Opacada temporalmente por la pandemia del Covid-19 y el pandemonio de la contienda electoral, ha visto la luz pública el libro: Gazebo: Por un sueño país. Retos económicos que enfrenta la República Dominicana y las acciones para superarlos, de la autoría de Peter A. Prazmowski y Xavier Sala-i-Martin, con la colaboración de Enrique Darwin Caraballo.
En esta novel obra, cuyo propósito es contribuir a pensar holísticamente los aspectos vinculados al desarrollo de la República Dominicana, según revelan en el prólogo sus patrocinadores, el Grupo para la Productividad y Competitividad Nacional (GPCN) o “Gazebo”, los autores argumentan que los dominicanos no estamos condenados a ser pobres para siempre, ni siquiera a esperar siglos para alcanzar el bienestar de las naciones más desarrolladas del planeta. Estados con condiciones menos favorables que la República Dominicana han potenciado el bienestar de sus habitantes en el transcurso de una generación. Al mismo tiempo, los destacados economistas y educadores nos recuerdan que el bienestar no nos caerá del cielo, que debemos desplegar esfuerzos inteligentes para acelerar el proceso, aprendiendo de las mejores prácticas de otros pueblos, siempre con la vocación de encontrar el camino propio en consonancia con nuestras idiosincrasias y circunstancias particulares. Además, no olvidemos que el tiempo apremia, pues la cuarta revolución industrial (4RI), con sus tecnologías disruptivas, constituye un gran reto y una mayor oportunidad que debemos afrontar con visión y voluntad colectivas en lo inmediato.
La encomienda de los patrocinadores de la obra a los autores fue la elaboración de un diagnóstico objetivo de la realidad nacional, a partir del cual propusieran una serie de acciones, medidas y reformas encaminadas a mejorar el nivel de prosperidad y bienestar de los dominicanos. El estudio inicia estableciendo la necesidad de “construir una visión compartida de país”, imprescindible paso previo a la implementación de reformas exitosas a medio y largo plazo. Pues explican los autores que hace falta un relato convincente y verosímil que proponga la cooperación necesaria entre los distintos sectores y actores de la sociedad dominicana para que todos se desprendan de sus privilegios a cambio de mayores beneficios futuros: el sueño país. Necesitamos una visión país creíble, que aglutine a todos los sectores para trascender los cortoplacistas intereses particulares y grupales, un relato para forjar la voluntad colectiva que nos permita sistemáticamente alcanzar ese “sueño país” en un tiempo prudente.
Como primer paso los autores sugieren convocar a una gran Cumbre Nacional para el Desarrollo, que reúna a los principales líderes sociales, políticos, empresariales, educativos, académicos y sindicales, así como a representantes de organismos internacionales. De ese proceso transparente debe salir un plan maestro con objetivos bien marcados a mediano y largo plazo, así como un primer plan de acciones puntuales con responsables a ser evaluados objetivamente bajo indicadores claros de rendimiento. Se debe diseñar un modelo de gobierno para la Cumbre Nacional y sus diferentes secciones, de manera que estas no se conviertan en espacios de discusión interminables sin oportunidad de concretizar soluciones a los problemas identificados.
Sustentadas teóricamente y en base a experiencias conocidas, así como un repaso a los diagnósticos sectoriales, las recomendaciones se expresan de manera pragmática y no dogmática. Por ejemplo, el capitulo 5, titulado “Secuencia y velocidad: un proceso de tres fases”, agota en primer término un resumen del amplio debate académico sobre secuencia y ritmo óptimos al que deben implementarse las reformas estructurales sectoriales, para recomendar la implementación gradual, iniciando con la institucionalidad y la educación. También recomiendan estructurar el proceso en tres fases concatenadas que nos proponen en un sencillo flujograma. Su argumentación la consideramos bien sustentada, y además con ella no pretenden imponer su criterio, sino hacer una sugerencia como base para los trabajos de la Cumbre Nacional que debe impulsar la primera fase de las reformas estructurales.
Concluida la lucha partidaria de los comicios, el momento es oportuno para iniciar el proceso que nos propone Gazebo, empezando el requisito previo de forjar:
“…un compromiso nacional, de modo que todos los sectores contribuyan en el proceso de reforma y se pueda crear un relato genuino de nación. El punto de partida es determinar el tipo de país que quieren los dominicanos para sus hijos: un país con altos niveles de productividad y competitividad que les permita alcanzar cotas de prosperidad y competitividad con las que sus padres solo pudieron soñar”.
Es hora de aprovechar la herramienta que es Gazebo: Por un sueño país, iniciando así el proceso que contribuirá a hacer de República Dominicana una nación de oportunidades para que cada ciudadano alcance su pleno potencial de progreso y bienestar.
Nota: Para los lectores que no quieran desmenuzar las más de cuatrocientas páginas del libro incluyendo la bibliografía, recomendamos al menos leer la síntesis de unas 30 páginas que antecede al primer capítulo.