Nuestros políticos, la clase gobernante, y quienes lamentablemente  nos dirigen, no aprenden, y peor aún, nosotros el pueblo, no aprendemos de esta actitud paternalista, proteccionista, de regalar lo que no es suyo y de hacer de padre bueno, con dineros que usted ni ha sudado ni ha trabajado.

Leo con estupor, que este gobierno del cambio, va a regalar, como si se tratara del dinero, que tienen en Panamá y otros paraísos fiscales, nada más y nada menos que más de dos mil quinientos millones de pesos, (RD$2,500,000,000.00) a razón de RD$1,500.00 para un millón setecientos mil dominicanos, mediante el uso de tarjetas.

La pregunta que les resultaría necia, si por lo menos les importara, es que, si hace menos de un mes se hablaba de una absoluta, necesaria e impostergable reforma fiscal, como es posible, que ahora haya dinero de mis impuestos, y de cada uno de los dominicanos, de los que cada día nos sacan por la gasolina, por el agua, por los ahorros, por cada respiración, para regalar de mi dinero, a quienes merecen mejor suerte, y no que se les entreguen mendrugos para que coman tres días, y se beban uno o dos o diez potes de romo.

A lo que nada nos cuesta, fiesta. Esta actitud paternalista, reeleccionista y para nada novedosa, más digna de las funditas de Balaguer, en su versión electrónica, no constituye más que la reiteración de actitudes que son dignas de un dirigente que pretende, desde ya reelegirse utilizando el poder, y las ventajas que desde él se obtienen.

Dos mil quinientos millones de pesos, es muchísimo dinero, demasiado, para que estos vayan a parar a manos de los empresarios, y comerciantes, quienes al principio y final de la jornada, serán los receptores y beneficiarios de estos dineros, para volver, quien los recibió, tan pronto se le acaben, a maldecir sobre su miseria y la desgracia que nos toca vivir.

Esta cantidad exorbitante y extraordinaria de dinero, puede servir por ejemplo para invertir entre cincuenta y cien millones por provincia, para construir hogares escuelas, escuelas vocacionales, establecer programas para el estudio de inglés y francés, y otros oficios, a través de las escuelas y el Ministerio de Educación, para sembrar las semillas de un futuro que de seguir como vamos, no llegará nunca, porque la ignorancia y el dame lo mío, morirán con nosotros. El único problemita es que esta inversión en educación, en desarrollo, en real progreso, no compra votos, ni se ve en lo inmediato. Es realmente un cambio de paradigma, un cambio de enfoque y del abordaje de un problema que ya llegó y que los políticos, ninguno quiere resolver.

El Mi patrón, mi papa, yo se lo cuido, hoy es mi cumpleaños, ingeniero estamos aquí, no se acabará nunca, las niñas embarazadas, reproductoras del circulo de pobreza eterno, seguirán siendo abuelas a los treinta años, sin padre, sin abuelos y totalmente disfuncional.

Si se quiere desarrollo, si se quiere cambio, no podemos regalar, no puede haber un premio sin sentido, a la vagancia, a la ignorancia, y al dame lo mío, con el sudor de otros. Somos como el perro que da vueltas detrás de su rabo, en un círculo sin fin ni sentido.

Lamento muchísimo, realmente es triste, que debamos volver a lo mismo, a la impotencia que da que no pensemos, ni nos importe que nuestro país, llegue tarde su futuro.