Con la publicación esta semana del más reciente de los cables de WikyLeaks sobre la República Dominicana, en el que hace referencia a las deficiencias de regulaciones y supervisión bancaria que viabilizaron el fraude y monumental crisis económica conocido como caso BANINTER, se ha vuelto a poner de moda hablar sobre lo que ocurrió y  lo que pudo haber ocurrido entre 2003 y 2004, así como de responsabilidades públicas.

Siempre me pareció inadmisible, fea y políticamente censurable, la postura adoptaba por el PLD primero (cuando estaba en la oposición) y por el gobierno del Dr. Leonel Fernández después, de atribuir la quiebra de BANINTER a la mala política económica del gobierno de Hipólito Mejía. Sobre ello llegué a tener serias discusiones con algunos amigos personales, porque entendí que con ello, además de lograr el propósito buscado de ganar beneficios políticos, se contribuía a echar humo que pretendía ocultar la realidad del fraude y a restar culpabilidad a los verdaderos responsables.

Pero tampoco negué la culpa del gobierno de Hipólito, pues estuve consciente de que la crisis económica fue magnificada por el tratamiento que el gobierno dio al caso, y condené la turbiedad con que fue manejado el proceso, comenzando por violar las leyes vigentes para reembolsar con dinero público a todos los acreedores de BANINTER, incluso accionistas y directivos.

Disiento firmemente. En la República Dominicana no hubo salvamente bancario. BANINTER no fue salvado, ni hubiera podido serlo, pues los costos de un robo de esa magnitud no se salvan. Estaba quebrado irremisiblemente, cualquier cosa que hiciera el gobierno. Lo que hubo aquí fue una masiva repartición de dinero público a personas físicas

El argumento de muchos políticos, e incluso economistas vinculados al gobierno de Hipólito, siempre ha sido que de no haberse hecho eso hubiera provocado una corrida bancaria, y que eso hubiera sido desastroso para la economía nacional. Desastroso fue lo que se hizo y, particularmente, un gran premio a la corrupción. Pienso que esa acción, más que un instrumento de política económica, fue el resultado del mundo de interrelaciones y complicidades que se daban entre BANINTER y el mundo de la política.

Podría argüirse que no haber pagado toda la deuda habría sido peor, y aunque nunca me he creído ese cuento, no es momento de discutir qué habría pasado si se hubiera hecho lo que no se hizo.

Mucha gente, al ver lo que sucedió con la crisis financiera de hace poco en los Estados Unidos, en que el Gobierno utilizó cuantiosos recursos públicos en salvamentos bancarios, pretende haber encontrado una justificación a lo que se hizo aquí.  Permítanme decirles que están equivocados. No se hizo igual ni parecido.

Disiento firmemente. En la República Dominicana no hubo salvamente bancario. BANINTER no fue salvado, ni hubiera podido serlo, pues los costos de un robo de esa magnitud no se salvan. Estaba quebrado irremisiblemente, cualquier cosa que hiciera el gobierno. Lo que hubo aquí fue una masiva repartición de dinero público a personas físicas.

En los EUA se entregaron temporalmente recursos públicos a instituciones bancarias para que conservaran la confianza del público, y pudieran volver a operar normalmente cuando pasara la coyuntura. Como efectivamente volvieron a funcionar, y la mayoría de ellas ya devolvieron el dinero que se les prestó.

El único caso similar a BANINTER que se descubrió en los Estados Unidos fue el de Bernard Madoff, que había logrado establecer un esquema de fraude piramidal (recibir depósitos, robarse el dinero, pagar rendimientos altos para atraer más depositantes, volver a robar y usar el resto para devolverles, con réditos, a los pocos depositantes viejos que  decidieran salirse del atractivo esquema).

El señor Madoff logró por esta vía sustraer un monto de recursos que, en valor absoluto, es mucho más que el de BANINTER, pero en comparación con la magnitud de la economía en que operaba es una insignificancia respecto al fraude dominicano.

En el caso Madoff no hubo rescate bancario. Desde que se descubrió, el Señor. Madoff fue a parar a la cárcel, sin muchas discusiones, y está purgando 150 años en ese lugar. Se da por sentado que no va a salir vivo. Pero por si acaso, ese Señor debe estarse encomendando a todos los santos para que no le llegue el día de salir en libertad, porque afuera, lo estarían esperando miles de personas muy poderosas, sus descendientes y herederos, para darle caza a su cabeza por el robo. Porque sigue debiendo el dinero.

Pero en la República Dominicana el Señor Báez Figueroa fue condenado a una leve pena, sale de la cárcel uno de estos días, y podrá caminar libremente por cualquier vía o plaza pública, porque no debe un centavo a nadie. El Gobierno lo pagó todo con cargo a nosotros, los ciudadanos y contribuyentes, que tras cubrir una parte con inflación, desempleo, caída de ingresos reales e incremento de la pobreza, pasamos a deber el resto por medio de una gran deuda cuasifiscal. En este momento el Gobierno le debe al Banco Central más de ocho mil millones de dólares, y está obligado a pagarlos porque a su vez el Banco Central los debe a otros.