Merecemos una legislación que proteja y garantice los derechos de niños, niñas y adolescentes.  Sin embargo, asistimos con estupor a discusiones que aún ponen en duda no solo que lo merezcamos, sino que sea absolutamente necesario tanto moral como socialmente.

Durante la sesión de la Cámara de Diputados del martes 16 de julio del 2019, y después de dar seguimiento durante muchas semanas a las sesiones, se discutió por primera vez el Informe de la Comisión de Justicia que solicita la inclusión de una dispensa al Art. 142 del Código Civil y que permitiría el matrimonio a los 16 años.

En estos tiempos de agitación, no se puede pasar por alto que esta dispensa al Código Civil pone también en jaque a nuestra sociedad. Si realmente queremos demostrar que somos un país que quiere garantizar la Igualdad de Derechos y Oportunidades, donde el Estado (Art. 8 de la Constitución) tiene la función esencial de "a protección efectiva de los derechos de la persona, el respeto de su dignidad y la obtención de los medios que le permitan perfeccionarse de forma igualitaria, equitativa y progresiva, dentro de un marco de libertad individual y de justicia social…" no podemos dejar a niñas y adolescentes al margen de esta protección  y de la igualdad de Derechos y oportunidades.

El matrimonio a los 16 años y así sea bajo el consentimiento de los padres y/o un Tribunal de niños, niñas y adolescentes, como entes reguladores, limita y reduce, cuando no acaba, con las oportunidades de futuro de estas niñas y adolescentes, les hace transitar a una vida adulta a la que no pertenecen y en la que las situaciones de abuso, poder y violencia van a ser una constante, para ellas y para sus hijos e hijas. Esto no es una suposición, es una realidad, y se puede constatar en los miles de casos que organizaciones como la nuestra ven a diario, testimonios de niñas y adolescentes, y de mujeres adultas que cuentan su historia como niñas casadas a destiempo. Vidas reales, historias reales, llenas de sueños que nunca se lograron, derechos vulnerados y oportunidades que se desvanecieron.

Una dispensa de esta naturaleza no es sólo letras y frases en un Código Civil, son las letras y frases que van a permitir que se sigan escribiendo las historias de la violencia, el abuso y la exclusión de nuestras niñas y adolescentes.

Nosotros sí creemos que merecemos una legislación que proteja a nuestros niños, niñas y adolescentes, y que demuestre que podemos ser un país de Igualdad de Derechos y      Oportunidades para todos y todas.

Y para recorrer este camino se hace imperioso que nuestro Código Civil sea un Código digno que nos represente, y para ello el matrimonio solo puede ser reconocido a los 18 años sin excepciones de ningún tipo.

 

Alba Rodriguez| Save the Children República Dominicana | Directora Ejecutiva |