En esta Semana Santa que acaba de terminar con el Domingo de Resurrección cuando Jesucristo resucitó y triunfó sobre la muerte, más que una celebración tradicional las Sagradas Escrituras nos invitan a imitar su ejemplo a llevar una vida con valores.
Este mensaje parecería poco interesante en el mundo de hoy, donde prima el pragmatismo y la trascendencia de la subjetividad y el hedonismo en el cual prácticamente la solidaridad es inexistente.
Los valores establecidos en la Biblia son el apoyo fundamental para que la vida en las sociedades humanas de hoy sea más llevadera. Dios nos indica que hay valores imperecederos que nos animan para ayudar a los demás, ejercer la honestidad, ser más humildes, entre otras cosas.
El ejemplo bíblico más adecuado lo encontramos en la epístola a los Filipenses, capítulo 4, versículo 8 que dice lo siguiente: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.
Es este versículo hay seis valores: verdad, honestidad, justicia, amabilidad y el buen nombre y también nos orienta a pensar en ellos. Pensar en términos bíblicos, es también reflexionar y poner por obra.
Esos valores las Sagradas Escrituras nos exhortan a ponerlos en práctica. No los enterremos (esconderlos) porque así contribuimos en nuestra vida diaria a dar un ejemplo y así contribuir con una mejor sociedad.
El ejemplo más significativo y que nos ilustra a ejercer los valores no obstante tener un mundo perdido a nuestro alrededor es el mismo Señor Jesucristo cuando Satanás pretendía infructuosamente tener una victoria con su crucifixión y la posterior sepultura. Con estos dos hechos también perseguía enterrar los valores que pregonó cuando ejerció su ministerio sobre la tierra.
No obstante, Jesucristo triunfó sobre la muerte, la traición de uno de sus discípulos y la sociedad de su tiempo que quería su muerte y destrucción definitiva y sus hechos y palabras recogidas en los evangelios.
Ejercer los valores es ir a contracorriente en las sociedades actuales mediatizadas por el consumismo y el relativismo moral, bajo la premisa mayor del subjetivismo que dice: “Hago lo que me conviene”, sin pensar en los demás.
La mayoría de los valores exhortan a la solidaridad, y ver que la vida tiene sentido solo si pensamos en hacer todo lo que está a nuestro alcance teniendo como meta el bien común.
En este Domingo de Resurrección, en el cual celebramos el día en que Jesucristo resucita después de la crucifixión y va al encuentro con sus apóstoles y luego sube hacia los cielos, reflexionemos que también resucitaron los valores y principios de su ministerio que debemos poner en práctica.