El alma libre es rara, pero la

identificas fácilmente

cuando la ves.

C. Bukowski.-

Estoy consciente de que pido o aspiro a mucho, pero es que nada cambia cuando ha encontrado su posición de confort o estabilidad, a menos que aparezca una fuerza que presione hacia un cambio o una caída. Estamos viendo como el hombre, después de infinidad de años empecinado en abusar de la Naturaleza, sin piedad alguna, en donde no han valido los convenios ni intentos dispersos y buenas voluntades de algunas minorías, para que los poderosos, incrédulos y hasta los propios pobres padres de familia dejaran  esa mala práctica contra la preservación de la Naturaleza; para que dejaran vivir los ríos,  la foresta y para que esto ocurriera, tuvo que venir el averno, el ataque despiadado del coronavirus para hacer comprender hasta a los más tercos, sustentadores de dinero y poder, que había que tomar otro camino, tal y como ha sucedido.

Por eso se dice que aquel que tenga ojos para ver que vea y el que tenga oídos para escuchar que escuche, porque la Naturaleza se está manifestando, ha vuelto a renacer. Los animales y aves han vuelto aparecer en lugares que nunca, -más de una generación-, los habían visto; en esta semana observé lo que me pareció un ave carroñera parecida a un buitre, que en mi vida había visto; en los campos, la atmosfera y hasta la propia sensibilidad humana, -perdida de alguna manera-, ha vuelto hacerse presente.

Todo esto hecho a la fuerza, pero no obstante y por desgracia, ante esta calamidad y a la vez vuelta a la vida -cual una paradoja cualquiera-, la política se ha vuelto más cruel e inhumana; han jugado con la desgracia de este pueblo y regocijado en su maldad, revolcándose cual si fuesen burros sabaneros, en la miseria de los más desposeídos, para hacerse más millonarios y convertirse en toda una pandilla de truhanes despiadados, inventores de nuevas técnicas operacionales y de la oratoria engañosa dirigida a la explotación del Poder por el Poder mismo. Me parece que la peor enfermedad que existe, para producir ceguera e indolencia en el comportamiento, lleva por nombre: El Poder, el que dude sobre esta aseveración, que ponga atención al cómo deambulan por este sufrido país, muchos de nuestros políticos, claro, que primero van aquellos que hoy ostentan el poder.

Es fácil observar como en los últimos años, hemos asistido a la presentación de la gama más absurda de funcionarios irresolubles, algunos especialistas solo en “consensuar” y firmar pactos de cooperación mutua que se limitan simples actos burocráticos-retóricos y llenos de vanas teorías sin que lleguen a conclusión alguna. Dentro de este renglón sobresalen –sin duda alguna-, la gran mayoría de ex-compañeritos ideológicos, pertenecientes al famoso comité político, inexpugnable y blindado, con la siempre honrosa excepción de muy pocos. Y digo ex, porque de aquello que sustentaron por tantos años, una vez llegaron al Poder, fue lanzado por la borda y hasta el nombre de su Líder, solo lo han utilizado como pantalla para explotar sus ambiciones personales. Estos ex- compañeritos son los mismos donde ninguno se atreve a darle la espalda al otro, por temor a la puñalada trapera, como traidores al fin, tal y como lo han demostrado y escrito está y que perdurará en la historia. Pero también son los mismos que antes caminaban en grupo y que hoy caminan en línea y no en fila, vaya a ser que quien está detrás le pise la cola, aunque la tenga más larga.

Estos esperpentos han tratado a trocha y moche de crear un imperio exclusivo, donde no han valido reglas ni miramientos, de tal manera, que han impuesto tanta presión para obtener su deseo, que simplemente han malogrado los resultados. Y como todos los sistemas tienden a morirse con el tiempo, al parecer, ya su tiempo de extinguirse se ve asomar. ¡Sí señor!