En los últimos días hemos estado escuchando de malos augurios y pronósticos del tiempo. Por un lado se habla de vientos, huracanes y tornados, mientras por el otro se habla de oleajes e incluso tsunami. Hablan de obstáculos por los que los vientos no podrán afectar al país; también hablan de un gran obstáculo por el que tampoco llegaría el tsunami. Sin embargo, si dejamos de lado la meteorología y las parábolas, el PLD tiene tres posibles escenarios:
Por un lado tenemos a un Danilo Medina con impedimentos constitucional, de su palabra y de sus principios, al que por esas mismas razones la oposición no le ha criticado casi ninguna de sus iniciativas y sus acciones, pero que si por el contrario intenta reelegirse, además de encontrar un entorno complicado con un PRD que firmó y patrocinó la no reelección consecutiva en el acuerdo de las corbatas azules, encuentra además a un PRM al que no le conviene enfrentar a Danilo; por lo que estos podrían ser obstáculos infranqueables para el cambio de la constitución, sin mencionar la oposición a lo interno del propio PLD; además de que las críticas en su contra y en contra de algunas de sus acciones se harían presente.
Por otro lado tenemos a un Leonel Fernández con su ya bien debatida tasa de rechazo, que con toda seguridad levanta pasiones a favor y en contra, por lo que se ven, se crean y se activan movimientos de apoyo, pero también comienzan a sacarle trapitos como algunas compras hechas en su periodo de gobierno y algunos expedientes a sus más cercanos colaboradores, incluso algo inusual, manifestaciones ciudadanas en su contra en ciudades de los Estados Unidos.
Por ultimo tienen una tercera opción, un Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que es mucho más que Danilo Medina y Leonel Fernández, un partido político fundado por el Profesor Juan Bosch y cimentado en los más altos principios, que fue capaz de trascender después de la muerte de su fundador y líder, y que ha comenzado a dar claras muestras de su capacidad de ser una fábrica de presidentes, contando hasta ahora con el pasado y el actual presidente del país, pero que además cuenta con una extraordinaria cantera de hombres y mujeres con la capacidad y la experiencia de dirigir y administrar con éxito la presidencia de la república.
El PLD tiene la oportunidad de llegar a ser más que un partido político, más que un hombre, más que un pensamiento, podría ser un proyecto de nación, que sólo podría castrarse con luchas intestinas provocadas por el egoísmo de algunos de sus miembros.
Definitivamente el PLD tiene abierta la oportunidad de hacer presidente a otro de sus militantes (“la fábrica de presidentes”), para así permanecer en el poder sin tener que rebasar más obstáculos que los estrictamente sean necesarios, mostrándole una vez más al pueblo dominicano en qué consiste la continuidad del estado (“seguir lo que está bien”), en qué consiste ejecutar el cambio (“corregir lo que está mal”) sin cambiar de partido, para que cada uno de sus potenciales y talentosos presidentes puedan gobernar con sus propias iniciativas (“hacer lo que nunca se ha hecho”), en beneficio de todos los dominicanos.
Sin duda, en el PLD hay hombres y mujeres que como Francisco Javier García, Temístocles Montas, Reinaldo Pared y Radhamés Segura, unos más que otros, todos de muchas luces, con una buena trayectoria de servicio a su partido y a su patria, que con una baja tasa de rechazo son capaces de asumir la candidatura presidencial del partido y de conducirla al éxito en las venideras elecciones del 2016.
En otras palabras, en el País y en especial en el PLD hay con quienes sacudir la mata, hacer temblar la tierra o incluso provocar un Terremoto capaz de cambiar el rumbo del país, sin abandonar los logros de otros gobiernos y así mejorar las oportunidades de los ciudadanos.