¿Empleos contra indisciplina?

La crisis mundial del trafico no puede taparse con un dedo. Reconociendo una urbanización acelerada e incontenible, en septiembre de 2015, los Jefes de Estado participando en  la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptaron la histórica Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.  Gran sorpresa, estos aprobaron reducir a la mitad las muertes y traumatismos causados por accidentes de tránsito para el 2020 como meta  de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) (3.6)

Esta ambiciosa meta contribuirá a la calidad y expectativa de vida de la población global. ¿Por qué?  Los accidentes de transito son una de las  peores causas de muerte mundialmente, y una tragedia mortal  para jóvenes entre los 15 y los 29 anos.  Estos accidentes causan 1.5 millones de muertes al año, una tragedia fatal cada  25 segundos. Mas, aceptar la meta conlleva un mensaje. Las metas (el que hacer) no se adoptan a  tontas y locas.   Se aprueban porque se pueden alcanzar,  porque esta reducción acusa medidas que efectivamente reducen  siniestros.

Y, sorprendentemente, las autoridades municipales la han tomado en serio porque el transporte individual   destruye las principales ciudades, encarece la producción, envenena el aire respirado por hijos y nietos, erosiona la  competitividad y castiga las fuentes de trabajo.  Hablando en plata, destruye las fuentes de ingreso de alcaldes y regidores.

Diagnósticos  perfilan donde las intervenciones mas efectivas y viables deberán ser privilegiadas. En 2016, uno de estos, analizando mas de mil centros urbanos,  encuentra la peor congestión del tráfico en Los Ángeles.  En esa, donde el precio por galón aún no llega a los RD$ 140 pesos, este desperdicio cuesta  a los conductores  mas de RD $115,000  en combustible y en perdida de productividad.

En total, la congestión costó a los automovilistas estadounidenses casi RD$14,000,000 millones, en 2016, informa  USA Today.  Como sabemos, Nueva York y San Francisco también tienen carreteras atascadas.   Los conductores perdieron en promedio más de ochenta horas en el trafico en los picos de ambas ciudades. 

¿Y la bella dominicanita, orgullo del Caribe?  La Organización Mundial de la Salud (OMS/WHO)  proyecta el desorganizado tráfico causa  una  perdida superior al 2%  al  GDP dominicano.  Este 2% disfraza la contracción en la demanda por la  mano de obra, aun  profesional,  y  bajos salarios  emponzoñando un medio donde los milagros del ama de casa  para alimentar y educar a su familia escapan a su amor.

¿Estarán los lideres del país conscientes que sus políticas de trafico causan  la mayor cantidad de muertos (29.3 por cada 100,000 habitantes) en las Américas, por accidentes de tráfico , principalmente entre jóvenes motociclistas (el 63 % de los decesos).   El Gobernador del Banco Central, ¿será inocente de estas muertes cuando  aprueba generosas líneas de créditos y escasas divisas para seguir inundando las vías de carros, motocicletas y “voladoras”?

Costoso vehículos, elevados costos impuestos por un  sistema de  transporte perverso (externalidades malignas)  y una  grave carga energética, limita la capacidad de exportación, y peor aun, de substituir importaciones con la producción nacional   como leche en polvo, pollos y arroz. Altos costos y baja productividad golpean al nativo para emplear, a precio de gallo muerto, al inmigrante.

Crucial tema:  el nefasto impacto de las poco entendidas externalidades perversas agravan el costo impuesto por el transporte a otros sectores y a toda la población, reduce la productividad, erosiona la competitividad, exacerba el desempleo, deprime el nivel salarial, estimula la inmigración ilegal, y empobrece a todo el país, en particular a la joya de América, Santo Domingo.

Con el bloqueo a los inmigrantes, la válvula de escape usada por los pobres, esperado a nivel mundial (por ejemplo,  en Estados Unidos, España, Italia, Inglaterra)   la pobreza se agravará, y se convertirá en detonante. Esta explosión ya mina a El Salvador, Honduras, y Guatemala, con elementos criminales sin Dios ni ley.

¿Y?  Respetados y admirados colegas dominicanos nos guían. Si tomas no bebes; si andas en moto, casco; si te parqueas donde no debes, carro remolcado (con fortísima multa); si rompes la ley del trafico (por ejemplo, manejando en contravía o bloqueando a todos para doblar donde, a lo Trujillo, te de la real gana)  la pagas.   Si construyes sin suficientes parqueos, volcando el exceso en una ciudad que no aguanta mas,  reducirás la construcción a la capacidad de los parqueos.   

La integración del sistema de transporte con el metro,  no puede demorarse mas…el desempleado y el ama de casa lo demandan—y cuando este hecha, pico y placa (¿?).  Mis colegas bien  conocen ciudades una vez desesperadas y hoy modelos de la humanidad, como Medellín, Colombia, o Curitiba, Brasil. No es la falta de disciplina, es la falta de consecuencias a la indisciplina. 

Salvemos del precipicio creado por el descontrolado transporte a la bella Santo Domingo;   si se puede redimir a la nación,  gestemos empleo productivo. Mas allá de la retórica, la acción.  Los líderes pueden guiar una campaña nacional  que drásticamente reduzca  las muertes por tráfico  en tres años.   Esta pequeña gran nación lo vale.  Con Duarte, Sánchez y Mella, p’alante.