Varias premisas partieron de la boca del rebaño cuando apareció la Pandemia en suelo dominicano; una de ellas pronosticaba el Sello de la Bestia enarbolada por corrientes evangélicas y se negaban a inocularse.
Otra hipótesis propagaba el plan de las elites mundiales poderosas para reducir la humanidad, y una tercera surgía de los sectores dominicanos con alto nivel de ignorancia.
Hubo comunicadores que promovían esas hipótesis desde sus espacios televisivos y se
entretenían con la finalidad expresa de obtener primicias, aunque todo ello fuera dañino para los planes de vacunación del Gobierno y los trabajos del Sistema Nacional de Salud.
En medio de estas falsas creencias se envalentonaron núcleos sociales impidiendo el progreso del proceso de la vacunación.
El amigo Julio Alfonsea me remitió un mensaje de un comunicador de la T.V. solicitándome mi parecer como académico, y citando al productor, que por cierto es muy dado a las especulaciones, en su espacio donde ha tenido éxitos económicos.
Le manifesté al interrogante que:
"La Ciencia es un conocimiento sistemático, riguroso, metódico, racional y sometido a una validación [ prueba y ensayo), que funciona a través de la práctica para resolver problemas contribuir con la sociedad colectiva*. Lo adverso a la explicación científica es el rumor, que se constituye como una fuerza que se sitúa en sincronía con los estratos con más bajo nivel educativo o impulsados por creencias extrañas a nuestra idiosincrasia cultural, cuya finalidad por los propagadores es conquistar sensacionalismo y desde luego adelantarse con primicias".
Con estos comentarios algunos comunicadores logran plantarse con creces en el rebaño, dado a celebrar la especulación, revigorizan sus fantasías y vanas ilusiones.
A esa forma de interpretación Gianbattista Vico, escritor italiano del siglo XVIII, lo bautiza como un Universal Fantástico en su genial texto Scienza Nuova, que analizábamos con el poeta Pedro Mir en su catedra de Estética {Filosofia del Arte).
Dije ante Julio: la provocación tuya es producto del comentario alegre del comunicador de marras, y justo a esa forma de dar falsas certezas, Federico Nietzsche, aleman, lo califica de Ciencia Gaya, un calificativo despreciativo para los que creen que algo es ciencia porque lo narrado está bien expresado o hilvanado.
¡Mentira!, lo que sucede es que los primigenios conocimientos eran mitológicos, provistos de fantasías, poéticos, metafóricos y con formato artístico, porque la humanidad no estaba poseída de la ciencia como tal, hasta que se fue abriendo terreno y pudo explicarse la realidad de mejor forma.
Todavía hoy tenemos en la postmodernidad narradores prisioneros de los mitos que bautizaron al hombre en la antigüedad lejana. Razón suficiente del porque
el autor Vico despliega toda una brillante narrativa acerca del origen en el hombre de los cimientos del saber proyectando expresiones poéticas y figuras artísticas
antes que darse la prodigiosa potencia de la reflexión o capacidad racional para comprender las leyes de la naturaleza y su obscuro entorno.
Lo interesante de todo esto es, que leyendo al español Pedro Baños, en Geopolítica de la Mente, o subtítulo El Mundo Mental, este afirma: No confundamos estar bien informados
con estar formados, pero tampoco estamos bien informados.