Las celebraciones festivas de las navidades y fin de año ofrecen espacios de alegría y compartir en familias y comunidades. Lamentablemente también son momentos de reproducción de patrones culturales que incrementan la vulnerabilidad de la niñez y adolescencia.
En el informe del Centro Operativo de Emergencia (COE) del 3 de enero de este año (2019) se reportan 811 casos de personas intoxicadas por alcohol, “de las cuales 52 resultaron ser menores entre 8 y 17 años de edad”. (HOY, 3 enero 2019).
El consumo de alcohol está legalmente prohibido para la población infantil y adolescente según el código de protección al menor (artículos 21, 22 y 23). Esta disposición no se cumple claramente en: familias, comunidades y establecimientos. Estudios cualitativos realizados en diferentes territorios del país constatan a través de la observación en tandas matutinas, vespertinas y nocturnas de lugares públicos, la presencia de niños, niñas y adolescentes consumiendo cualquier tipo de bebida alcohólica desde ron, cerveza, vino “La Fuerza” , “mamajuana” y/o clerén.
Muchas familias son permisivas y promueven el consumo del alcohol en sus hijos (sexo masculino) menores de 15 años, sostenidas en una percepción errada de que el alcohol favorece a la “virilidad” del niño-adolescente, vinculándose así alcohol con masculinidad.
Algunas de las causas de la presencia significativa del “alcohol” en población infantil y adolescente son:
- Inducción al alcohol por personas adultas y familiares en una lógica de “probar” o de simplemente darle “un traguito”
- Débil conciencia sobre los graves daños del alcohol en las condiciones de salud física, mental, psicológica de niños, niñas y adolescentes
- Presencia de pautas culturales que establecen vínculo estrecho entre consumo de alcohol y diversión
En el ámbito familiar y vecinal existe preocupación por el consumo de marihuana, crack y cocaína, pero esto no ocurre con el alcohol. No se reconoce las graves consecuencias del alcohol en la salud y que este es también una droga, pero legal.
Los estudios realizados sobre el consumo de drogas ilícitas demuestran que inicia con las “licitas” como las bebidas alcohólicas y el cigarrillo. Las bebidas alcohólicas no solo inician, siguen formando parte de la diversidad de mezclas de sustancias adictivas (alcohol-marihuana-tabaco-crack) que generan graves daños a la salud y a la vida de nuestra niñez y adolescencia.
Las familias y las comunidades necesitan ser orientadas por los organismos de protección a la niñez sobre las consecuencias del consumo del alcohol a temprana edad, y priorizar la generación de cambios en las lógicas culturales que refuerzan este consumo. Los operativos de prevención de riesgos-emergencia deben integrar el componente de protección a la niñez y adolescencia en todos los ámbitos.
Este articulo fue publicado originalmente en el periódico HOY