lo qué es el género y de qué políticas se trata. En un video una experta en el catecismo secular aprendido entorno al género nos enteramos de que el género es una construcción, una construcción diferente al hecho biológico y natural de nacer hombre o mujer, que por ser en cada caso natural se descarta, ya que la mujer socialmente se hace y el hombre también.

Cuando la sexualidad de ciertos individuos no se pudo explicar por factores biológicos o fisiológicos hubo que desarrollar una teoría para hacer de sus diferencias doctrinas, que están por encima de lo que puede ser natural y normal. Desde los escritos de Robert J. Stoller todo se ha vuelto un debate en el que se redefinen los conceptos y lo sexual, que se refieren a lo anatómico y fisiológico, para contraponerlo a los factores subjetivos determinantes de la conducta, que vienen dados por los pensamientos y fantasías que relacionadas con el sexo existen al margen de lo biológico.

Así se desarrolló el concepto identidad de género y las ideas de sexo entre hombres y mujeres han quedado fuera del debate. El mismo Stoller hablaba de dos dimensiones independientes, sexo y género, con respecto a las cuales no existe una correspondencia biunívoca y su desarrollo puede tomar vías diferentes. La política género pretende educar a los jóvenes en una sola dimensión, de forma univoca, procurando que se entiendan las diferencias entre el sexo físico y el psicológico, justificando con la dimensión psicológica cualquier idea subjetiva que asuma el individuo sobre su sexualidad. Así un hombre puede ser mujer y una mujer puede ser hombre y desde esta idea se cambian las leyes y se toman las instituciones públicas y todo se organiza en función de los temas de géneros.

El joven se convierte en primer objetivo de la propaganda entorno al género y la escuela es útil a esos fines. Las cuestionadas teorías de género se convierte en dogmas y todo aquello que la contradice se denota como una religión, como una creencia popular o ciencia equivocada, lo único científico  es el género con ideas apuntaladas por filósofos, sociólogos, escritores y artistas en gran parte miembros de la llamada comunidad LGTB, Q o I, porque no saben que letra poner al final o si faltan letras, que tiene gran influencia en los medios y las universidades estadounidenses, donde se prohíbe el “monologo de la vagina” porque hay mujeres que no tienen vaginas.

Cuando se trata de jóvenes nadie habla de los denominados “questioning” aquellos a los que se le enseña a ser gay, entendiendo que el gay se construye. Como las feministas asumen la frase de Simone de Beauvoir, de que “la mujer no nace se hace”. Entre los jóvenes el principal objetivo son los que tienen problemas con sus familias lo que se cuestionan el hecho de su propia existencia y lo que viven en dimensiones familiares disfuncionales, con frustraciones, vacíos y carencias cuyas soluciones se pueden conseguir de diferentes formas, para lo que la teoría de género sólo tiene una salida, que es la adopción de una sexualidad subjetiva en la que pueden ser maricones, lesbianas o transexuales, rechazando el llamado sexo binario que es entre hombre y mujer.

Con toda la propaganda sobre el género jóvenes en entre 11 y 15 años que todo lo cuestionan y buscan experimental se les quiere hacer reconocer una práctica sexual a la cual se les procura inducir con propaganda tan subliminal como la de Calvin Klein, por ejemplo. Así en los jóvenes se construye una sexualidad, cuando escépticos sobre sí mismo buscan conseguir aceptación social desde la escuela. Como se hace en lugares de la concurrencia gay en los Estados Unidos, para adolescentes, en los que no vende alcohol porque está prohibido. El objeto es atraer jóvenes desarraigados con frustraciones y vacíos que quieran llenar, por eso se llaman Mom and Dad’s Café, la maternidad negada por las feministas como fin propio de la mujer, y renegada como instinto, es el ardid protector para atrapar adolescentes e inducirlos a la homosexualidad. De ese modo se habla de ella como una construcción social paralela a la biológica cuya aceptación en la sociedad debe ser equiparable y las instituciones públicas deben ordenarse de acuerdo con eso.

El sexo entre hombre y mujer se establece como binario y como tal se rechaza por considerarse normal, porque esta condición no existe, sino que el sexo entre hombre y mujer es habitual, pero no normal, normales son todas las practicas sexuales incluyendo la ocurre entre personas de sexos iguales y con aquellos que se creen mujeres u hombres siendo de sexo distintos. Todo es un juego de palabras o de conceptos. Todos esto sirve para acabar orden de dominio del hombre denominado patriarcal haciendo aliados a feministas radicales y LGTBQ.

El movimiento feminista no es homogéneo, pero en este país parece serlo, con su vertiente más radical, que se desarrolló desde la perspectiva de los gay y las lesbianas. En lo que se denomina la “teoría queer”, ésta hace una diferencia radical entre sexualidad y género, estableciendo que la identidad es cambiante que fluye y que la identidad homosexual no se asumió hasta que fue parte del discurso de los médicos y los siquiatras. Su objeto es enfrentar todas las identidades que se definan como autentica, incluyendo las normas hetero sexuales dominantes. Cuando se habla de esto y la política género el discurso dominante es el propio del feminismo radical que por las identidades de los autores que lo representan, Judith Butler y Michel Foucault, es consecuente con la militancia dentro de la denominada comunidad LGTBQ.

Si se habla de género en el modo que se ha estado hablando en los medios los defensores de las políticas de género, y escuchando las explicaciones para Dummies sobre el tema, nadie me hará creer que las políticas de género en la educación se van a referir al tema de la igualdad entre hombres y mujeres, cuando la teoría y el concepto de genero niega la identidad biológica. Si se habla de la política de género la función será adoctrinar en el modo que se hace en las madrasas. Para que los escolares excluyan de su mente la sexualidad biológica y se centren en la sexualidad subjetiva, que establece que es mujer u hombre todo aquel que se lo crea, aun siendo unos u otros de sexos distintos, y que cuando se habla de igualdad es entre las identidades LGTBQ, no entre los seres humanos nacidos hombres o mujeres, estos según la doctrina de género dominante por ser conceptos biológicos deben desparecer.

Ese feminismo que observa al hombre como enemigo, pretendiendo desarrollar teorías en las que sexo y género sólo se refieren a los vínculos entre hombres y mujeres, identificándola únicamente como relaciones de poder, marcadas por lo sexual, en una sociedad en la que se definen condiciones sociales distintas entre hombres y mujeres sólo por los géneros, al margen de lo económico y cualquier otro factor o su condición biológica, no es la idea que quiero asuman mis hijos ni mis hijas, y no es la que voy asumir yo, ni son las enseñanza con las que voy a pasar el examen de aquello que no quiero entender.