La Caridad es doblemente maldita;

Endurece al que da y ablanda

Al que recibe.

B. White.-

Destruirse, desaparecer, evaporarse o diluirse en el tiempo, eso no pasará y ni las mentes más perdidas y negativas pueden concebir algo de esa naturaleza, pero de que se puede convertir en la vergüenza latinoamericana o cuidado si peor, que cualquiera de esas tribus africanas que se convierten en algo difuso que llaman república, eso sí puede suceder.

Como país estamos ya volando peligrosamente muy bajo entre inmensas cordilleras de indelicadezas y en todos los estudios internacionales que se realizan en cuanto a institucionalidad, corrupción y trapisondas para subsistir como pueblo en base a mañas y marrullerías, en eso siempre estamos entre los primeros lugares. Indiscutiblemente, un desgraciado y vergonzoso mal ejemplo.

La juventud desconoce en la pocilga moral que habita porque solo después de adquirir experiencia con el tiempo, es que adoptan conciencia plena del significado de lo que es y debe ser una sociedad y es entonces, solo entonces, cuando se percatan de esta triste verdad, de que la mediocridad se ha adueñado del diario acontecer convirtiendo todo en algo menos que una bazofia hedionda, siendo la verdad, que esta sociedad hiede más que el propio vertedero de Duquesa. 

Nada ni nadie nos preparó para vivir lo que ahora estamos viviendo y que nadie tampoco venga con pendejadas de que esto es una actitud pesimista, muy por el contrario, es estar consciente de la situación, con la esperanza de que este humillado, saqueado y burlado pueblo, en cualquier momento busque ese momento sagrado de la redención, momento este donde se separa el trigo de la basura, donde el pueblo se deja de prosternar ante sus verdugos e insaciables políticos y estos sufren la impostergable realidad, mientras la sociedad disfruta de luz para poder edificar sobre solidos portentos sus sueños de justicia, moralidad y real democracia.

Todo se ha deformado de  manera tal, que ya es prácticamente imposible el describirlo. Han dilatado tanto el martirio abusivo que hasta ellos mismos han perdido el control sobre sus actuaciones indelicadas que viven, en una ilusión dantesca entre dramas absurdos y arengas épicas para encubrir su desdén hacia lo que crean o deseen los pendejos que por ellos votan para que los representen políticamente.

No creo que será fácil sentarse a esperar el momento en que esta sociedad reaccione ante esta verdad incuestionable. Prefiere proseguir siendo engañada y perder su tiempo en cuestiones faranduleras, dándoselas de cultos y patriotas, de sufridos y a la vez de héroes, y en ocasiones hasta fieles seguidores de bandidos revestidos de una falsa pose de predestinado.

El Sátrapa fue un pichón delante de estos que nos han mal gobernado. Supuestamente tenemos más tiempo en “democracia” que el tiempo que permaneció la tiranía pero, con la salvedad de que en esta “democracia” se ha robado más y matado más gente que todas las acciones donde se robó y mato cuando la era, era la era.

No creo que nos falte mucho para ser completamente salvajes. Nos gusta el circo y cualquier payaso o cómico de mala muerte nos hace olvidar que son simples sinvergüenzas, sin moral y mucho menos poseer un ápice de dignidad y aunque parezca raro o confuso, la gran mayoría pertenecen al mismo linaje, mientras nosotros somos ignorantes por antonomasia, porque el hambre la llevamos entre los huesos y estos inmorales lo saben muy bien, y es por eso que el clientelismo político lo  mancuernan perfectamente con las dos cualidades que más nos son comunes… ¡Pobreza e ignorancia!

Por eso, solo por eso tenemos la obligación de redimir la magna gesta de aquellos que nos hicieron Nación, que nos permitieron tener el gentilicio de poder llamarnos orgullosamente dominicanos y para hacer eso, no tenemos que tener la virtud de los elegidos ni la cultura de los predestinados, solo sacar a flote la poca dignidad que nos queda en algún lugar profundo de los sentimientos patrios, si es que nos queda. ¡Si señor!