Es popular entre los clientes o marketers, que después de alcanzar un significativo impacto porcentual del shared en un mercado, la petición de: ahora es el momento, vamos a subirle la imagen al producto para que nos compre un target socio-económicamente más alto.
Buscan ampliar el rango de ventas y seguramente con esto ganar más dinero. Pero qué pasará con el target que te compraba porque no le quedaba de otra, pues eras la mejor opción primeramente por el precio y ya después nos adaptamos a la calidad. El consumidor que consume conforme son sus posibilidades tiene este marco de referencia muy claro. Es decir la estrategia para escalar a un target de mayor nivel económico puede costar y necesitar algo más que una simple campaña de publicidad. El punto de venta, el empaque, la fórmula que ahora asegura mayor calidad, lo cual afecta directamente el precio del mismo; son algunos de los integrantes de importancia a tomar en cuenta a la hora de emprender el proyecto.
Igualmente es común que los marketers intuyan el hecho de que los consumidores que ya me compran, aunque son de nivel socio-económico menor se quedarán conmigo, ya que dicha movida es una acción “aspiracional”. Será verdaderamente tan fácil? Querrá el consumidor, en el absolutismo decisivo, ser “aspiracional”? o serán sólo algunos? Tendrá incidencia en esto el nivel de responsabilidades que tenga un consumidor? Si es madre, madre soltera, ama de casa que protege a su familia, cabeza del hogar y proveedor?
Se suele cometer el error de creer que la publicidad “buena” puede lograr cualquier cosa, perdiendo de vista la realidad. El consumidor es el dueño total de la decisión, en consecuencia, su causa es el reflejo de sus posibilidades, y sus posibilidades están en el hoy, y estás a su vez dependen de la fuente de su provisión; el trabajo de hoy, el mejor o peor negocio de hoy, la mala administración del hogar o finanzas personales y otras amenazas muy de moda en estos tiempos.
La banca por ejemplo y su oferta, se suma a la gama interactiva de propuestas de “consumo” que encuentra el primer espacio en la vanidad del individuo, pero que se estrellan de frente con las consecuencias en la gente. Los marketers quieren que la gente consuma más y eso hasta cierto modo es peligroso.
Pero dentro de la cruda realidad del ser, todavía está quien controla, y quien incluso ahora es más fuerte, capaz y ha aprendido a aprovechar autoritariamente la sobre oferta que inunda el mundo de los mercados hoy.
El efecto de la buena venta suele tener un resultado excitativo en los marketers, esto a su vez trae como consecuencia conclusiones “hulkeanas”, son tan fuertes en lo que creen como el gigante verde Hulk, y apuestan sobre resultados logrados; porque obviamente hay ofertas, hay productos y hay necesidades; el consumidor siempre comprará. Pero el mundo y sus consecuencias, el hombre y sus intenciones, la realidad y su aparición en el momento de cada quien, siempre serán los “drivers” del por qué lo compramos y por qué lo dejamos de comprar. Cuesta un poco más, no basta con sólo la cara o el cuerpo.