Es vieja práctica de los tiranos,
Usar una parte del pueblo para
Tener sometida a la otra parte.
T. Jefferson.-
Especiales desde siempre, así hemos sido y continuamos por el mismo camino. Engañándonos entre ilusiones y bravuras histriónicas para no reconocer nuestras flaquezas. Porque en verdad, “esa alma nacional, bravía y sentimental” solo es mediática y es la razón por la cual no salimos de este estercolero al cual nos han llevado los políticos, su politiquería y las invasiones tanto con botas o con santas religiones.
Cambiar oro por espejito; más izquierdistas que los propios comunistas de raíz, pero gozando los privilegios del capitalismo y el vivir bajo el amparo de los imperios, cual quesea y cuando reclaman algo, entonces hacemos puchitos. Patriotas hasta lo indecible, pero llegan los Palmeros o los Guerrilleros y nadie dice esta boca es mía y mucho menos osan levantar siquiera la voz.
Guapos para pelear en todas las batallas del mundo, pero pendejos hasta lo indecible para defender lo nuestro ante los depredadores en que se ha convertido la clase política dominicana, contaminando todo lo que implique algún valor moral o ético, incluyendo a la ciega que llaman Justicia. Así somos, y como me vale dos por tres lo que piensen o digan los “patriotas”, si, esos mismos que se desgarran las ropas ante la menor alusión a “nuestro glorioso, valiente he histórico país”, solo les agrego, que las otras cualidades que nos adornan, cuál de las dos más valiosamente perniciosa, son la hipocresía y la cobardía.
Le lanzamos piedra hacia aquellos con los cuales podemos hacer el más elevado espectáculo mediático –no tan ridículo como el de las luces del cómico-, aunque siempre con segundas intenciones. Como esa de desviar la atención hacia temas secundarios para ocultar las verdades más importantes.
Ahora le han caído arriba al Embajador Norteamericano y puedo decir que me da lo mismo, pero, que ha dicho el Diplomático que no lo sepa el pueblo entero. Además, ha sido muy específico de que solo está defendiendo los intereses de su país –como siempre-, porque lo que aquí nos ocurra y no les afecte a ellos, le vale menos que un puñado de materia fecal, ya sea de humano o de perro.
Si fuésemos tan bravíos, porque en vez de hacer este espectáculo no le llaman la atención a los guanajos políticos y espalderos que supuestamente son nuestros embajadores y nos representan en el exterior y que solo sirven para hacer recepciones, reconocimientos, y lobismo para que políticos se luzcan recibiendo condecoraciones y otras sandeces. Por qué no exigen por igual, que los demás países cumplan con nuestros intereses, como ese de los pilotos franceses, que con todo un tratado firmado se han limpiado sus partes íntimas.
O el mamotreto de convenio de extradición con los Estados Unidos que solo beneficia sus intereses. O el abusivo, costoso y arcaico Concordato con la multimillonaria Iglesia Católica, que acapara tantos recursos del pueblo como lo hacen los propios políticos. Por qué en cada barrio que se construye hay que edificarle una iglesia; por qué hay que cederle terrenos multimillonarios para hacer sus colegios y además hay que pagarles. Por qué no se habla sobre las donaciones de terrenos que luego al paso de los años son vendidos o regalados, eso no lo sé, pero lo que sí sé, es que lo que se construye no pertenece a la iglesia… ¡No j…s!
Todo esto es un montaje, porque además tratan de denigrar al Embajador por su condición sexual, que no vendría al caso, pero ni aun los de aquí, han dicho esta boca es mía. Pero lo peor de todo, es que aparezca un intelectual bien preparado, prepotente, altanero, engreído, desfasado, descalificar de todo, con complejo de príncipe y un completo desconocedor de la humildad, y se exprese como todo un desconocedor de los más elementales principios cristianos y a los cuales se ha referido en múltiples ocasiones su jefe, el Papa Francisco. Pastor, pero, ¿de qué? ¡Si señor!