Sin creer en el determinismo genético ni geográfico, lamentablemente debemos concordarcon Luis Almagro:actualmente,si sabemos dónde vive un niño, si conocemos el barrioo paraje al que pertenece, podríamos predecir su trayectoria educativa. Además, podríamos pronosticar con razonable acierto las oportunidades de movilidad social que tendrá, sus oportunidades para desarrollar una vida digna, o para protagonizar la transformación de su comunidad y de su país.Esa estrecha correlación entre procedencia social y desempeño educativo refleja la insuficienciadel soporte provisto a los niños de familias de los quintiles más pobres para superar los obstáculos inherentes a su vulnerabilidad, sobre todo en la primera infancia.Tenemos que romper ese patrónhistórico con acción afirmativa, pues no hay transformación educativa, ni desarrollo humano, sin equidad e inclusión.

Actualmente no estamos garantizando una educación inclusiva, equitativa y de calidad, ni promoviendo oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos, sobre todo no para los que más necesitan ese empujón inicial en la vida.La calidad de la educación dominicana es pobre en su conjunto, pero la calidad de los aprendizajes de los hijos de las familias de los primeros quintiles es pésima. Empezando por el cumplimiento del calendario-horario escolar, las horas efectivas de docencia son muchasmás en los centros educativos que educan a los niños de los quintiles más altos, ni hablar de la asistencia de los alumnos a las escuelas. Los mejores maestros gravitan a los centros educativos que sirven a la clase media urbana. En lugar de cerrar la brecha cultural, el sistema conspira paraprofundizar la diferencia existente al momento de ingresar a la escuela, que ya suele ser muy grande por la desigualdad en la preparación de los niños en sus hogares y en sus respectivas oportunidades preescolares.

En 2014, estábamos entre los últimos países en el indicador de “Porcentaje de niños de edades entre 36-59 meses que tienen un desarrollo adecuado en el ámbito de alfabetización/numérico” con 22%; pero casi cuatro veces más niños (40%) del Q5 tienen un desarrollo adecuado que los del Q1 (11%). En Barbados, la diferencia entre los quintiles es mínima, y el 85% del Q1 tiene el desarrollo adecuado, a pesar de que es poca la diferencia en ingreso per cápita entre los dos países. Ha sido cuestión de prioridades y políticas de estado.

No estar listo para iniciar la alfabetización y lecto-escritura al ingresar a la escuela es prácticamente una condena al fracaso en la educación primaria, y el 89% de los niños de las familias más pobres empiezan su escolaridad con ese rezago.Estamos fallándole a los niños más vulnerables, los que más necesitan de una educación de calidad para poder desarrollarse plenamente, incidiendo negativamente en la eficiencia del sistema, a un alto costo para la nación.

Entonces, ¿cómo mejoramos la equidad en el sistema educativo?

La “Guía Interamericana de Estrategias de Reducción de la Desigualdad Educativa”, publicada en 2018 por la OEA con el Diálogo Interamericano, propone diez estrategias articuladas para “no dejar a nadie atrás”. El documento destaca la importancia de reducir la inequidad a edad temprana, pues, aunque es posible implementar medidas remediales más adelante en la vida del niño, mientras más tarde, éstas son más caras y menos efectivas.

