El uso casi seguro de fondos de pensiones para financiar las operaciones del recién creado Banco de las Exportaciones (BANDEX), bajo el mando del presidente de un partido oficialista, el PRSC, sería el primero y no único coletazo mortal al sistema de la Seguridad Social, porque con ello se hundirá todo el andamiaje de la ley que lo creó hace ya más de una década. Y es “casi seguro” porque los congresistas de los tres partidos principales que lo promueven probablemente han visto en esos fondos un manantial adicional donde abrevar, para realimentar así las fuentes casi agotadas de un sistema político clientelar que lleva aceleradamente a este país a la quiebra moral y material.
Lo primero es que no les bastará el 10% de esos fondos, equivalentes a unos 25,000 millones. Y más grave aún que ese porcentaje irá en aumento en la medida en que la voracidad del clientelismo lo haga necesario. Los clanes que dominan la práctica política nacional han visto en ellos el oxígeno que les falta para acabar de tragarse lo que aún no han podido. Se alega que la enajenación de las pensiones será rentable bajo el Bandex y eso es una bestial mentira, porque los dividendos que pudieran generar no bastarán siquiera para costear los gastos administrativos de una nómina que irá creciendo, como se prueba en el BNV, pues ese banco es y será el botín de un aliado político, mientras esté bajo el control y dominio de un partido.
Si los trabajadores y empleados de las empresas, las organizaciones de la sociedad civil y las asociaciones empresariales no nos paramos en dos patas para impedir que un nuevo ultraje a los derechos ciudadanos se materialice, entonces nos merecemos cuanto nos hacen y nos seguirán haciendo. Ni el gobierno, ni el Congreso, ni nadie que no sean los propios cotizantes, pueden disponer de esos ahorros. ¿No les basta que la SIPEN la dirija un político activo?