El arte de la guerra es el arte de
Destruir a los hombres. La
Política, es el arte de engañarlos.
R. d´Alembert.-
En este país, es posible que puedan producirse dos explosiones simultáneas, aunque por igual, quizás exista la posibilidad que medie algún tiempo entre una y otra pero, de que explotarán… ¡explotarán! No existe, a mi entender, salida o solución alguna que evite estas catástrofes si es que no se toman medidas urgentes que logren desarticular los conductores que llevan la electricidad a los explosivos. Considero por mi parte, que el gran problema radica en que al parecer nadie quiere sacrificarse o al menos, desconectar las fuentes de energía, muy a pesar de que los causantes de estas desgracias, son los mismos que la conectaron con pleno conocimiento de causa.
Cada día desgranan más las instituciones con “creaciones” absurdas e inoperantes, comenzando por las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, donde ya, de manera ridícula, hasta nombres de series de televisión les ponen a esas “nuevas” unidades que solo agregan gastos, con el único beneficio quizás, de engrandecer egos para decir que han hecho algo nuevo, y que en vez de fortalecer los organismos militares y policiales, lo que logran es dispersar aún más la fuerza.
Explotará la deuda externa-interna y eterna, casi de manera inevitable, si es que se prosigue con esta actitud indolente y sumisa de los “honorables” ante el avasallante comportamiento de un Poder Ejecutivo, que solo ve en el manejo desgarrador de la cogedera de préstamos, la solución más fácil para derrochar y esclavizar a esta y las próximas generaciones por venir. A todo esto, sin poner en duda en ningún momento, la honestidad de nuestros “Honorables”, porque sabido es, que siquiera una coma o un punto le pueden cambiar a lo solicitado por el mandamás, a menos que aparezca un “Ángel” que a lo Uri Geller, en vez de doblar cucharas por simple concentración mental, les haga levantar su mano a estos predestinados y fogosos “representantes”.
Préstamos desconsiderados, mientras se niegan rotundamente a reducir los gastos superfluos y el clientelismo que se ejecuta a todos los niveles dentro del Estado, en tanto crece el mal olor de aquellos contratos que engendraron los famosos “peajes Sombras”, todo lo cual conllevará a la primera y gran explosión.
Lo raro es que tenemos hasta “honorables” con la conciencia preclara que les permite valorar, advertir las peligrosas implicaciones que conllevan estos actos irresponsables ante la proposición de préstamos y endeudamientos antojadizos, para los cuales no son capaces de decir no, de pedir explicaciones, de hacer modificaciones, de objetar tales proposiciones, sabrá Dios por cuales temores o intereses ocultos que no llegamos a comprender, máxime, si como dicen y así hacen creer en sus acostumbradas vocinglerías, que son un poder del Estado y por demás, independientes.
La valoración de estos actos a la luz de principios éticos o morales, es nulo. Sólo levantan sus manos sumisamente y después se las lavan como la gatica de María Ramos, alegando no tener responsabilidad pero, cuanto explote la deuda en general, cual que sea el momento, hasta en las altas torres se sentirán los efectos de la misma, sea por el fuego o por el humo que se eleve a las mismas pero, sin duda alguna que no saldrán ilesos.
En tanto esto pasa, todo colapsa en el país. La Frontera, a pesar de gastarse, al decir del mismo Ministro, más de diez mil millones de pesos entre las unidades creadas para la seguridad de la misma, reina un caos organizado pero no controlado, dando el parecer como si la acción política tuviera maniatada las fuerzas del orden, circunscribiéndose esto, ya sea por ambiciones insaciables o por miedo a perder un puesto, en un sumiso y vergonzoso… ¡Sí señor!
Pd: La semana entrante, hablaremos de la otra explosión, si es que antes, no nos explotan.