Una de las estrategias de mayor impacto comprobado, y que aún no ha sido suficientemente utilizada en nuestro país, es el de las visitas domiciliarias a familias en situación de pobreza y vulnerabilidad. Este tipo de intervención consiste en dar apoyo y asesoramiento a los padres y cuidadores para que éstos adopten prácticas de crianza efectivas para el desarrollo de sus hijos. La pobreza, bajos niveles de escolaridad y otros factores de carácter social, impiden que muchos padres dominen las herramientas para la estimulación adecuada de sus hijos. Las visitas parentales son un tipo de intervención de apoyo social con el objetivo de modificar las prácticas de crianza, y así mejorar el desarrollo de los niños. Las sesiones pueden ser individuales, en grupos, o una combinación de ambos, y pueden hacerse en el hogar, un centro comunitario o de salud. Las visitas parentales han sobresalido como la estrategia mejor estudiada y una de las más populares en la región para llegar a las familias en situación de riesgo. En los programas, visitadores entrenados trabajan con las familias participantes de forma periódica para brindarle a las madres (y padres) información, apoyo y materiales que necesitan para ser efectivas en la crianza de sus hijos. Guiados por un protocolo, el visitador modela y practica comportamientos adecuados, conversa con la madre sobre el desarrollo de su hijo, y la invita a que practique estas nuevas técnicas. La focalización de la población meta e identificación de vulnerabilidad específica, la supervisión y el monitoreo-evaluación son claves del éxito de estos programas, como se ha comprobado en Jamaica y Perú. Esta estrategia (la # 1 del documento), articulada con la expansión focalizada de las estancias infantiles de excelencia y los programas de educación inicial de calidad (#2 y #3, respectivamente, de las estrategias recomendadas), es clave para incidir temprano en los aprendizajes de los niños más vulnerables y evitar que se agrave la brecha entre los estudiantes provenientes de diferentes sectores sociales. El Ministerio de Educación, a través del INAIPI, con la colaboración de UNICEF y otras instituciones,ha empezado a trabajar con esta estrategia, que debemos impulsar decididamente por su gran potencial para disminuir la inequidad.

En el otro extremo, tenemos el reto de evitar el abandono de los adolescentes antes de completar sus estudios. La estrategia remedial #9, bautizada “Programas de tutoría y acompañamiento”, se dirige a los alumnos en situación de pobreza y vulnerabilidad,que llegan con dificultad a la secundaria, habiendo acumulado desde la primaria serios déficits de aprendizaje y repetido uno o más cursos, lo que pone a estos jóvenes en riesgo de fracaso escolar y abandono temprano. Los programas de tutoría más efectivos son aquellos que forman una parte integral del plan escolar, detectan temprano a los alumnos con necesidad de tutoría y sus necesidades específicas, y utilizan pedagogías que despiertan el interés de los alumnos.En otra ocasión hemos escrito, y es preciso reiterar: “En definitiva esta es una opción pedagógica para considerar en nuestros esfuerzos por mejorar la calidad de la educación pública dominicana de manera costo- efectivo, nivelando las oportunidades de aprendizaje con apoyo a los que más la necesitan. Las tutorías no deben ser solamente para los hijos de los más ricos, pues los más vulnerables son los que más las necesitan. Y como hemos visto, a la larga sería en provecho de todos, no solo de los beneficiarios inmediatos.” Hay modelos muy buenos con comprobados resultados y costos manejables, pero, hasta la fecha, esta es una estrategia poco explorada por el sistema educativo dominicano.

Los programas de reinserción escolar (estrategia #10) han producido resultados positivos, en parte porque cada alumno que termina sus estudios representa un triunfo ante la alternativa de no obtener nunca un título.En términos económicos, los programas de reinserción escolar han resultado ser efectivos, tanto en cuanto a la relación costo-beneficio como en su eficiencia. El documento destaca la alta tasa de graduación del programa semi presencial PREPARA (Educación Secundaria para Adultos), que fue de 84.2%, según una evaluación del Banco Mundial.Cuando queremos, podemos.

El documento concluye enfatizando lo importante de enmarcar los programas y acciones focalizados dentro de una política explícita e integral de reducción de la desigualdad educativa, que debe partir de la definición de metas y objetivos, determinar planes de acción y monitoreo, establecer roles y responsabilidades de los diferentes actores intersectoriales que inciden en el proceso, y fijar presupuestos que orienten el uso de los recursos estatales de los diferentes ministerios.

Tenemos las herramientas para promover la equidad, lo que falta es la voluntad para priorizar su uso de manera estratégica a largo plazo. La equidad es clave de la calidad educativa y del desarrollo humano, y bien merece la atención y esfuerzos sostenidos de todos, no solo de las autoridades educativas.