A primera vista Nigeria y República Dominicana parecen no tener nada en común, el tamaño de las economías, la geografía y la historia nos distancian, sin embargo algunas “prácticas” y “calificaciones” nos acercan. Cuando observamos –por ejemplo- el combate a “las cinco guerras de la globalización”[1], en alusión al mercado ilícito de “armas, drogas, seres humanos, propiedad intelectual y dinero”, ambos países las perdemos.
En materia de drogas se han convertido en importantes consumidores, cuando antes sólo eran puntos de “trasbordo”. “Además, sus fronteras son difíciles de patrullar y sus funcionarios, fáciles de corromper” (p. 49).
En el país, agregamos, la política criminal va dirigida al “microtráfico” y a penalizar el consumo como norte, con el resultado de un “aumento de las estadísticas” y de la población carcelaria, sin tocar el “meollo” del negocio.
También en relación a la (in) seguridad tenemos similitudes: nadie esta “seguro”, lo cual va unido “al fracaso de algunos estados y la inestabilidad de otros que, aunque no hayan fracasado, resultan cada vez más ingobernables” (p. 85). Aquí, hasta el que no tiene “hecha” anda “mosca” o “chivo” en la calle, -como dice el pueblo-.
En torno a la propiedad intelectual, citando un caso, sólo hay que ir al “mercado de las pulgas” un domingo para darse cuenta que, amparado en un problema social, funciona allí una especie de “mercado libre o abierto”, donde es posible encontrar una copia de “casi” cualquier cosa que se desee. En Nigeria, por ejemplo, un estudio de febrero de 2004 “realizado en las farmacias de la ciudad nigeriana de Lagos reveló un 80 por ciento de falsificaciones” de medicinas en éstas. (p. 148)
De igual forma, tenemos semejanzas en el tráfico de personas y la prostitución. En Nigeria la crisis económica obliga a las mujeres a ir a Italia a prostituirse “no con el mero consentimiento de sus familias, sino con su más entusiasta respaldo” (p. 127). En el país no conocemos la primera sentencia sobre “Tráfico de personas”, evidentemente hay mucho poder implicado en el tema. Y, en materia de prostitución, en varios países de Europa y de las Antillas Menores es común ver dominicanas en esta actividad.
Asimismo, en materia de “blanqueo de dinero”, en Nigeria se puede sin mucha restricción hasta comprar un banco; en el país, buena parte del boom de la construcción, que hacen ver al “polígono central” como un nueva york chiquito –desde un helicóptero- se debe a esta práctica, con aparentes cómplices a todos los niveles.
Pero además, ambos países comparten un legítimo interés por la “Especulación Financiera y la volatilidad de los precios de los alimentos y productos básicos” y estuvieron presentes en la ONU, donde se realizó un debate “de alto nivel” sobre el tema el miércoles 11 de abril del presente año. República Dominicana, representada por el Presidente Fernández, promotor de la discusión, y Nigeria por el ministro de Finanzas, Ngozi Okongo-Iweala. Hubo muchas “conceptualizaciones” sobre “mercados de futuro” con un alto nivel discursivo, mientras muchos ciudadanos de estos dos países se mueren de hambre (casi literalmente hablando), y sus administraciones compiten por adueñarse del título de “país más corrupto del mundo”.
Efectivamente, el “Índice de percepción de la Corrupción 2011 de Transparencia Internacional” sitúa al país en el número 129 y a Nigeria en el 143 de 180 puestos posibles, siendo el peor el último lugar.
No se cual caso importante de corrupción administrativa tenga Nigeria actualmente, pero deben “apretarse los pantalones” pues en el país, con lo que estamos viendo – ya de dimensiones internacionales-, tenemos el empujón necesario para “llevarnos de encuentro” a Nigeria para este año 2012 y de paso, tal vez y sin la ayuda de Dios, llegar al puesto 180 en la lista.
Esperemos.
[1] Conferencia de Moisés Naím en 2002 en la Sociedad Estadounidense de Derecho Internacional que sirvió de base a su libro “Ilícito” (México, D. F., marzo 2007, 421 pp.), todas las referencias a páginas usadas en este artículo se refieren a este libro.