Con frecuencia me preguntan: ¿quién va a ganar en el 2020? Mi respuesta: no lo sé; ni siquiera se han elegido los candidatos. Entiendo: la gente quiere saber desde ya quién gobernará el país y comienza a desesperarse. Pero ¡calma!, son tres períodos de incertidumbre.
Estamos en el primero: ¿habrá o no modificación constitucional que permita la repostulación del presidente Danilo Medina?
Las concentraciones que se realizan en estos días buscan posicionar a Leonel Fernández y a Danilo Medina, uno habilitado para presentarse y el otro con impedimento constitucional. Por tanto, quedan varias semanas de espera para saber qué posición se impondrá, aunque cada día es más evidente que el danilismo está en reelección. Las concentraciones celebradas en los últimos domingos lo demuestran.
En su ya característico pragmatismo, el Comité Político decidirá en función de quién garantice con mayor facilidad el triunfo del PLD en el 2020. Una vez tomada esa decisión, los peledeístas se alinearán. Muy pocos querrán dejar camino real por vereda. Esta es la razón por la cual contar ahora los votos de los legisladores es tarea inútil. El centralismo, no la democracia, caracteriza la estructura de dirección y decisión del PLD, y en función de ese mandato actuarán sus legisladores que no quieran apearse del barco. ¡Hay que ver para creer!
La oposición, que cuenta con mucho menos recursos económicos y organizativos que el PLD, tiene que guardar sus municiones para las primarias y las elecciones. Su reto es pasar del 35% al 50+1 de los votos para ganar
El segundo período de incertidumbre será el de las primarias que comienzan a principios de julio y terminan en octubre. En este tiempo se escogerán todos los candidatos que competirán en las elecciones de 2020 por más de cuatro mil puestos electivos.
Este período será de mucha movilización política por la alta cantidad de precandidatos que competirán por las nominaciones. Para dar una idea, en las elecciones de 2016 participaron alrededor de veinticuatro mil candidatos; o sea que, en las primarias de los partidos este año participarán mucho más.
Aunque las primarias solo duran tres meses, el intenso activismo político de este período presenta el riesgo de cansar a la ciudadanía. Ojo: la inmensa mayoría de los votantes no participa en las primarias en ningún país.
El tercer período de incertidumbre se inicia al concluir las primarias, cuando se hayan escogido los candidatos de todos los partidos o coalición a las distintas posiciones. Ahí comienza propiamente la campaña electoral.
La nueva Ley de Partidos estaba supuesta a contener la campaña a destiempo, pero la realidad va indicando que los políticos no tienen interés de auto regularse, ni la Junta Central Electoral (JCE) tiene mecanismos efectivos para impedir que los partidos y aspirantes realicen sus actividades proselitistas. Una procuraduría especializada en asuntos electorales tampoco contará con las garras para domar a los políticos que se creen leones y tigres de la selva.
Dado que el proselitismo electoral será largo, todo un año, lo que debe regularse estrictamente son las manifestaciones en las vías públicas para no incomodar mucho a la ciudadanía.
La oposición, que cuenta con mucho menos recursos económicos y organizativos que el PLD, tiene que guardar sus municiones para las primarias y las elecciones. Su reto es pasar del 35% al 50+1 de los votos para ganar.
Este primer período de la contienda ha tenido mayor importancia por la tensión entre Leonel y Danilo sobre la candidatura presidencial, y la prohibición constitucional de repostulación del presidente. Sin este factor, hubiese sido más factible dilatar los actos de campaña hasta principios de julio, cuando se inician las primarias.
De todas maneras, no desesperéis, será un largo año cargado de proselitismo, incertidumbres y confrontaciones.
Artículo publicado en el periódico HOY